La agenda del movimiento feminista, la situación de las mujeres y los desafíos urgentes en medio de la pandemia.
Sol Bajar @Sol_Bajar
Domingo 24 de mayo de 2020 15:43
Hay fechas que para el movimiento de mujeres son emblemáticas, y en las próximas semanas se acercan algunas de ellas. El 28 de mayo es el Día Internacional de la salud de las mujeres y, además, se cumplen 15 años de la creación de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto legal, seguro y gratuito. El 3 de Junio, cinco años de nuestro primer Ni Una Menos; días después, el 13J, dos años desde que arrancamos a los Diputados la media sanción a nuestro proyecto de ley. Sin embargo, las fechas no son fotos, y si las recordamos, no es simplemente por una cuestión de agenda.
En lo que va del aislamiento social y obligatorio, más de 2.7 millones de personas fueron despedidas, suspendidas y sometidas a rebajas salariales. Según la ministra de Mujer, Género y Diversidad de la Nación, Elizabeth Gómez Alcorta, en ese mismo período el femicidio se convirtió en el único delito que no bajó en la cuarentena. Mientras tanto, las posibilidades de acceder a la Interrupción Legal del Embarazo empeoran y asistimos a la perversidad de nuevas niñas sometidas a parir tras haber sido violadas,como pasa hoy en Santiago del Estero, mientras los sectores antiderechos se preparan para relanzar su ofensiva contra las mujeres y disidencias.
En la misma semana en que falleció Ramona Medina, vecina de la Villa 31, impulsora de la Casa de la Mujer del barrio e integrante de la Garganta Poderosa, el gobierno nacional revisa la oferta a los bonistas y en los barrios populares la curva de contagios asciende de la mano del hacinamiento y la pobreza. Que la deuda sigue siendo con las mujeres y sus familias, no hay quien pueda ocultarlo.
La deuda es con nosotras
La muerte de Ramona sólo puede explicarse por el rol del Estado. Y los que administran el Estado tienen nombre y apellido, como el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta; como la titular de AySA, Malena Galmarini; como los funcionarios del ministerio de Salud de la Ciudad y de Nación, que no garantizaron siquiera los prometidos test masivos. Ramona ya no está y todos se pasan la pelota.
Pero Ramona no murió. A Ramona la mataron: fue un crimen social. La consecuencia del desprecio rotundo que tienen los capitalistas por la vida de las mayorías populares. No hay otra explicación.
Intervención de Evelyn Cano, trabajadora de casas particulares, integrante de la Red de Trabajadorxs Precarizadxs y de la agrupación Pan y Rosas, frente al Ministerio de Mujer, Género y Diversidad de la Nación
Con las que paran la olla...
En la Ciudad de Buenos Aires, ya son más de 1200 las personas contagiadas en villas y asentamientos, pero esa es una realidad que se extiende en los casi 4.500 barrios populares que hay en todo el país. Barrios que contrastan con los de Puerto Madero, o con la ciudad pueblo de Nordelta en la provincia de Buenos Aires. “Hay que cuidar a la gente”, dicen desde el gobierno, pero esos paraísos contrastan con los de las mujeres de los barrios pobres, las inmigrantes, las jefas de hogar, que sólo acceden a esas mansiones para limpiar o para cuidar de hijos e hijas que no son los propios.
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Más de 15 millones de personas son pobres en Argentina: el 35,5% de la población según datos del INDEC. De ellas, 11 millones se anotaron para cobrar los $ 10 mil que ofrece el gobierno nacional con el pomposo nombre de un “Ingreso Familiar de Emergencia”. Ese ingreso, sin embargo, ya dejó afuera a millones de esas personas, la mayoría de ellas mujeres y jefas de hogar. ¿Cómo se puede hablar tan livianamente de quedarse en la casa y de asearse si no se puede siquiera llegar al final de la semana...ya no digamos del mes?
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Mientras los test masivos se convierten en una más de las promesas incumplidas por los gobiernos de Ciudad, de Provincia y de Nación, la mayor presencia policial en los barrios populares, las postas de gendarmería, el patrullaje y la persecución a les pibes que trabajan, muestran que para oficialistas y opositores, lo importante, más que combatir el covid, es combatir la bronca que genera esa política de hambre, de ajustes y despidos que quieren imponer, si es necesario usando la represión.
Exigimos justicia por Ramona. El gobierno nacional y el gobierno de la Ciudad son responsables. Basta de militarizar los barrios pobres. Tests masivos ¡ya! Impuesto a las grandes fortunas para garantizar un salario de emergencia, de 30 mil pesos, para todas las familias que no tienen ingresos; la urbanización inmediata de los barrios, con todos los servicio básicos. ¡Nuestras vidas valen más que sus ganancias!
