Entrevistamos a Nicolás Goldschmidt a propósito del próximo estreno de la esperada serie sobre Maradona "Sueño Bendito" de la cual es uno de sus protagonistas, hablamos sobre su historia, sus sueños y desafíos.
Sábado 22 de mayo de 2021 00:00
Fotos: Lucas Van Esso
Conocí a Nicolás Goldschmidt en un verano de 2018 en Mendoza. Filmábamos Las Furias, una película de Tamae Garateguy. Compartimos una o dos escenas y varias horas de rodaje. Me llamó la atención su sentido del humor y su ternura. Un tipo cómplice en el set, solidario. Sin duda, un artista versátil, sabe bailar, cantar, tocar el piano, actuar y abrir la puerta para jugar.
A raíz de la serie Maradona: Sueño bendito , lo llamé para entrevistarlo. Me intrigaba saber cómo había hecho para componer al ídolo del fútbol. Y hablamos de su formación, su entrenamiento actoral, de aprender a enfrentarse con el fracaso, de hacer lo que parece imposible y de jugar.
Empezaste de chico a actuar ¿Cómo llegaste al cine?
Al cine llegué casi de casualidad. Una persona que se encargaba del casting de Sol de Otoño fue a ver una muestra, porque yo estaba haciendo teatro en un lugar cerca de mi casa, y se contactó con la dueña de lugar y ella con mi familia. Hice el casting, que recuerdo que lo hice con muchas ganas, y fue mi primer contacto con la peli de Eduardo Mignona que era un tipo muy amable y muy cálido y también lo fueron Norma Aleandro y Federico Luppi. Entonces fue una llegada muy cariñosa a ese mundo. Recuerdo esos días de rodaje como un ambiente muy cálido y pacífico.
Luego vino Chiquititas ¿Te gustó la tele?
Sí, la verdad es que siempre me gustó la tele y es un trabajo muy divertido y sobre todo, me ha entrenando mucho. Me dio nociones de lo que es el trabajo y al mismo tiempo poder disfrutarlo como un juego, y mantener esa sensación de juego es uno de los privilegios más grandes
Después hiciste un parate y te volcaste al teatro ¿Qué pasó en ese momento?
El parate fue algo muy necesario como casi de un orden físico, una sensación física. De necesitar o de estar atravesando algunas escenas o situaciones en las que sentía que no podía llegar a comprometerme del todo. Me estaba haciendo falta y estaba empezando a sentir cierta necesidad de algo distinto, de que algo me arrasara. En ese entonces tomé clases con Cristina Banegas en el Excéntrico de la 18 y ese fue un puntapié clarísimo para mí, como un despertar, de que eso que yo creía que era el mundo de repente estaba dentro de un universo y eso en una galaxia, y empecé a enfrentarme y a empezar a entrenarme en el fracaso, algo que siento que hoy en día es una de mis zonas más fuertes, entender que en esos lugares uno se fortalece. Enfrentarse al fracaso me parece clave. A partir de tomar las clases con ella me fortalecí en el trabajo con el texto y empecé a tener más curiosidad por el teatro y necesité hacerlo todos los días y me anoté en el IUNA. Fue muy importante, entendí el trabajo en grupo y a partir de eso quise ser parte de la poética del teatro y entré en el Sportivo Teatral que definió para mí las bases de mi yo actor y creador porque de ahí salís aprendiendo a hacer de todo, tu propio gestor y a pensar en la escenografía, en el espacio, en el vestuario, si bien había una base que había conseguido en lo de Cristina, en el Sportivo todo eso se asentó. Pude estar más firme, como enraizar, pisar cada vez más fuerte.
¿Cómo fue hacer a Diego, el ídolo del fútbol argentino? ¿Cuáles fueron los desafíos?
