La referente del pueblo mapuche estuvo en Buenos Aires y LID dialogó con ella sobre la represión y persecución que sufren las comunidades a 69 días la desaparición de Santiago Maldonado.
Florencia Sciutti @FlorSciutti
Domingo 15 de octubre de 2017 01:30
Fotografía: Luigi Morris
Fue su voz la que alertó el miércoles 20 de septiembre sobre la quema de casas en la comunidad mapuche tehuelche de Vuelta del Río, y en el mensaje que circuló por whatsapp ella acusaba a paramilitares al servicio del empresario Benetton y a la Policía de Chubut. El día anterior había encabezado la ocupación pacífica del juzgado de Guido Otranto, en repudio a los violentos allanamientos de esa comunidad y de la de Cushamen el 18, con episodios de torturas y amedrentamiento de sus miembros. “El juez nos dijo que lo había hecho porque éramos todos sospechosos de la desaparición de Santiago”, dijo Moira Millán en ese momento. El jueves 21 cuando el fiscal Díaz Mayer apareció en Vuelta del Río para hacer un peritaje, Millán fue la encargada de palpar de armas al custodio, porque habían decidido que no pasarían con armas. La semana siguiente fue amenazada de muerte, con llamadas telefónicas y hasta con un mensaje mafioso: le dejaron una zorra apuñalada en la puerta de su casa.
En este diálogo con La Izquierda Diario describe cómo se convirtió en una referente de su pueblo y cómo era su vida antes de la recuperación de su tierra, en Corcovado, al pie de la Cordillera. “Le quitamos a la policía un negocio inmobiliario millonario y emplazamos allí el sueño de vivir en comunidad, con un proyecto de vida armónica con la naturaleza”, dice. Espiritualidad, territorio e identidad suenan como conceptos abstractos, pero ella les pone contenido para explicar las razones de su lucha. Esta mujer mapuche-tehuelche se presenta como weichafe (guerrera), y afirma que la persecución a las comunidades originarias estuvo siempre, pero al ser consultada sobre un incremento actual de la represión sostiene: “Este Gobierno presupuestó la militarización de las comunidades, están presupuestando la muerte y el pueblo mapuche pone el cuerpo contra las balas”. Sin embargo, al hablar de los desaparecidos en democracia no hace diferencias. “A veces con los gobiernos progres es más difícil, porque se visten de progresismo y de pronto también te desaparecen gente. Este gobierno asume como políticamente correcto ser segregacionista, ser racista”. Millán admite diferencias metodológicas entre las mismas comunidades, pero acuerda en que una síntesis de la unidad que requiere este momento podría ser levantar las banderas de “aparición con vida de Santiago Maldonado y libertad a Facundo Jones Huala”, lonko de Lof de Cushamen donde desapareció el joven. Para ella, la desaparición de Santiago es “un punto de inflexión, un despertar que sacudió al país”.
¿Cómo llegó a convertirse en una referente del pueblo mapuche?
Tenía un vacío muy grande, estaba muy deprimida en la ciudad, me crié en Bahía Blanca, y se me ocurrió ir a visitar a mis tíos y primos que vivían en una comunidad mapuche. Había atravesado esta situación de colonización mediante la escuela donde a todos se nos enseña que los pueblos originarios fueron parte del pasado, se habla en tiempo pasado y se nos decía que éramos argentinos. Había justamente un borrar de la identidad mediante la educación. Entonces cuando voy al campo me encuentro con mis primos y mis tíos fue hermoso ese encuentro, con toda mi familia.
¿En qué lugar?
Y me acuerdo que ellos estaban preparando la ceremonia, eran las vísperas de una gran ceremonia espiritual mapuche que se llama kamarikun. Durante cuatro días en el desierto nosotros celebramos el pacto de convivencia armónica con la naturaleza, entonces estamos cuatro días cantando y bailando alrededor del fuego. Me acuerdo que esos cuatro días me la pase llorando, una tía abuela bien ancianita, arrugadita, me tomaba la manito y me tuvo mucha paciencia porque yo lloraba, lloraba. Cada vez que veía el cielo estrellado, veía el fuego y mi pueblo, mi gente y tanto amor yo decía cómo me pudieron quitar esto, que soy yo. Esto soy.
Después entendí que para poder vivir esa ceremonia se necesita territorio, que el territorio estaba en peligro. Entendí que toda la cultura estaba siendo oprimida, que había una identidad de una nación originaria que estaba siendo oprimida y que yo era parte de ese pueblo oprimido. E identifique entonces aquel que me enseñó a hablar castellano, que me metió en la escuela, que me puso en su justicia, era el opresor.
Y ahí desperté, a los 18 años. Hoy tengo 47 y sigo cada vez más metida en la lucha, fue un amor a primera vista, que nunca más abandoné.
Sin embargo, pasó más tiempo hasta que fue a Corcovado, ¿es así?
A partir de ese momento comenzamos a entender lo que estaba pasando en la provincia de Chubut. El concepto de representatividad no existe en el pueblo mapuche, nos representamos a través del rewe, de los lugares de ceremonia, y a lo largo de la historia la corona española primero y el Estado argentino y chileno después han tenido que pactar la paz o enfrentar la guerra con cada uno de los loncos. Esto no significa que no haya representatividad en nuestra estructura interna mapuche, sino que decidimos no negociar con el Estado, y estamos contentos de que así sea.
¿Cómo fue la recuperación de Pïllan Mahuïza?