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...y siguen exigiendo Ni una menos sin trabajo
La situación no es nueva, pero se agrava en el marco de la crisis. Y a dos meses del inicio de la cuarentena, muchas mujeres que son jefas de hogar perdieron el empleo, o teletrabajan sin derecho a la licencia, o conservan sus puestos a duras penas, con salarios más bajos y haciendo malabares, porque al mismo tiempo aumentan las tareas de la casa, de cuidado y de crianza de les hijes. De la mano de esta crisis, la precarización también crece entre las mujeres y llega al 73 % entre las trabajadoras más jóvenes. Es lo que explica la presencia de tantas pibas, con sus pañuelos verdes, en las acciones que protagonizan en todo el país quienes trabajan en las aplicaciones, comercios y otros empleos precarios.
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La composición mayoritariamente femenina en la salud, la limpieza, la educación, en los comedores y en otras tareas consideradas esenciales, también es particularmente grave. Las esenciales, las que están en la primera línea de contagio, no necesitan simplemente aplausos o reconocimientos públicos de las autoridades de gobierno: necesitan, ¡y exigen!, que se garanticen sus derechos. ¡Por eso llamamos a rodearlas de solidaridad y a manifestar activamente ese apoyo en el Día internacional de la salud de las mujeres! La reorientación de la producción en lugares tan emblemáticos como la cooperativa gráfica Madygraf y la textil Taful Nehuén, marcan el camino. Esa es la unidad que tenemos que fortalecer!
Desde el gobierno, sin embargo, siguen haciendo oídos sordos. Defienden a rajatabla los intereses de los grandes grupos económicos, de los laboratorios, de los especuladores y los bonistas; y ponen peso sobre peso para el pago de la ilegítima y fraudulenta deuda externa. Con la plata de la ANSES, con lo que ponen de su bolsillo millones de familias obreras, también subsidian a empresas multimillonarias como Techint, Clarín y la Sociedad Rural Argentina.
¡Exigimos el desconocimiento soberano de esa deuda odiosa y la ruptura inmediata con las ataduras del FMI! ¡Basta de hipotecar nuestro futuro! Queremos plata para la salud, para trabajo, para garantizar que nuestros abuelos y abuelas lleguen a fin de mes, para que nadie más tenga que vivir hacinado, para la atención a las víctimas de violencia de género, ¡y no para los especuladores y el FMI!
Siguen hablando del famoso impuesto a las grandes fortunas, pero nosotras y nuestras familias no tenemos ni noticias. Como tampoco hay noticias de la conducción de las centrales. Ellos se muestran compungidos en la tele pero pactan convenios con la Unión Industrial Argentina por abajo, avalando el recorte de salarios, las suspensiones, los despidos, mientras siguen sin llamar a una sola medida de lucha. Es la forma de garantizar que avance una reforma laboral de hecho. ¡Todo nuestro rachazo!.
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Para enfrentar esta crisis, necesitamos de la más amplia movilización. Es la forma de imponer que el contagio no se extienda y que la salida no sea a costa de las vidas obreras y populares, como está sucediendo ya hoy. Las grandes organizaciones de masas que son los sindicatos tienen que estar a nuestro servicio, ¡no al servicio de los empresarios! Junto a las organizaciones sociales, a los centros de estudiantes, al movimiento feminista, de mujeres y LGTTB, a los trabajadores y trabajadoras de de la salud, del Subte, los aeronáuticos, los despedidos de Penta, las trabajadoras de las alimenticias, tenemos que salir a la calle, movilizar cuidando todo lo necesario, ¡pero salir a la calle hasta que se cumplan cada una de nuestras reivindicaciones!
Para hacer que la tierra tiemble
Lamentablemente, esta situación no encuentra eco en el conjunto del movimiento de mujeres y disidencias, caracterizado por su heterogeneidad. De hecho, mientras un sector promueve la reorganización independiente de ese movimiento, muchas referentes del feminismo, que bajo el macrismo reclamaron por estos mismos derechos, hoy, cuando en en medio de la pandemia más pisoteados éstos se ven, no están denunciando esta situación. Es un hecho de la realidad.
De la denuncia a la responsabilidad estatal y a los gobiernos de turno; de los documentos que exigían medidas concretas a los sindicatos, con un enorme poder de fuego para hacer que la tierra tiemble, muchas pasaron a apoyar el pago de la ilegítima deuda externa y a secundar a un gobierno que habla de nuestros derechos, pero condena a las mujeres a sufrir una mayor explotación laboral, a no cobrar siquiera los 10 mil pesos del Ingreso Familiar de Emergencia, a percibir jubilaciones de miseria.
Fuente: Página 12, 3 de junio de 2018
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Hay que decir bien claro: no a los despidos, suspensiones y rebajas salariales. Basta de flexibilización y precarización laboral. No a los contratos basura. No al pago de la fraudulenta deuda externa. Ruptura con el FMI. Todo el apoyo a los trabajadores, trabajadoras y jóvenes que defienden sus puestos de empleo, su salario y la salud. Impuesto a las grandes fortunas para garantizar también que las tareas del hogar no sigan recayendo individualmente en la familia. ¡No es amor, es trabajo, y garantiza buena parte del Producto Bruto Interno nacional!