Había un gran desafío que era hacer de Maradona. Esa premisa de hacer de Diego Maradona era el gran desafío. Era una relación de disfrute, placer, exigencia, miedo, todo junto, que imagino se relacionaba mucho con la presión de salir a la cancha. Pero desde el principio tuve mucha alegría. Siempre trate de vincularlo con el placer, que me parecía que era algo que este personaje tenía, como estar debatiéndose entre las cuestiones profesionales y las exigencias de ser un astro y el placer de jugar a la pelota. Y a mí actuar me fascina, como si fuera eso. En ese sentido sabía que me enfrentaba a algo que me iba a dar mucho disfrute y mi mayor anhelo era mantener viva la fantasía del pueblo que, bueno, es un gran cometido espero haber podido lograr. Pero no lo sé.
¿A partir de qué elementos trabajaste? ¿Improvisaste, te inundó lo que imaginabas o percibías de Maradona o todo fue milimétricamente construido?
Es buena esta pregunta porque hay algo de lo milimétricamente construido que tenía que ser así. Ciertos tonos de voz, ciertas posturas del cuerpo, los gestos que si no se hacían así, desparecía el personaje. Eran buenas postas esas a dónde ir, para no perderse, como pequeñas guías en el camino. Esa cosas están buenas en la actuación, tener espacios de liberación de improvisación pero teniendo algunas boyas. Como cuando navegas de noches y tenés unas lucecitas y sabés que vas hacia ese punto. Me gustaba la idea de jugar a inventar una parte de ese Diego porque no conocía del todo esa época no tan pública de él, eso me permitió hacer jueguitos. Pensar cómo seducía, como bromeaba, como se reía, cómo mostraba el miedo o la tristeza
La serie va a explotar a nivel mundial casi seguramente ¿Cómo te preparás para eso?
Creo que hay una parte que es más consciente y otra inconsciente de lo que puede llegar a suceder. Tengo expectativas pero sé que esas cosas no las puedo saber ni controlar. Estoy abierto a todas las sorpresas que traiga y tengo las sensación que van a hacer buenas. Trato de vivir el ahora con emoción y disfrutar los momentos que vivo con mi familia, mis amigos, la gente que quiero y tengo expectativas de poder seguir logrando cosas. Que esa repercusión mundial me ayude a hacer las cosas que quiero.
Lo último en teatro fue Ametralladora, un gran despliegue de energía ¿Qué te llamó la atención de la obra?
Ametralladora me llama la atención inmediatamente. Laura Sbdar me escribe por facebook y me dice “tengo un texto me gustaría que lo hagas”. Me lo dio, lo devoré y en todo ese viaje que es el texto, encontré varios conceptos con los que siento que comulgo. Ciertos aspectos de la ternura como un valor, como un arma que me llamaron la atención y que ya venía trabajando. Desde qué lugar tomaba la ternura en la actuación o en el arte y cómo podíamos hacer para recuperarla y que lo tierno se asociaba con algo más zonzo, débil y queríamos recuperarla como un arma para luchas, y eso está presente en el texto.
El texto es bastante quilombero, convocante y está muy ligado a una idea revolucionaria. Hacia el final un grupo de niñes toma la ciudad entera cambiando el color del Congreso y de la Casa Rosada, bajando al presidente. Este grupo de niñes que viene a arrasar con todo y en eso está todo, las ideas, las imposiciones que tenemos, la idea de los géneros, el modo en el fuimos criados, amados, cuidados. Yo arranco la obra haciendo de una nena de unos 10 años y me dije ¿ cómo voy a hacer esto? Y dije, esto es imposible, hagámoslo!
¿Cómo sigue tu camino ahora?
Lo que viene ahora es expansión, expandirme en todo sentido, poder probar otros roles como la dirección en el cine, escribir guiones, viajar y trabajar en distintos países, conocer otras culturas.
Trailer:
Celina Demarchi
Nació en Berisso, provincia de Buenos Aires. Docente y actriz, participa en la sección Cultura y en distintas producciones audiovisuales de La Izquierda Diario.