La actual ministra de sanidad, Mónica García, deja claras sus intenciones a la cabeza del ministerio y manda un mensaje tranquilizador a los empresarios: “yo siempre he tenido mucho respeto a la sanidad privada”.
Martes 12 de diciembre de 2023
Hace tan solo unas semanas, en medio de los debates previos a la investidura, Sumar se esforzaba en presentar toda una envoltura progresista para el nuevo gobierno y especialmente en remarcar lo que desde esta coalición podrían aportar. Fue momento de promesas, aunque vagas, en distintos ámbitos como la reducción de la jornada laboral, medidas en política fiscal, alquileres, transporte y, cómo no, sanidad. Yolanda Díaz hablaba de “importantes decisiones en esta materia”. En ese punto, las promesas ya sonaban a pantomima en boca de quienes fueron parte del gobierno durante cuatro años, demostraron su integración al régimen político y fueron defensores de los intereses del capitalismo e imperialismo español. Pocas semanas después, ya con las carteras ministeriales asignadas, podemos conocer con más nitidez los planes del gobierno y de los ministros de Sumar en la próxima legislatura.
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En lo que se refiere a sanidad, Mónica García, líder de Más Madrid y actual ministra de sanidad, ha dejado claras algunas cuestiones en una reciente entrevista en la cadena SER. El periodista conocedor de la especial expectación que genera la cartera de sanidad ha preguntado por algunas de las “promesas” que integraba Más Madrid y Sumar en sus programas y otras cuestiones de lo que será la gestión del nuevo “gobierno progresista”.
En la entrevista el primer titular que lanza Mónica García va dirigido a tranquilizar al lobby sanitario: “yo siempre he tenido mucho respeto a la sanidad privada”, algo que ha repetido en varias ocasiones a lo largo de la entrevista. Algo que no sorprende tanto por su contenido, sino por la desvergüenza con la que lo ha planteado. Sin nada de ambigüedad, porque eso no le gusta a los gestores de la privada. Los accionistas de Quiron, Ruber, Bayer y otras empresas dedicadas al negocio sanitario hoy dormirán más tranquilos.
A lo largo de la entrevista Mónica García ha tenido oportunidad de explicar más sobre su simpatía hacia la privada. En lo referente a las mutuas a ensalzado el modelo europeo “más parecido al que se sigue en Catalunya” en el que los conciertos con las mutuas sí tienen “un control”. Como explicaba la ministra en la entrevista, “su sistema (el europeo y catalán) también se basa en conciertos, lo que pasa que tienen un control, y se da por hecho que el euro que se destina a la sanidad es un euro que debe llegar al paciente. Bueno, dejando unos pequeños márgenes para ganancias económicas, lo que pasa es que hay un momento en que se ’parte la baraja’ cuando esas ganancias son obscenas y cuando el paciente es visto por un cliente.” Una explicación llena de sinsentidos.
No sabemos el límite en el que para Mónica García las ganancias pasan a ser obscenas, pero está claro que cualquier negocio para la privada, es eso mismo, un negocio, y los pacientes son clientes. Además, poner como ejemplo el sistema sanitario catalán dice mucho del pronóstico que nos espera. Catalunya junto con Madrid encabezan la lista de comunidades con mayor porcentaje de privatizaciones. Recordemos que el modelo de las mutuas levantado por la ministra en la entrevista ha llevado a Catalunya a ser una comunidad que destaca por que el 70% de sus hospitales y el 57% de sus camas hospitalarias son privados. Y esto es así porque es una comunidad en la que el lobby sanitario no encuentra ni los límites ni el control del que habla Mónica García.
No obstante, Mónica García ha querido remarcar que solo habla de límites cuando se refiere a los conciertos de “la privada” con la pública y que cuando se habla de “la privada, privada” (una nueva categoría inventada por la ministra) aclara que “yo no me meto”. Pero separar “la privada” de la “privada, privada” es imposible, en primer lugar, porque se trata de las mismas empresas y grupos empresariales que forman parte de un mismo lobby con intereses comunes, y en segundo lugar, porque el negocio de “la privada, privada” se sostiene en la degradación de lo público, lo que favorece tanto que muchos pacientes recurran al circuito privado para evitar listas de espera, como que las empresas intervengan el sistema público cuando se encuentra desmantelado.
Pero estos no han sido los únicos titulares que ha dejado Mónica García. Más mensajes tranquilizadores para los empresarios han atravesado la entrevista. De la creación de una farmacéutica pública ha querido desdecirse. “Desde Europa necesitamos tener autonomía estratégica respecto a los medicamentos”, lo que implica reforzar las farmacéuticas (privadas) europeas. De nuevo nada que ver con lo público. También se ha referido a Muface, el seguro privado del que disponen los funcionarios, y ha dejado claro que descarta actuar sobre ello, para García no está entre “sus prioridades”.
Aunque todo no ha sido negro sobre blanco, también ha habido algunos balones fuera. Respecto a la principal promesa de Sumar, aquella que hacía referencia a reducir las listas de espera, la ministra no ha sabido explicar cómo lo harán ni tan siquiera si llegarán a hacerlo. Quizá porque profundizar en ello lleva inevitablemente a hablar de la falta de personal, la falta de financiación y el modelo de conciertos que tanto ha ensalzado.
También ha echado balones fuera cuando se ha referido a la salud mental y, ante la pregunta de si va a ser una prioridad el hecho de ampliar el servicio en esta especialidad, la ministra ha tratado de rehuír una respuesta clara diciendo que “la salud mental no solo depende de las medidas sanitarias sino de los determinantes sociales de la salud”. Cualquiera puede coincidir con ello, es algo bastante básico, sin embargo esto no puede ser excusa para evitar comprometerse a ampliar esta especialidad en la sanidad pública. Qué decir que el resto de “determinantes” como son el difícil acceso a la vivienda, la precariedad, la falta de perspectiva vital… tampoco han mejorado en los cuatro años de “gobierno progresista” y no se espera que lo hagan en la segunda legislatura.
Mónica García deja claro que no tiene nada en contra de la privada y va a respetar sus intereses que son diametralmente opuestos a lo público. Nada nuevo en realidad, la experiencia demuestra que para poder enfrentar el desmantelamiento de lo público no podemos confiar en quienes sostienen un régimen político basado en la privatización de los servicios públicos.
Para conquistar un sistema 100% público y de calidad es necesario financiarlo de forma eficaz, desde la atención primaria hasta la hospitalaria aumentando los presupuestos para poder alcanzar, como mínimo, las ratios de la UE. Se debe estabilizar el trabajo precario de muchos profesionales pasando a plantilla fija a todos los temporales e interinos además de contratar a más profesionales. Se deben derogar leyes y convenios que permiten la gestión privada de centros sanitarios, como la 15/97, y en perspectiva poder luchar por conseguir una nacionalización de este servicio público algo que estñá clay crear una red que facilite y asegure una atención universal; todo gestionado por comités de trabajadores y usuarios.