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Red Internacional
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Francia. Miles de personas festejaron la muerte del ultraderechista Le Pen

Mientras miles de personas se reunían en toda Francia para celebrar la muerte de Jean-Marie Le Pen, varias figuras de la derecha, entre ellas el ministro del Interior, Bruno Retailleau, se apresuraron a defender al patriarca de la xenofobia en Francia.

Miércoles 8 de enero 11:39

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La noticia de la muerte de Jean-Marie Le Pen a primera hora de la tarde del martes alegró a amplios sectores de las clases populares. Las redes sociales se llenaron de expresiones de júbilo que se extendieron mucho más allá de las fronteras de Internet. Rápidamente se multiplicaron los llamamientos a concentrarse, especialmente en la plaza de la República de París, así como en muchas otras ciudades de Francia, como Rennes, Marsella, Nantes y Lyon. En respuesta a la convocatoria, varios miles de personas se reunieron en un ambiente festivo.

Fiel a su estrategia reaccionaria, el Ministro del Interior, Bruno Retailleau, se apresuró a condenar el acto, explicando que “nada, absolutamente nada, justifica bailar sobre un cadáver. La muerte de un hombre, incluso de un adversario político, sólo debería inspirar moderación y dignidad. Estas escenas de júbilo son sencillamente vergonzosas”. Esta retórica tuvo eco en varios medios de comunicación, entre ellos la columnista de extrema derecha Eugénie Bastié y los presentadores e invitados del telediario de las 8 de la BFMTV (cadena de televisión privada francesa, especializada en la emisión de información en continuo), que denunciaron “el odio de la izquierda francesa”.

Estas reacciones se hicieron eco de los diversos mensajes de condolencia en homenaje a Jean-Marie Le Pen, que recibieron el pésame de los distintos políticos del “arco republicano” y fueron difundidos por las pantallas de televisión durante toda la tarde. El primer ministro François Bayrou elogió al “luchador que fue”, “más allá de las polémicas” (una forma muy personal de referirse al antisemitismo, la negación del Holocausto y el racismo de Le Pen), mientras que Macron expresó “sus condolencias a su familia y seres queridos”, explicando que este destacado antisemita y racista había “sido juzgado ahora por la historia”.

Esta gente, que se pasó el último año y medio llamando antisemita a todos los partidarios de Palestina, ahora quiere celebrar y defender la memoria de un negacionista del Holocausto y un nostálgico partidario de la colonización. Peor aún, desde la prensa de centro de Plantu hasta la extrema derecha zemurista de Goldnadel, no dudan en comparar a Le Pen con Mélenchon o incluso en considerar que Le Pen sólo era un “posible” antisemita. Una demostración más del carácter despreciable de su instrumentalización de la lucha contra el antisemitismo con fines represivos y de apoyo al genocidio en curso en Palestina.

Para todos estos burgueses, Le Pen era un adversario político como cualquier otro, tanto más en un momento en que todos aspiran a emular y cortejar a su hija. Mejor aún, él también era un poco como ellos, un ricachón (fue eurodiputado durante más de treinta años) animado congénitamente por el odio a los extranjeros y al comunismo. Para los jóvenes, para los oprimidos, es un torturador racista y antisemita que ocupará su lugar, aunque demasiado tarde, pero, de todos modos, en el basurero de la historia. Razones de sobra para abrir el champán.

Esta nota fue publicada originalmente en Revolution Permanente, parte de la Red Internacional de La Izquierda Diario.