Del plan de privatizar la empresa estatal venezolana Monómeros, con sede en Colombia, todos se enteraron por el presidente Gustavo Petro quien envió una carta pública a Maduro para que no realizara la venta. De la privatización de más de 350 empresas del Estado por parte del gobierno, se dio a conocer por declaraciones de la cámara empresarial Conindustria. Estamos ante una privatización en masa como parte de los planes económicos de apertura de Maduro.
Martes 19 de noviembre
Maduro y su nuevo ministro de Industria y Comercio el empresario Alex Saab
La posible privatización o venta de Monómeros Colombo Venezolanos S.A., empresa estatal venezolana con sede en Colombia, fue develada por el presidente colombiano Gustavo Petro el 9 de noviembre. En una carta que envió a Maduro y que hizo pública se opone a la venta de la filial de Petroquímica de Venezuela S.A. (Pequiven). Monómeros se dedica a la producción y comercialización de materias primas para fertilizantes e insumos agropecuarios, y es uno de los activos extraterritoriales de Venezuela. En Colombia es considerada de carácter estratégica pues representa casi el 30% de la producción de fertilizantes en el mercado colombiano y abastece al 80% de los productores y campesinos.
Monómeros no es una empresa que está en crisis, usual argumento privatizador para rematar empresas estatales, todo lo contrario. Las últimas cifras que Monómeros entregó a Superintendencia de Sociedades (Supersociedades), organismo estatal colombiano, para diciembre de 2023, tenía el siguiente balance: un activo de 1,4 billones de pesos (312,4 millones de dólares), un pasivo de $903.900 millones de pesos ($201,7 millones), un patrimonio de 853,9 millones ($19 millones), ingresos de actividades ordinarias por 853.993 millones de pesos ($109 millones) y una utilidad neta de 1.085 millones de pesos ($242.114). Una empresa rentable.
Aunque la empresa productora de fertilizantes no es el primer activo extraterritorial que el Estado venezolano vende; en épocas de Chávez fueron vendidas o se desprendió de su participación accionaria en nueve refinerías en Europa. En el 2010, cuatro de estas refinerías fueron vendidas a Rusia, que conformaba el consorcio Ruhr Oil en Alemania; Antwerp en Bélgica fue vendida en 2003 y otras cuatro más en Inglaterra, Suecia y Escocia en 2020. Esto solo para poner unos ejemplos de una lista mayor de empresas petroleras que tuvieron la misma suerte y que fueron vendidas en Estados Unidos entre 2006 y 2015, así como otras en el área del Caribe, de acuerdo un recuento publicado en el medio digital Tal Cual.
Pero en el caso de Monómeros se inscribe en el acelerado curso privatizados, que en el sector petrolero y otras áreas económicas viene operando desde el 2015 en el territorio nacional tal como hemos denunciado desde las páginas de La Izquierda Diario. Todo como parte del plan capitalista al nivel del más agresivo neoliberalismo abriéndose a todo el sector empresarial y de las transnacionales, y que tuvo su salto en el paquetazo de agosto del 2018 atacando y destruyendo el salario y todas las conquistas laborales.
La llegada del nuevo ministro de Industria y Comercio, el empresario colombiano -nacionalizado venezolano-, Alex Saab, pareciera un nuevo salto en este curso privatizador, que muchas veces de manera “silenciosa” ha venido llevando a cabo el gobierno amparado en la mal llamada Ley Antibloqueo. Maduro no ha escatimado esfuerzos en la apertura a todo el sector empresarial, industrial y a las transnacionales que operan en el país, incluyendo excepción de impuestos para las importaciones y los mejores negocios para ganancias capitalistas, mientras todo un pueblo se ha hundido en la mayor de las miserias.
Como parte de todo este curso privatizador es que el nuevo ministro de Industria y Comercio ha declarado que existen alrededor de 600 empresas del Estado venezolano que buscan ser privatizadas o establecer lo que llaman “alianzas mixtas”, donde todo el control lo tendría el sector privado. Por ello es que el sector empresarial se frota las manos ante sus “nuevas” oportunidades de hacerse de empresas con costos menores del valor real de los activos, todo con el argumento de “ponerlas productivas” con el discurso de que son “deficientes”.
Así, el 16 de noviembre, Luigi Pisella, presidente de Conindustria, informó que se ha acordado con el Gobierno de Maduro que unas 350 empresas públicas están por ser privatizadas o que sean manejadas por empresarios privados. “El Ministro de Industrias informó que hay entre 500 y 600 empresas que están en manos del Estado, en las que la intención era o bien venderlas o privatizarlas, o hacer una alianza para que sean mixtas. El presidente de la República dijo el miércoles, 13 de noviembre, que ya habían analizado un total de 350 empresas para que pasen a manos privadas, o bien hacer las alianzas necesarias para que conjuntamente se pongan a producir de manera eficiente”, declaró Pisella.
