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Red Internacional
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TREN MAYA. Ningún Tren Maya compra la dignidad de las mujeres que luchan

El pasado jueves 1 de octubre se realizó el “Primer foro de Mujeres en Defensa de la Vida y Territorio en la Península de Yucatán, con mujeres de todo el país, para hablar sobre el Tren Maya, megaproyecto estrella de López Obrador.

Martes 6 de octubre de 2020

Como parte de las actividades encaminadas a la defensa de los pueblos indígenas, derechos de las mujeres y del territorio, en el marco de la construcción del Tren Maya como uno de los mega-proyectos estrella de la 4T, el pasado jueves, primero de octubre, se llevó a cabo el “Primer foro de Mujeres en Defensa de la Vida y Territorio en la Península de Yucatán convocado por “Siempre unidas” Muchuuk balo´on A. C. en el que participaron mujeres de toda la república mexicana.

Dicho evento tuvo como objetivo no solo generar mayor difusión sobre las problemáticas que implica la construcción del Tren, sino emprender un análisis desde la perspectiva feminista en el que se plantee repensar lo que la sociedad y las comunidades indígenas entienden por “desarrollo” frente al discurso capitalista con el que el Gobierno Federal ha ido vendiendo la idea para que socialmente sea aceptado este devastador proyecto.

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Durante el foro se tuvo la participación de tres especialistas en temas ambientales, de biodiversidad y jurídicos que han tenido una destacada participación en la Defensa de comunidades indígenas contra el Tren Maya: Fernanda Lases Hernández, Sandra Ortíz Amador y Lizbeth Lugo Hernández, como panelistas también participaron mujeres activistas y defensoras que forman parte de las comunidades en las que este proyecto está siendo implantando.

Una de las de distintas denuncias que se expusieron, ha sido la falta de legitimidad y honestidad pero mucha alevosía con la que se realizó la famosa consulta en torno a la aceptación o rechazo de la construcción del Tren, ya que expresan que existe una enorme falta de comunicación e información por parte del gobierno hacia los pobladores y por ende el desconocimiento del impacto y los alcances que implica construirle. Denunciaron además, que la violencia de género ha estado siempre presente y claramente se percibe desde la organización política de sus comunidades, al ser hombres los que mayoritariamente encabezan la representación de sus ejidos; mismos, que toman las decisiones sin previa consulta o apertura a las mujeres indígenas.

Ante la falta de información y ante el empobrecimiento es, que tanto el gobierno como los líderes de las comunidades se aprovechan de la población para vender la idea de que el Tren Maya traerá progreso a sus comunidades, cuando en realidad se trata de un proyecto neoliberal de reordenamiento territorial y antropocéntrico que claramente obedece a la mercantilización que atenta entre muchas otras cosas, contra la cultura, la autonomía de los pueblos, conocimiento ancestral y patrimonio biocultural.

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Las mujeres mayas no piden un Tren, exigen inversión en infraestructura, acceso a la educación y acceso a la salud principalmente porque tienen hospitales pero no cuentan con equipos médicos suficientes ni medicamentos. Dulce Pat, joven miembro de la Coordinadora de Mujeres Mayas de Quintana Roo (Conmaya) mencionó que los padres ven esto como una opción de trabajo, pero no cuestionan qué tipo de trabajo y bajo qué condiciones, haciendo alusión a la precarización laboral que se sufre de manera general, pero que se agudiza aún más por la desigualdad y discriminación hacia los pueblos y comunidades indígenas. Dulce, también compartió la experiencia de indignación que tuvo durante la participación en una del las mesas de trabajo organizadas por la ONU en torno al tema, en la que las autoridades de gobierno les preguntaron: ¿Ustedes como mayas qué le pueden ofrecer al tren? Cuestionamiento que deja muy claro la manera en que el Gobierno Federal les ve como una oportunidad de inversión no solamente de sus tierras sino de la cultura en sí misma, considerando esta como atracción turística en potencia. Es ahí donde se invita a que todas y todos reflexionemos sobre el valor y respeto que gracias al capitalismo hemos perdido a la humanidad, a nuestro origen, a la cultura, naturaleza, historia, tradiciones ancestrales, a la vida.

