Tras la crisis abierta por la derrota del Gobierno en las PASO, la Jefatura de Gabinete quedó en manos de Juan Manzur (con pedido explícito de Cristina Kirchner incluído). Deja atrás una provincia donde la desocupación, la precarización laboral y la feminización de la pobreza son moneda corriente.
Miércoles 22 de septiembre de 2021 11:00
Manzur es harto conocido por su postura antiderechos, con su férrea oposición al derecho al aborto legal como último gran antecdente. Como gobernador desde 2015 tuvo otros episodios que lo pusieron a la cabeza de un régimen misógino, a los que hay que sumarle su participación cómplice en el ajuste macrista o también las actitudes para garantizar la impunidad policial.La trayectoria de uno de los funcionarios más ricos del país se corresponde con una realidad provincial donde las mujeres y disidencias reciben la peor parte en la pobreza estructural, el avance de la precarización y en las consecuencias del ajuste.
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¿Cuál es la situación estructural de las mujeres en Tucumán?
Barbarita, es el nombre que le puso una cara a las estadísticas de desnutrición y mortalidad infantil, cuando su caso cobró alcance en los medios nacionales hace casi 20 años atrás, lo que da cuenta de la situación de pobreza estructural en la provincia. Paralelamente a que el actual gobernador Manzur empezará a ocupar cargos ejecutivos. Posteriormente, Manzur fue denunciado por falsificar las estadísticas de mortalidad infantil en la provincia a causa de desnutrición.
En el año 2009, siendo Juan Manzur ministro de Salud, fue denunciado por la federación médica FeProSa por manipular las estadísticas de desnutrición infantil en la provincia. La historia de la desnutrición infantil y la pobreza estructural en Tucumán explica la existencia de decenas de comedores, merenderos y cocinas comunitarias, donde cientos de mujeres de los sectores populares pelean para garantizar el derecho de la alimentación de sus familias y barrios.
Actualmente son muchas las mujeres que trabajan en distintos tipos de comedores o dispositivos alimentarios, a lo largo y ancho de las localidades, y la mayoría hace como voluntarias. Ellas llevan a cabo una tarea de sostén fundamental, cuyo rol es garantizar un plato de comida, en muchos casos a familias enteras.
Lo cierto es que este voluntariado adquiere distintas formas. Algunas lo hacen a modo de trabajo por ser titulares del programa Potenciar Trabajo, por el que cobran $14.040 mensuales, otras son empleadas municipales no registradas que cobran entre $8000 y $12000 pesos, mientras el salario mínimo vital y móvil es de $29.160, y la canasta básica total ronda los $71.076 (para un hogar de 5 integrantes).
En cualquiera de los casos, si bien los comedores barriales son autónomos, reciben un subsidio del Estado a través del Ministerio de Desarrollo Social, para poder sostener la cocina a diario, y poder garantizar un derecho mínimo e indispensable como lo es el de la alimentación, derecho al que hoy miles de personas en Tucumán no pueden acceder.
Actualmente las partidas presupuestarias para los Comedores Infantiles no alcanzan para la demanda existente, el Gobierno provincial destina $32 para la alimentación de cada niño. La mayoría de estas mujeres suelen ser sostén de familia y la prioridad es por supuesto garantizar comida a su familia, por un lado, pero por otro, existe una profunda solidaridad de clase, ya que la ayuda se brinda a las demás personas de su barrio, con realidades similares.
A esto se suma la pelea llevada a cabo por esas mujeres de barrios populares que durante el 2020 se quedaron sin un techo, por no poder costear un alquiler para vivir con sus hijos. Son las mujeres que estuvieron en las tomas de tierra peleando por una vivienda, mientras el gobernador millonario de la provincia más pobre llegó a declarar más de 20 propiedades en su haber, muchas de las cuales declaró, irrisoriamente, con un valor de cero peso.
