Al expirar esta noche el ultimátum de la CEDEAO (Comunidad Económica de Estados de África Occidental según su sigla en francés), una intervención militar en Níger sumiría a la región en un conflicto sangriento en interés del imperialismo francés y occidental. ¡Fuera Francia y las grandes potencias de África!
Domingo 6 de agosto de 2023 16:36
Desde el golpe de Estado en Níger el 26 de julio, el peligro de un conflicto militar en la región de África Occidental no ha hecho más que aumentar. El presidente, Mohamed Bazoum, fiel títere del imperialismo francés (y por tanto de la Unión Europea) y de Estados Unidos, fue depuesto y secuestrado por los golpistas, y el general Omar Tchiani asumió la jefatura del país. Esta acción fue denunciada por todas las potencias occidentales, en particular Francia y Estados Unidos, que suspendieron toda "ayuda al desarrollo" al país, condenando a las masas nigerinas a una miseria aún mayor y demostrando que dicha ayuda es ante todo un medio de presión política.
Un golpe que aprovecha el odio contra el imperialismo francés
Hasta ahora, Níger se consideraba un polo de estabilidad al servicio de los planes del imperialismo occidental e incluso era un elemento clave de la política estadounidense y francesa en la región del Sahel (limita al norte con el desierto del Sahara y al sur con la sabana sudanesa, desde el océano Atlántico hasta el Mar Rojo). Una gran parte de las tropas francesas expulsadas de Malí tras el golpe de Estado de 2021 fueron redesplegadas en Níger, donde están destinados 1.000 soldados estadounidenses y 1.500 franceses. Bajo el pretexto de la "guerra contra el terrorismo" y de la estabilización de una región asolada por la pobreza en la que florecen los grupos paramilitares, esta presencia tiene como objetivo esencial defender los intereses de las grandes multinacionales.
Aunque Níger es rico en petróleo, uranio y oro, es uno de los países más pobres del mundo como consecuencia del expolio imperialista de esos recursos. En esta zona, Francia ha desempeñado un papel histórico en el saqueo de las riquezas por todos los medios económicos, monetarios, geopolíticos y militares, y ha contribuido, junto con las burguesías africanas cómplices, a hacer de África Occidental y del Sahel una de las regiones más pobres del mundo. En Níger, por ejemplo, el imperialismo francés sigue explotando el uranio a través de la empresa Orano (antigua Areva), mientras que hasta hace poco era Bolloré la responsable de la logística que permitía a los productos nigerinos encontrar salida en los puertos de Benín y Costa de Marfil. Después de Malí y Burkina Faso, este último golpe ha desestabilizado aún más los intereses franceses en el Sahel.
Como en estos golpes anteriores, los golpistas surfean demagógicamente sobre el sentimiento de hostilidad hacia la potencia (neo)colonial francesa, a la que han servido fielmente durante años a costa de la población, para ganarse el apoyo popular. Sin embargo, detrás de su retórica, la realidad de este golpe de Estado sigue siendo la de los conflictos de camarillas dentro del aparato militar y estatal por el control del Estado. Aunque los golpistas se apoyan en el legítimo sentimiento anticolonial y antifrancés que existe en la población, no actúan en nombre de la emancipación del pueblo de Níger, sino para presionar a los aliados franceses y estadounidenses y diversificar su apoyo tratando de recurrir a China y Rusia.
El simulacro de democracia construido por la burguesía africana con el apoyo de Francia lleva a una parte de la población a apoyar a los golpistas pero no se puede confiar en los golpistas de Níger o en ninguna de las facciones de los ejércitos de los países de África Occidental que han tomado el poder en Malí o Burkina Faso. Como en el conjunto de la región, sólo una verdadera democracia de los trabajadores y el pueblo de Níger puede permitirles alcanzar una auténtica autodeterminación, aboliendo todos los mecanismos de dependencia económica y política de las grandes potencias, empezando por la abolición del Eco (antiguo franco CFA), la deuda externa que sirve de mecanismo de saqueo de las riquezas, y por la imposición del monopolio del comercio exterior y la expropiación de todos los grandes grupos económicos para ponerlos al servicio del pueblo de Níger.
Te puede interesar: África convulsionada en la disputa entre potencias
Te puede interesar: África convulsionada en la disputa entre potencias
¡No a la intervención militar de la CEDEAO al servicio de los intereses imperialistas!