Habría que cuestionarnos ¿En verdad el Tren Maya trae desarrollo? ¿Qué es desarrollo? ¿Qué pasa con las comunidades indígenas y su profunda conexión con el entorno? ¿Qué pasa con las mujeres y hombres mayas?

“¿Cómo puedes conservar una lengua si ya no existe la milpa y todos se van a trabajar a hoteles?”

Realmente hay muchos cuestionamientos frente al Tren, desde la manera en que se tomó la decisión de dar luz verde para su construcción cuando la consulta se realizó aún sin escuchar primeramente a los pobladores de la comunidades por las que este dará paso y se argumenta que existe aceptación del proyecto cuando las voces que han sido escuchadas son las de “representante populares” que políticamente llevan intereses personales, sin embargo el gobierno sigue sin escuchar realmente la voz del pueblo, de los campesinos, jóvenes indígenas, de las mujeres que además de trabajar llevan la doble labor de sostener un hogar y que a pesar de la necesidad económica, un “Tren maya” no compra su dignidad, sus raíces, ni su cultura.

Cabe resaltar que mientras el país enfrenta una fuerte crisis económica en el sector laboral, educativo, de salud y más; se prefiere invertir en un Tren. En días pasados se dio a conocer que para el siguiente año el gobierno de Andrés Manuel ha aumentado a 700% el recurso destinado al sector turismo, siendo este más de 38,000 millones de pesos, de los cuales más de 36,000 millones se irán a su Tren, mismo que al ser un proyecto no acabado se plantea seguir incrementando su presupuesto hasta que se concluya su construcción. ¿Cuánto de nuestros impuestos están siendo destinados para ello, a quiénes realmente va a beneficiar y quiénes están siendo más golpeados con su construcción?

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“Se ha fraguado desde los 70´s que el turismo sea la entrada económica, por eso es que se lleva a la juventud… se reclutan jóvenes para trabajar en un turismo devastador” mencionó Wilma Esquivel Pat mujer originaria de Chetumal y miembro del “Centro Comunitario U Kuuchil K Chibalom”, quien además señaló que “Playa del Carmen y Cancún aunque parecen más tierra de extranjeros, es tierra maya”.

El modelo económico que el Gobierno implanta en todo México, pero sobre todo en las zonas de comunidades indígenas, no es el de mantener vivas las raíces culturales, el amor a las tradiciones y mucho menos el respeto a la tierra; sino la explotación humana y ecológica mediante la implantación de la falsa creencia de “progreso económico”. No hay un verdadero respeto por los derechos de los pueblos y se tiene la creencia de que son ellos los que nos necesitan, los que necesitan al Gobierno; cuando en realidad a nosotros es que ellos nos hacen falta, nos hace falta aprender de su amor y profundo respeto a la vida, a las plantas, animales y a nuestro origen ancestral.

“Pobres no somos, somos empobrecidos, los abuelos y las abuelas nos piden luchar”

Cita de Wilma, en la que pese a su hartazgo de ser ignorados y de poner en peligro su vida al defender la tierra; se mantiene en la lucha porque para los mayas todo tiene vida y esencia… “Vienen tiempos de represión, pero también de más resistencia”.

Hay mucho que repensar, pero sobre todo mucho que hacer en tiempos tan complejos como ahora, que enfrentamos la pandemia del Covid-19 y que la brecha de la desigualdad se amplía cada vez más; es tiempo de apostarle a la unidad social en favor de preservar la vida, una vida en la que la dignidad no se monetice y que grupos de poder político y económico no decidan sobre nosotros y nosotras, en la que se deje de mercantilizar la cultura y se cierre cada día la oportunidad a la juventud de soñar con un futuro de oportunidades, en la que la voz de las mujeres se escuche y respete en cada rincón del mundo.

Desde el Movimiento Nacional Contra la Precarización y los Despidos (MONAPRED) nos solidarizamos con la lucha en defensa de los pueblos y comunidades indígenas, del territorio y por la vida. Invitamos a las y los compañeros trabajadores, a estudiantes, maestros, organizaciones y sociedad en general a que sumemos esfuerzos y juntos digamos.. ¡No al Tren Maya!