El exjefe del Ejército nombrado por Cristina Fernández declaró ante el juez Rafecas por presunto enriquecimiento ilícito. A la salida habló nervioso con la prensa y negó las acusaciones en su contra.
Rosa D’Alesio @rosaquiara
Miércoles 26 de octubre de 2016
Ayer a la tarde, frente a la prensa y muy nervioso, César Milani sostuvo que la causa por la cual se lo investiga por enriquecimiento ilícito, a cargo del juez federal Daniel Rafecas, es “producto de una operación política y mediática que realizó el amigo de Videla juntamente con un grupo concentrado del poder”. El amigo de Videla es, como agregó segundos después, Héctor Magnetto.
A Milani, además de estar investigado en causas de lesa humanidad, se lo imputa porque no puede justificar su patrimonio extraordinario. Entre otras cosas una residencia de 1.150 metros cuadrados en la calle O’Higgins, en el barrio La Horqueta de San Isidro. Según Milani, esta causa, como las otras, son una operación política desatada desde distintos sectores.
Esta vez apuntó contra el CEO del multimedio Clarín, Héctor Magnetto, a quien vinculó con el represor Rafael Videla. Milani agregó que sobre los desaparecidos habría que preguntarle a Magnetto y no a él, que era un subteniente cuando redactó un acta de deserción que ni siquiera, dijo, sabe si la redactó.
Milani se refiere a una de las causas donde se lo investiga por la desaparición del exsoldado riojano, Alberto Ledo, desparecido mientras cumplía con el servicio militar en la provincia de Tucumán, donde realizaba tareas como asistente de Milani.
En la improvisada conferencia de prensa, en las puertas de Comodoro Py, Milani continuó explicando por qué “sufre” una persecución política, por lo cual se le abren causas judiciales. De forma retórica se preguntó “por qué antes de ser jefe del Ejército no se me imputó de nada”, y se respondió que el motivo se debe a que desde ese momento él apoyó el proyecto “nacional y popular”. “Acá muchos actuaron en mi contra porque yo vine a hablar de un proyecto nacional en el que sigo creyendo y porque puse al Ejército en pie”, expresó.
Le preguntaron por qué, si eso es como él dice, cree que el CELS se opuso a su ascenso. Milani respondió, nervioso: “Nunca maté, nunca secuestré, nunca torturé, tengo clara mi conciencia, el CELS se equivocó”. Tiempo atrás Milani había dicho que es Verbitsky quien “debe explicar su paso por la dictadura militar”.
Sin embargo hasta ahora Milani se negó una y otra vez a presentarse a los llamados a indagatoria, tanto en el caso del conscripto desaparecido Alberto Ledo, que se sigue en los juzgados de Tucumán, como en los casos de desaparición y torturas de Ramón Olivera y su padre, que se está investigando en La Rioja.
Nuevo llamado a indagatoria en el caso Ledo
El fiscal federal Antonio Gustavo Gómez, que investiga la desaparición del soldado Ledo, pidió el llamado a indagatoria de César Milani. La causa en la que se lo investiga es por el encubrimiento de la desaparición del conscripto en junio de 1976 en el marco del Operativo Independencia.
Para el fiscal los motivos por los que se había suspendido el anterior llamado a indagatoria está resuelto y recordó que el juez federal Daniel Bejas había postergado la declaración de Milani hasta la resolución de dos recursos de apelación que presentó la defensa del exjefe del Ejército. El miércoles de la semana pasada, la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal rechazó la apelación de la defensa de Milani.
En esta causa por delitos de lesa humanidad Milani también está imputado por falsedad ideológica, ya que se lo acusa de haber confeccionado y firmado el legajo que abrió el Ejército sobre la supuesta deserción de Ledo. Esta misma metodología se repitió en múltiples casos en que los soldados eran detenidos-desparecidos cuando cumplían el servicio militar obligatorio. Se los hacía pasar por desertores cuando en verdad habían sido perseguidos hasta desparecerlos. Ledo fue secuestrado cuando cumplía el servicio militar en el Batallón 141 de La Rioja pero se encontraba prestando servicio en la localidad tucumana de Monteros, en una actividad del Ejército.
Esteban Sanguinetti, otro oficial del Batallón de Ingenieros 141 de La Rioja, quien tenía a su cargo al soldado desaparecido, fue procesado y condenado por Bejas como partícipe de la privación ilegal de la libertad y la desaparición de Ledo.
Entre los múltiples recursos que presentó la defensa de Milani, para evitar que el exjefe del Ejército se presente a declarar, pidió la recusación del juez que entiende en la causa y además solicitó apartar de la investigación al fiscal Carlos Brito, quien hoy es remplazado por el fiscal Gómez.
Varios casos más
El nerviosismo de Milani de ayer expresa lo que pretende ocultar. Hay pruebas firmes, y por lo menos siete testigos, que dan cuenta de que Milani estuvo presente cuando muchas personas eran detenidas-desaparecidas. Este es el caso de Verónica Matta, detenida junto a su hermana de su domicilio en La Rioja y posteriormente trasladas a la cárcel de Villa Devoto. Verónica recuerda que cuando vio la foto de Milani al ser ascendido a jefe del Ejército, inmediatamente recordó que se trataba del mismo que la detuvo.
Oscar Schaller y su padre, Plutarco, también denunciaron que Milani se encontraba en los lugares donde ellos estaban detenidos. Oscar fue trasladado por el entonces teniente al juzgado donde le tomaron declaración, pero le impidieron que denunciara las torturas que había sufrido. Después, el propio Milani lo llevó de regreso al lugar donde estaba detenido ilegalmente. Por su parte Plutarco Schaller, quien estaba detenido y hospitalizado por las torturas que recibió, se lo encontró a Milani en su habitación simulando una situación donde supuestamente Plutarco intentaba “fugarse”. El plan les fracasó y Plutarco siguió detenido muchos años en el sur del país. Antes, los militares, le habían robado el diario El Independiente.
Ramón Olivera y su padre también conocieron a Milani mientras estaban detenidos. El padre de Olivera fue llevado de su casa por el Ejército, entre ellos estaba Milani. Las fuertes heridas recibidas por la tortura, terminaron pronto con su vida. Ramón Olivera fue secuestrado de su lugar de trabajo. En el lugar donde estaba detenido-desaparecido, vio a Milani, quién trasladaba a los detenidos, el propio Ramón fue traslado por Milani. Olivera fue el primero en denunciar a Milani por esto, en el Nunca Más riojano. La causa penal la abrió muchos años después, cuando Milani fue ascendido.
Ni Matta, ni Schaller, ni Olivera son parte de una conspiración política. Son víctimas de la dictadura, sobrevivientes. Lo único que buscan es juicio y castigo a los culpables, al igual que la familia Ledo. La madre de Alberto, Madre de La Rioja, junto a su hija Graciela, nunca dejaron de luchar por justicia, no solo por Alberto, sino por todos los detenidos-desaparecidos.
La lucha por juicio y castigo a todos los culpables, sigue más vigente que nunca. Y la exigencia a que abran todos los archivos de la dictadura, también.
Rosa D’Alesio
Militante del PTS, columnista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario; se especializa en temas de narcotráfico y Fuerzas Armadas.