Mientras el gobierno pasa la ley del Estatuto juvenil, que arrebata derechos básicos e históricos de los trabajadores, también prepara junto a empresarios a los mismos jóvenes, con aptitudes acordes a las necesidades que empieza a marcar la cuarta revolución industrial.
Lunes 27 de agosto de 2018
Según datos del Ministerio de Educación, el 41% de la matrícula de tercero y cuarto medio del país corresponde a Educación Técnico Profesional, (más de 160 mil jóvenes). Sumado a esto, en enseñanza superior, Chile cuenta con 151 instituciones vigentes de las cuales 47 corresponden a CFT y 43 a IP, estos establecimientos abarcan el 43,4% del total de matriculados. Cifras que no son suficientes según estimaciones de la Sofofa, ya que en el país existe un déficit que fluctúa entre los 600.000 y los 700.000 técnicos.
El Ministerio de Educación, junto a la Corfo y la Fundación Chile, elaboraron un documento con el objetivo de contribuir al desarrollo de trayectorias formativo-laborales acorde a las expectativas y capacidades de los jóvenes y la alta demanda de la industria por trabajo especializado, esto en el marco de la cuarta revolución industrial, que llevaría a la educación técnico profesional a potenciar nuevas capacidades en los futuros egresados.
Según el documento, la industria actual requiere de técnicos capacitados para desarrollar prácticas aplicando el conocimiento y la información para resolver problemas e interactuar con otros en determinados contextos. Es decir, un técnico profesional debe tener habilidades formativas especializadas y blandas que los ayuden a conducir de la mejor manera los nuevos desafíos y problemáticas.
Pero mientras el Ministerio elabora este documento, con la Corfo y Fundación Chile, para asegurar la mano de obra calificada, también se asegura que estos jóvenes trabajadores que se capacitan, signifiquen el menor gasto posibles para los empresarios, introduciendo medidas y ataques como la Ley del Estatuto Juvenil, que entre sus principales preceptos se establece un empleo sin fuero sindical, eliminación del descanso dominical, exclusión de indemnización por años de servicio, los plazos fijos ya no pasarían a plazo indefinido después de la segunda renovación de contrato, el no pago de horas extras ni licencias médicas, un solo permiso de ausencia para rendir pruebas y la inexistencia de fuero maternal.
Así es como la “nueva forma de gobernar” de la derecha deja claro que “los tiempos mejores” son a la medida de los empresarios y contra los intereses de los trabajadores y la gran mayoría del pueblo Chileno, donde en este gobierno ni esos derechos históricos más básicos de los trabajadores que se creían inamovibles están a salvo.
También sabemos, que los que posan como nuestros defensores hoy en el parlamento no lo son, tal es el caso del Frente Amplio que sí bien rechazó en la Cámara el proyecto, fueron también quien (junto a la centroizquierda) aprobó el proyecto en la Comisión de Trabajo y Seguridad Social de la Cámara de Diputados, el 28 de mayo. Y no solo fue Maite Orsini por RD, sino también Gael Yeomans, de Izquierda Libertaria (ala izquierda del FA).