En un momento en que las debilidades del imperialismo francés han quedado al descubierto por las humillaciones en Burkina Faso y Mali, el gobierno de Emmanuel Macron se prepara para la posibilidad de un conflicto militar para derrocar a los golpistas. En la región hay dos bloques enfrentados. Por un lado, la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO), títere del imperialismo francés, ya ha impuesto duras sanciones económicas y comerciales a Níger y ha dado un ultimátum a los golpistas para que pongan fin al golpe, amenazando con utilizar la fuerza. Este ultimátum expira el domingo, y los aliados regionales de los golpistas, las juntas militares en el poder en Malí y Burkina Faso, respaldadas por Rusia y China, han advertido de que "cualquier intervención militar equivaldría a una declaración de guerra".
De momento, Senegal, Costa de Marfil y Nigeria han amenazado con intervenir por tierra y aire y lanzar tropas en paracaídas sobre Niamey, capital de Níger. El viernes, estos países afirmaron haber ultimado un plan de intervención en una reunión celebrada en Abuja (Nigeria), país que comparte una extensa frontera con Níger en el norte y desde el que se lanzaría una intervención terrestre. Francia ni siquiera intenta ocultar su participación activa en esta posible intervención. "Tenemos que tomarnos muy en serio la amenaza de intervención", advirtió el sábado Catherine Colonna, ministra francesa de Asuntos Exteriores. Aunque no tiene previsto comprometer tropas, Francia se prepara para supervisar una operación de representación al servicio de sus propios intereses.
Fuera de la CEDEAO, el presidente argelino Tebboune se ha manifestado en contra de cualquier intervención militar en Níger. Asimismo, dentro de los países que parecen más dispuestos a derrocar a los golpistas por la fuerza de las armas, surgen contradicciones. Se dice que la mayoría del Senado nigeriano se opone al deseo del Presidente Tinubu (que también preside la CEDEAO) de enviar al ejército a invadir Níger. Sin embargo, África Occidental es un polvorín y sólo quedan unas horas para que expire el ultimátum de la CEDEAO.
Cualquier intervención militar sumiría a la región en un conflicto sangriento, en un momento en que una parte de la población de la capital nigerina ha salido a la calle en los últimos días para apoyar al gobierno golpista ante una posible intervención extranjera. El conflicto actual refleja la continuación en el continente africano del conflicto estratégico entre el bloque UE/OTAN y la alianza informal entre Rusia y China. La primera perjudicada en este conflicto entre diversos intereses expansionistas es la población de los distintos países de África Occidental, en primer lugar Níger.
Francia esconde sus intereses tras la defensa de una supuesta "democracia", que es la primera en burlar desestabilizando Estados, apoyando golpes de Estado como el de Chad y saqueando la región, todo ello bajo una estrecha supervisión militar. Ya sea mediante elecciones o golpes de Estado, lo que importa a Francia es disponer de regímenes dóciles. Por otra parte, las diversas juntas militares aliadas de Rusia se esconden detrás de un "antiimperialismo" igualmente hipócrita. La verdadera liberación de la dominación imperialista y la erradicación de la miseria sólo pueden conseguirlas los trabajadores y las clases populares de África Occidental, que son los únicos capaces de derrocar a todas las juntas y gobiernos corruptos a sueldo de las grandes potencias. Todas las clases trabajadoras del continente deben oponerse a cualquier forma de intervención militar en Níger y tomar sus asuntos en sus propias manos contra la casta militar que sólo quiere arrojarlos a los pies de un nuevo amo.
En Francia, el movimiento obrero y la izquierda deben oponerse a toda sanción e intervención militar, no para "repensar" la relación imperialista con Níger, como propone Francia Insumisa junto a un sector de la izquierda institucional, sino para poner fin a toda presencia francesa, militar o económica, al servicio del saqueo de los recursos del continente.
¡Abajo la presencia imperialista de Francia en el continente africano!
¡No a las sanciones que empobrecen al pueblo de Níger!
¡No a la intervención militar de la CEDEAO en nombre de los intereses de las potencias imperialistas!
¡Fuera los soldados franceses de África! ¡Fuera las multinacionales de África! ¡Abajo el imperialismo y los mecanismos que perpetúan la dominación neocolonial!
Révolution Permanente
Francia