El “esquema Chevron” de privatización
Además de la privatización abierta, la venta lisa y llana de las empresas estatales, el representante de Conindustria ha declarado también que se están evaluando contratos parecidos a los que tiene la empresa Chevron. “Chevron maneja todo… contratación de personal, operatividad…En este particular, también se va a hacer exactamente igual. Es decir, en caso tal de que haya una alianza, pues el sector privado es el que va a operar de la A a la Z la compañía. Eso va a generar mucha confianza, porque evidentemente el sector privado es el que tiene las experiencias”, declara.
El llamado “esquema Chevron” no es otra cosa que una privatización bajo distinto nombre, pues no es solamente que la gerencia privada “maneja todo” en los esquemas de asociación, sino que es dueña directa de gran parte de los activos, sino de todo, y de allí los derechos de las ganancias plenas y todas las rutas de producción y comercialización. En el caso de las transnacionales es todo un despojo de soberanía sobre los importantes bienes comunes del país que no solo alcanza al sector petrolero o gasífero, sino también, en otras industrias estratégicas claves como las que operan en Guayana, la siderúrgica, electricidad, aluminio, etc., aplicando un saqueo brutal.
Es lo mismo también en el caso de los empresarios o industriales locales, allegados o no al gobierno de Maduro, pues del negocio participan todos, que se van haciendo de las empresas del Estado montados en relaciones de trabajo a destajo, donde no existen los derechos de los trabajadores y los “salarios” operan bajo el esquema de bonos sin ningún beneficio social ni prestaciones, y bajo grandes incentivos como las excepciones de impuestos. “Nuestro gas y petróleo no tiene una marca ideológica” ha dicho Maduro, frase que se puede extender a las otras áreas económicas, para hacer alusión a su esquema en los negocios privatizadores y abierto a cualquier sector empresarial o transnacional.
Esto es lo que explica el posicionamiento de los grandes grupos económicos, financieros y empresariales que, ante la situación política, se dedican a hacer el llamado a la “no confrontación”, nada que les perjudique sus negocios. Es que hoy, ambos sectores del poder político que se disputan la nación favorecen sus intereses. En el caso de la oposicionista de la derecha María Corina Machado no cambiará de lo que ha venido haciendo Maduro, al contrario, lo profundizaría también, en su curso privatizador más abierto y en la línea del presidente “libertario” argentino, facilitado obviamente, bajo un alineamiento mayor con Washington, sin sanciones encima.
Hay que enfrentar el curso privatizador y luchar por nuestros derechos y condiciones de vida
Maduro, ya montando sobre el fraude, continuará en el gobierno luego de la simbólica fecha del 10 de enero, el inicio del nuevo mandato, y nada parece indicar lo contrario al menos por ahora. Con eso en vista, es que el sector industrial ha venido participando en el Consejo Nacional de Economía Productiva al igual que lo hacen otros sectores empresariales como Fedecámaras, y esperan que, a partir del primer trimestre del próximo año, se instale el Consejo Nacional de la Calidad, una propuesta que le habrían realizado al gobierno de Maduro.
Aunque aún está por verse la orientación política que terminará de tomar el gobierno de Donald Trump y su halcón Marco Rubio hacia Venezuela, personaje que siempre ha venido operando para destronar a Maduro y alineado en profundidad con lo más rancio de sectores de la oposición de la derecha criolla. Pero hasta el momento los grandes sectores empresariales, grupos económicos y hasta transnacionales como la propia Chevron, están satisfechos con la política del gobierno de Maduro, donde se les ha abierto las puertas de par en par, en el marco de una liberación completa de la economía.
Hay que posicionarse contra todo este entreguismo, saqueo y despojo privatizador, que solo beneficia a los capitalistas de todo pelaje y envergadura. Esto a la par de la lucha por mejores condiciones de vida, por un salario igual a la canasta básica, contra el ajuste y los tarifazos, los derechos democráticos, la libertad a los trabajadores presos o judicializados por luchar, uniendo a los sectores que luchan en el marco de una perspectiva propia de los trabajadores. Desgraciadamente lo que por abajo tiende a la unidad, por arriba las burocracias sindicales –aunque muy debilitadas– dividen, yendo incluso tras los partidos patronales, lejos de cualquier perspectiva independiente. Solo con la movilización obrera y popular independiente podremos pelear por plenos derechos del pueblo y de la clase trabajadora.