Luego de la cumbre del G20, Milei recibió este miércoles a la premiere italiana, una de las principales figuras de la derecha europea. La visita se da luego de la realizada por Macron el domingo, previo al G20. Destacaron la defensa de la gran propiedad privada y se ufanaron del ajuste en Argentina y de las políticas antiinmigración en Italia.
Miércoles 20 de noviembre 21:47
Foto: Página 12
Por la mañana de este miércoles, Meloni llegó a casa Rosada donde recibió la habitual bienvenida protocolar. Fue recibida por Karina Milei, y posteriormente por el libertario. Se tomaron algunas fotos y mantuvieron una reunión en el despacho presidencial.
En una conferencia de prensa posterior y conjunta, destacaron algunas de las ideas centrales de la ultraderecha, como la defensa de la gran propiedad privada a rajatabla, la inmigración, la seguridad y en el caso de Milei también se refirió a sus políticas contra la emisión monetaria.
Frente a los micrófonos Milei sostuvo que: “Los dos fuimos elegidos para conducir los destinos de nuestros países por abordar con coraje y sin tapujos lo que podríamos llamar los problemas centrales de nuestras naciones", y continuó: “En mi caso, terminar con la emisión rampante y la miseria profunda que dejaron décadas de colectivismo. En el caso de la primer ministro Meloni, dar una respuesta a la inmigración descontrolada y las consecuencias en la seguridad ciudadana”.
Sin embargo Milei lejos de estar resolviendo los problemas centrales de su país, llevó a la economía a una profunda recesión, aumentando los niveles de desempleo, informalidad, pobreza e indigencia, que había dejado el Gobierno del Frente de Todos.
Por su parte Meloni ha puesto el foco de su Gobierno en aumentar la represión por parte del Estado, como las detenciones de figuras políticas como Leo Bertulazzi, realizada con la colaboración de Milei en Argentina, violando derechos fundamentales como el de refugiado político.
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Otro de los ejes centrales de la primera ministra fue su política anti inmigratoria, endureciendo las fronteras, fomentando la xenofobia y el nacionalismo extremo, violando los derechos humanos de quienes salen a buscar otras tierras para poder sobrevivir a las duras situaciones en sus países.
Vale mencionar que Meloni a los 15 años se unió al "Frente de la Juventud" del partido Movimiento Social Italiano (MSI), fundado por los últimos fascistas. Más tarde, dirigió la asociación estudiantil del sucesor de eses partido, la Alianza Nacional. Tras un acelerado ascenso como figura, en 2012 fundó el partido Hermanos de Italia, desde allí se lanzaban declaraciones extremas, se reivindicaba al fascismo italiano y se utilizaba el "saludo romano", similar al "saludo nazi". Con el paso de los años, esos contornos más extremo serían pulidos con el fin de ubicarse como "centro-derecha" dentro del sistema político italiano.
Tanto Meloni como Javier Mileil buscan forjar alianzas con el resto de los líderes de extrema derecha a nivel internacional, como Santiago Abascal en España y Jair Bolsonaro en Brasil, o el propio Donald Trump, recientemente electo en EE.UU. Esas alianzas buscan consolidar un bloque ultraconservador desde donde promover fuertes políticas de ajuste económico, beneficios al gran empresariado y los multimillonarios, y dar lo que llaman una "batalla cultural", promoviendo discursos de odio, racismo, xenofobia, clasismo y teorías conspirativas, junto al uso sistemático de fake news en las redes sociales.
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A diferencia de su afinidad ideológica con Meloni, una de sus últimas reuniones bilaterales no se destacó precisamente por la coherencia del libertario. La reunión con el presidente de China Xi Jinping durante el foro global en Rio de Janeiro, mostró que las dificultades económicas del Gobierno de Milei y del plan de Caputo fueron parecen ser más fuertes que sus posiciones ideológicas. Así, el presidente de China pasó de "comunista asesino" a un "socio comercial interesante". Mientras que el Gobierno necesita de las divisas que puedan entrar por esa vía, China está interesado en seguir avanzando comercial y económicamente en la región latinoamericana, en el marco de su disputa global con EE. UU.
Ese pragmatismo por parte de Milei se vio también en la propia reunión del G20, en lo que fue la adhesión formal de Argentina al documento final de la Cumbre, a pesar de las disidencias que luego asentó en comunicados propios oficiales.
Redacción
Redacción central La Izquierda Diario