Violencia de género y derecho al aborto: urgencias en medio de la pandemia
El mensaje de “quedate en casa” y los ataques constantes a las condiciones de vida, impactan sobre las mujeres y las personas travestis y trans de manera rotunda. ¿Y entonces, por qué ante la exigencia de medidas concretas sólo se responde con líneas de atención?
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En lo que va de la cuarentena, la expresión más cruda de esta violencia, los femicidios y travesticidios, crecieron. Lo mismo que las llamadas a la línea 144 y a otras líneas locales de atención y orientación a las víctimas. También crecieron las denuncias de las trabajadoras que sostienen estos programas de asistencia y orientación. Muchas, incluso, se han visto obligadas a ir al paro por la reincorporación de sus compañeras o por sus condiciones de trabajo, ante el propio Estado que terceriza, precariza y despide y ante las conducciones sindicales que hacen poco y más bien nada. Pasa en la Ciudad de Buenos Aires y también en Tucumán, Córdoba, en el distrito de Tigre y en otras localidades de la Provincia de Buenos Aires, que siendo la más populosa del país cuenta sólo con dos refugios que no alcanzan ni para 40 personas.
La cifra, con el presupuesto congelado, es la misma que se destina actualmente.
No alcanza con difundir las líneas de atención. Exigimos un presupuesto acorde a la urgencia que atravesamos en medio de la pandemia. Refugios, licencias, pases laborales; asignación de 30 mil pesos, en base al impuesto a las grandes fortunas, para quienes no tienen empleo; vivienda; equipos interdisciplinarios. Son algunas de las medidas que ya mismo deberían estar garantizando el Estado y los gobiernos.
Y junto con ello, sin dudas, el aborto legal, porque en Argentina se realizan cerca de 450 mil interrupciones al año y la amplia mayoría sucede en la clandestinidad, en condiciones insalubres que, en medio de la pandemia, también se agravan.
Sin embargo, mientras seguimos sin contar con la legalización, la impunidad de los gobernadores, de las cúpulas de las Iglesias y de los grupos fundamentalistas ligados a ellas, también crece en cuarentena.
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Es que, pese al anuncio de Alberto Fernández, diciendo que como “primer presidente feminista” promovería la legalización del aborto, eso aún no sucedió. Es más: a casi seis meses de gestión, ni siquiera envió al Congreso el proyecto alternativo al que reclama el movimiento de mujeres desde hace 13 años, junto a la Campaña Nacional por el Derecho al aborto. Ni siquiera se conoce su texto y, mientras tanto, siguen muriendo las personas gestantes.
La actitud del gobierno nacional fortalece a los sectores más reaccionarios. Lo muestran provincias como Santiago del Estero, donde el gobernador Zamora (aliado de Alberto Fernández) impidió que una nena de 12 años acceda al derecho al aborto no punible, que rige para estos casos hace casi cien años. También lo muestra Jujuy o Tucumán, la provincia donde fue presa Belén, donde Lucía fue torturada y obligada a parir con su cuerpo de 11 años.
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La provincia donde oficialistas y opositores garantizan que las leyes de Educación sexual integral, de Salud Sexual y Procreación Responsable y de Cupo laboral trans, sean directamente papel mojado, porque no se aplican. Si no hubiera sido por el rechazo de las mujeres, casi corre la misma suerte hasta la Ley Micaela.
Desde Pan y Rosas y el PTS en el Frente de Izquierda somos claras, y decimos que no podemos dejar en manos de estos sectores la lucha por nuestros derechos. A dos años del debate en el Congreso, vamos por la ¡aprobación ya del proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto! Por educación sexual y anticoncepción gratuita en todas las escuelas, salas y centros de salud. Por la separación inmediata de las Iglesias del Estado.
Y, sobre todo, vamos por aportar a construir un gran movimiento de lucha, organizado, en las calles, que quiera unirse a los sectores más avanzados, a quienes hoy se ponen de pie para dar respuesta a la crisis social, política y sanitaria que los empresarios, los poderosos, los jerarcas de las iglesias, quieren descargar sobre la clase trabajadora ocupada y desocupada, sobre los que menos tienen o no tienen nada. Apostamos a un movimiento que busque fusionarse con los y las esenciales, con les jóvenes que enfrentan la precarización laboral, con las obreras y obreros que se ponen de pie ante los planes de los empresarios y marcan el camino para hacer que esta vez, la crisis no recaiga más aún sobre nosotros. Sí, porque la deuda sigue siendo con nosotras y nuestras familias. ¡Que esta vez, la crisis la paguen ellos!