×
×
Red Internacional
lid bot

Guerra de propaganda. Moscú sanciona ley de “desinformación” y bloquea medios extranjeros y redes sociales

La ley sanciona con hasta 15 años de cárcel cualquier información que el Kremlin considere falsa. Paralelamente se bloqueó el acceso a medios occidentales y redes sociales como Facebook y Twitter.

Sábado 5 de marzo de 2022 12:54

Las guerras no solo se combaten con tropas en el terreno, aviones y bombas. Una componente importante de cualquier conflicto es la propaganda que ambos bandos realizan, tanto sobre sus enemigos como sobre la opinión pública en general.

En esta guerra claramente occidente lleva la delantera. Desde que se desató el conflicto la enorme mayoría de los medios occidentales, casi como si se hubieran coordinado, comenzaron una campaña de demonización de Rusia en general y Putin en particular y de alabanza de Ucrania y su heroica resistencia. El presidente Volodimir Zelensky se convirtió en una celebridad y un héroe.

El Kremlin tiene su propio aparato para estos fines, cuya punta de lanza en occidente es la cadena Rusia Today (RT) y otros medios afiliados. Pero la penetración de los medios rusos en Europa y América es relativamente chica.

Ahora el parlamento ruso aprobó el proyecto de ley que sancionará tanto la “desinformación” como el apoyo a las sanciones internacionales contra Rusia por su ofensiva sobre Ucrania. Ambas cámaras votaron a favor con solo 5 horas de diferencia.

Viacheslav Volodin, presidente de la Duma Estatal (Cámara Baja) advirtió en un comunicado oficial que “Es posible que desde literalmente mañana (sábado 5 de marzo) las normas castiguen, y muy severamente, a aquellos que mintieron e hicieron declaraciones que han desacreditado a nuestras fuerzas armadas”.

Inmediatamente varias cadenas de noticias occidentales reaccionaron contra la ley y anunciaron que se retiraran de Rusia o que limitaran sus actividades. Bloomberg anunció que dejará de “reunir información” dentro de Rusia y CNN directamente “cortará su señal” en el país.

La británica BBC, la alemana Deutsche Welle y la italiana RAI también suspenden “de forma temporal” sus trabajos y transmisiones en Rusia.

La medida recién adoptada también alcanza a funcionarios oficiales que difundan “falsedades” y los castiga con hasta 10 años de prisión. Presumiblemente esto se debe a casos como el del director del Consejo de Exteriores ruso, Andréi Kortunov, quien dijo en una entrevista a la cadena británica Sky News que el conflicto es “una vergüenza”.

Mientras tanto China, que no se ha pronunciado oficialmente sobre el conflicto, dejará de transmitir partidos de la liga inglesa Premier League. Así lo comunicaron las empresas dueñas de los derechos de transmisión a la dirección de la liga. Según la BBC el motivo es el cerrado apoyo a Ucrania.

En un comunicado, la liga inglesa hizo "un llamamiento a la paz” y dijo que sus “pensamientos están con todos aquellos que se han visto afectados”. Este fin de semana los capitanes de todos los equipos usarán las distintivas cintas de capital con los colores de Ucrania y que las pantallas de los estadios tendrán la leyenda Football Stands Together (el fútbol está unido) delante de la bandera azul y amarilla del país.

Hoy todos los medios occidentales se rasgan las vestiduras por la nueva ley. Todos coinciden que es un ataque directo a la libertad de prensa. Pero convenientemente olvidan que en sus propios países muchas (o todas) las cadenas rusas de noticias están bloqueadas casi desde el comienzo del conflicto.

Tampoco hay denuncias a las redes sociales que bloquean contenidos o etiquetan, como Twitter, cuentas personales de periodistas que colaboran con medios rusos como "afiliados" al gobierno o estado ruso.

Esta guerra no tiene ningún bando progresivo y eso se refleja en situaciones como esta. Es increíblemente difícil saber qué es lo que sucede realmente porque de uno y otro lado solo se publican versiones recortadas, interesadas o directamente falsas de los hechos.

Mientras intentamos ver a través de la cortina de humo debemos condenar claramente la invasión rusa, el avance de la OTAN en Europa del Este y el rearme de las potencias imperialistas occidentales.