La desocupación y la precarización laboral tienen rostro de mujer
En la Tucumán de Manzur la pobreza golpea al 43,5% de los habitantes, ubicándose por encima del promedio nacional. Y la distribución del ingreso es verdaderamente paupérrima: hasta diciembre de 2020 el 90% de la población percibía ingresos inferiores a los 50.000 pesos. En estas estadísticas, las mujeres están sobrerrepresentadas ya que perciben salarios aún más bajos, como es el caso de las empleadas domésticas, las trabajadoras gastronómicas, las docentes de primaria (sector compuesto por mujeres en su gran mayoría), y las miles de jóvenes que se encuentran precarizadas en call centers, comercios, etc.
En las zonas rurales de la provincia, las mujeres trabajan en la cosecha del limón, en las fincas de los terratenientes tucumanos (de los que también forma parte Juan Manzur, ya que posee campos y empresas agroindustriales) y cobran un jornal de $1.350. “Todo depende mucho del clima, pero sacamos $800 por día. Entre 800, 900 o 700 por día. Todo depende de cuánto cosechemos, porque nos pagan por maleta, que está en $ 43,50”, relataba Viviana en una entrevista con La Izquierda Diario.
La precarización laboral y la feminización de la pobreza en Tucumán se podría decir que son “políticas de Estado”. En los distintos municipios de la provincia las empleadas cobran menos de 20 mil pesos, cumpliendo jornadas de 6 horas diarias o más, de lunes a viernes. El “modus operandi” de los municipios, en muchos casos, es dividir el monto de un sueldo precario no registrado de un monto no superior a 20 mil pesos, se divide en cuatro “puestos de trabajo”, lo que lleva por ejemplo a asignar 4 mujeres cuya labor puede ser barrer las calles, por un monto mensual de $5000. Una situación laboral fraudulenta en la provincia donde la informalidad laboral afecta al 45,2% de los ocupados, una de las más altas del país. Las cifras hacen estragos en la juventud, 8 de cada 10 jóvenes trabajan en negro.
Enfrentar a los dinosaurios y el ajuste con la fuerza de las mujeres
En este contexto, por un lado la designación de Juan Manzur como el nuevo Jefe de Gabinete generó amplio repudio dentro del movimiento de mujeres, pero por otro lado abrió debates respecto al posicionamiento de referentes feministas de la provincia. “Sepan que el Tucuman de Manzur puso 4 votos para el aborto. Sepan también que hasta junio se iban haciendo 1836 IVEs según información oficial. Antes de la lapidación de Manzur en nuestro nombre, pregunten. Quizás hicimos bien y entendió. No todo es tan lineal acá en el norte!”, publicaba Soledad Deza en Twitter, adelantándose a la asunción de Manzur. Esto forma parte de un operativo cínico de un sector del kirchnerismo que de denunciar a Manzur pasó sin reparo a defenderlo.
Como si al aborto legal no lo hubiera garantizado y peleado esa enorme marea verde, en las calles. Lejos está Manzur de “entender”, cuando es garante del ajuste del gobierno nacional donde las mujeres siempre son las más afectadas. De qué entendimiento hablan, cuando la realidad es que Tucumán encabeza hasta el año 2020 las estadísticas más altas de femicidios, junto con Jujuy. Las leyes de emergencia en violencia de género se renuevan hace años con un presupuesto que hasta la fecha es igual a cero. Lo que “no es lineal”, claro está, es que Tucumán sea la única provincia que no adhiera a la ley de Salud sexual y procreación responsable o a la implementación de la ESI en todas las escuelas.
El movimiento de mujeres y de la diversidad, los procesos de autoconvocados que sacuden varios sindicatos de la provincia, y la juventud que rechaza a la casta política, todos esos sectores expresan el ya no más. Parte de esto lo expresó políticamente la elección del Frente de Izquierda Unidad, ubicándose como tercera fuerza nacional. Hay un abajo que empieza desde las luchas por salario, por el aborto legal, contra la precarización, por trabajo y vivienda, que mira hacia la izquierda. Más necesario que nunca es hoy fortalecer la peleas de las mujeres y la diversidad frente al nuevo gabinete, frente al ajuste, y a las ataduras con el FMI.