Decido entonces recuperar ese pedazo de tierra, y resultó que ese pedazo de tierra pertenece en los papeles a la policía de la provincia. De ahí viene larga data, de enfrentamientos con la Policía y de odios y por eso hoy estamos frente a esta situación que la Policía me amenaza. Le quitamos a la Policía un negocio inmobiliario millonario y emplazamos allí el sueño de vivir en comunidad, desarrollando todo un proyecto de resguardo de la naturaleza, de vida armónica. Es algo que no nos han perdonado, ni el Gobierno de la provincia ni la Policía.
¿Cuántas familias viven en la comunidad Pïllan Mahuïza?
Desde la desaparición de Santiago Maldonado y la recuperación en 2015 de las tierras en Cushamen se profundizó la criminalización y persecución que sufren las comunidades mapuches del sur. ¿Cómo ve esa situación?
Hay una configuración de un escenario represivo que nunca fue desarmado por ningún gobierno. En el 2010 yo vine a Buenos Aires por haber denunciado, por haber sido solidaria con la comunidad de Cerro Centinela y Corcovado que habían sufrido una desaparición forzada por parte de una fuerza de seguridad que era en este caso la Policía de la provincia de Chubut: el GEOP. Desaparece Luciano González el 8 de marzo de 2009 y nunca más volvió a aparecer.
Entonces hoy es como que ¡guau! esto es nuevo. No, no es nuevo. Sino que los Gobiernos anteriores no se hicieron cargo y la prensa no vio interés mediático en esto. Lamentablemente es como sucedió en Mississippi en plena lucha de los afroamericanos, desaparece un estudiante blanco en medio de las marchas negras y Estados Unidos despierta y dice ¡uy, que horror lo que está pasando con el segregacionismo, que horror lo que está haciendo el Estado norteamericano con los afrodescendientes! Hoy pasa lo mismo, desaparece un joven blanco solidario argentino en medio de las terribles represiones que viene sufriendo mi pueblo y de pronto existe el sur, existe el reconocimiento de que efectivamente hay un conflicto y que hay un pueblo indefenso, un pueblo desarmado, que está sobreviviendo a las balaceras y a la represión de un Estado.
¿De dónde surge la cifra de 145 mapuches desaparecidos que usted mencionó en algunas declaraciones?
En ese sentido, ¿qué rol juega el Poder Judicial?
Entonces esto es algo que también tenemos que ver: el acceso a la justicia. Si
es en igualdad de condiciones que para cualquier persona blanca y argentina.
¿Hay un incremento de la represión a las comunidades originarias desde la asunción del gobierno de Macri? ¿Se los marca como el enemigo interno?
Están presupuestando la muerte, eso es lo que están haciendo. Nos parece que también hay que leerlo dentro de lo que sería el mapa geopolítico y estratégico continental donde ellos quieren emplazar en la provincia de Chubut una base norteamericana. Y después podemos hablar geopolíticamente de qué es Chubut, porqué todo está aconteciendo en ese lugar. Estados Unidos necesita cerrar el continente y la Patagonia es estratégica para ello, ya tenían luz verde por parte del Estado chileno y ahora con este nuevo Gobierno aquí en Argentina se dan la mano para poder generar las condiciones.
El pueblo mapuche es el que le está poniendo el cuerpo a las balas, es además el pueblo que había conseguido recursos legales para frenar los megaproyectos extractivistas, entonces si logran convencer a la ciudadanía que somos terroristas desactivan todos los derechos y garantías aplican la Ley Antiterrorista. Entonces ya directamente el extractivismo tendría luz verde en todo nuestro territorio porque no va haber manera de frenarlo.
Este Gobierno no miente, por un lado uno sabe quiénes son entonces sabe cómo manejarse. A veces con los gobiernos progres es más difícil, porque se visten de progresismo y de pronto también te desaparecen gente. Entonces este Gobierno asume como políticamente correcto ser segregacionista, ser racista.
Creo que el problema del Gobierno actual es el odio, el odio racial que dispara un componente sumamente complejo. Esto de que sea políticamente correcto ser racista empieza a despertar odios que lamentablemente están profundamente enquistados en las sociedades pequeñas y conservadoras que van regenteando la economía y la vida de los pueblos. Entonces vivo con el que mañana puede gatillar sobre mi cuerpo, eso es muy peligroso. El Gobierno anterior se cuidaba, no era políticamente correcto ser antimapuche, hoy lo es.
Y eso si que puede disparar la creación de paramilitares, ya no es solamente la Policía y los militares financiados por Benetton, por Lewis, financiados por las grandes corporaciones estamos viendo voluntades individuales, individuos, ciudadanos, que acceden a armas y están siendo partícipes de estas fuerzas represivas contra nuestro pueblo.
Se está configurando un escenario muy similar a Centroamérica, y si no paramos esto vamos a terminar como México. Hoy empiezan con los mapuches a perseguirnos, nos amenazan, nos mandan mensajes mafiosos como el que yo recibí en la puerta de mi casa, mañana van a hacerlo con los periodistas y así. Se va a cumplir lo que dijo Bertolt Brecht, van a venir por todos.
¿Cómo ve la relación entre la sociedad y el pueblo mapuche?
¿Cuál es la relación entre las distintas comunidades del Sur?
¿Cómo conviven los dos reclamos, aparición con vida de Santiago Maldonado y libertad a Facundo Jones Huala?