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Red Internacional
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¿MISERABLES? No tocar a las grandes patronales: el “plan” oficial hasta que finalice la cuarentena

Máximo Kirchner y Sergio Massa se reunieron con grandes empresarios. Les prometieron tranquilidad en cuanto a sus negocios. Mientras tanto, se demoran medidas urgentes para aumentar recursos en medio de la crisis.

Viernes 3 de julio de 2020 22:38

Tres representantes del Gobierno mantuvieron encuentros con empresarios para “conversar” sobre el rumbo de la economía, la negociación de la deuda, Vicentin y el impuesto a las grandes riquezas en el medio de la crisis que atraviesa el país.

La cena sucedió hace más de dos semanas en la residencia de zona Norte del banquero Jorge Brito (Macro). Asistieron Marcelo Mindlin (Pampa Energía), Marcos Bulgheroni (Pan American Energy), Miguel Acevedo (presidente UIA), Jorge Brito (hijo) y Hugo Dragonetti (de la constructora Panedile), Sergio Massa, Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” de Pedro, según publicó el sitio Infobae al igual que otros medios.

A comienzos de la cuarentena el presidente llamó miserables a los empresarios, sin nombrarlo se refería a Paolo Rocca, quien unos días antes había despedido a 1.450 trabajadores de su empresa constructora. Al igual que el mes de marzo lo “miserable” quedó en el pasado. Alberto Fernández decidió mantener el diálogo con los principales empresarios, los dueños del país, para negociar las principales medidas que se llevarán adelante. Medidas que se concentrarán en proteger sus ganancias y no en afectar sus intereses para aplicar medidas de emergencia ante la crisis.

¿Y el impuesto a las grandes fortunas?

El oficialismo afirmó que el borrador del proyecto del impuesto a las grandes riquezas estaba listo para que ingrese en el Congreso. Sin embargo, siguen pasando las semanas, los meses y aún no se conoce la propuesta.

Hace más de un mes el presidente se reunió con Massa y acordaron que el objetivo “es construir una agenda de diálogo post-pandemia”, según publicó el sitio Infobae. Así, se realizaron diversos encuentros entre empresarios y representantes oficiales como con Miguel Galuccio, ex CEO de YPF, y el empresario de laboratorios Hugo Sigman.

También hubo encuentros en el Salón de Honor de la Cámara de Diputados con Sergio Massa y Máximo Kirchner. En esas reuniones se conversó sobre programas de inversión o reactivación y leyes. En este camino la Unión Industrial Argentina ya le presentó al Gobierno un programa completo que se llama “propuestas para la reactivación productiva” y afirma que “hay que construir consensos y acuerdos para el desarrollo”, según publicó Clarín.

Una de las preguntas recurrentes de los empresarios a Kirchner es sobre el impuesto a las grandes fortunas. Mantener buenas relaciones con las patronales seguramente incidió en la postergación de la presentación del impuesto y el cambio del destino de lo recaudado a un plan para reactivar la economía. ¿Esto implicará más ayuda a las patronales?

En el medio de la crisis sanitaria, económica y social es urgente tomar medidas para aumentar los recursos en salud, como insumos en los hospitales, testeos, entre otros, pero también ampliar el ingreso familiar de emergencia a más beneficiarios por una suma que permita llegar a fin de mes. Todo esto se podría hacer si aumentan la recaudación del Estado con un impuesto a las grandes fortunas que el Gobierno decide postergar para evitar choques con la burguesía.

La demora en la presentación del impuesto no es la única concesión a las patronales. También sucedió con la negociación de la deuda y con Vicentin.

Sobre la deuda el Gobierno comenzó con un discurso que no cedería a las presiones de los especuladores. Guzmán afirmó que los acreedores se sentirían “frustrados” con la propuesta de reestructuración. Sin embargo, pasaron los meses y el ministro ya realizó varias mejoras a la oferta inicial y aún los especuladores exigen más concesiones para llegar a un acuerdo. La negociación no entró en cuarentena.

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El caso Vicentin, otro ejemplo. Fernández anunció la expropiación de la empresa, pero el proyecto no ingresó al Congreso. Se recuerdo que es una agroexportadora, que fugó capitales y dejó una deuda millonaria al Banco Nación, entre otros acreedores. De dicho anuncio el Gobierno pasó a negociar abiertamente con sus dueños.

Negociar con los grandes empresarios tiene sus consecuencias para el pueblo trabajador. La salida a la crisis la impondrá la clase dominante. Por eso, es necesaria una salida de otra clase. Hay que avanzar en un impuesto extraordinario a las grandes fortunas, y el desconocimiento soberano de la deuda junto a medidas de fondo como la nacionalización de la banca y el comercio exterior. Reorganizar la economía en favor de los intereses de las grandes mayorías.

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