Entrevista a Norman Briski en el 40 aniversario de la dictadura cívico militar, la visita de Obama al país y el reestreno de "Vidé/ la muerte móvil", un texto de Vicente Muleiro con su dirección.
Natalia Rizzo @rizzotada
Martes 5 de abril de 2016
Fotografías: Fernando Lendoiro
Sentados dentro de la sala de su teatro Calibán, estábamos como formando parte de una puesta en escena. Las imponentes gradas sin gente, iluminados por unos focos, reunidos en una charla con la reverberancia de las palabras que hacían eco en las paredes y la sala vacía. Fuimos público y fuimos actores. Reflexionamos sobre el rol del arte en la sociedad, sobre la situación política nacional, sobre el teatro y las obras que tiene ahora en cartel.
“Siempre me llama la atención las preguntas que me hacen. Primero me llama la atención que quieran preguntarme algo. O sea que ya empezamos con: ¿Por qué me preguntarán a mi algo? Porque además las cosas que digo en general pecan de inoperantes, como que no se pudiese hacer nada con lo que uno dice y se debe a que uno está, en un lenguaje más poético, porque uno arrastra la experiencia de lo artístico, del teatro, de lo que es el cine. Entonces a veces uno invade otros lugares que tal vez tengan que tener más de lo posible y yo trabajo con lo imposible todo el tiempo. No es que lo que diga no sea sentido, por el contrario, pero es poco pragmático. Así que después me tengo que aguantar que me dicen idealista. Eso es grave, porque una sociedad que no tenga ideales es una sociedad muerta. Y me parece que estamos atravesando un lugar tan vacío, un lugar importante, tan posmoderno, diríamos. Inmediatamente aparecen nuevas broncas. La bronca es para mí la materia prima de toda modificación de lo social. Sin bronca no vamos hacer nada. El odio es el que hizo las revoluciones en el mundo, es la misma bronca. En este momento escribí algo para el 24 de marzo, una versión para la aversión de lo que es hoy la realidad, que es la continuación del progresismo. Por eso soy antikirchnerista, antimacrista y me inspiran algunas cosas que veo, ciertas señales de humo.” Nos comentaba Norman Briski, cuando le preguntábamos si había alguna pregunta que no le hayan hecho que le gustaría que le hagan, o si le llamaba la atención que nunca le hicieran alguna pregunta en particular.
En "Vidé/ la muerte móvil" se retoman los últimos cincuenta años de la historia argentina, años de dictadura y postdictadura, atravesadas por la historia de Vidé (Marcelo D’Andrea) quién está obsesionado por conseguir "una buena muerte".
“Ahora esta obra se resignifica mucho. Es una obra que encara aquel engranaje conservador de la Argentina, que siempre termina con los milicos. Yo creo que eso ya está en marcha en la Argentina, ese es el terrorismo en la Argentina. La organización de la fuerza por parte de los aspectos conservadores, pero esto es una continuación de lo que venía, o sea que se va a armando, armando, hasta que hoy se puede decir que ya están muy cerca del poder. Vemos otra vez la reorganización de los aspectos de la seguridad, qué son las simulaciones para reprimir, con el protocolo por ejemplo. Hablar de narcotráfico en la Argentina y hablar de terrorismo en Argentina, es tratar de perseguir a las personas que están protestando. Están inventadas para eso y se inventaron antes porque con estas leyes estuvo de acuerdo el anterior gobierno y por supuesto este va a alentar.”
Sí, es un protocolo antipiquete, una ley de Onganía, y el gobierno anterior impulsó la ley antiterrorista… ¿qué repercusiones crees que puede tener la obra en este contexto a 40 años del genocidio en nuestro país, con Obama de visita, que es el representante del país que fomentó y apoyó el golpe militar más sangriento que vivió Argentina junto con las dictaduras en Latinoamérica?
“Es que el criterio es, que lo que hacemos nosotros en general, es como una especie de eructo colectivo que llegará por casualidad a la Vidé de algunos jóvenes. No hay que pretender que ninguna obra o ningún artista, haga una cosa que modifique la relación de fuerzas. El teatro es un juego muy querido y que nos parece que podría movilizar un poco pero… las herramientas que se necesitarían para combatir semejante enemigo no me parece que pasan por los telones.”
Aunque no modifique la correlación de fuerzas, es importante la batalla cultural, junto con la batalla ideológica, la lucha de clases. La dictadura censuró y persiguió duramente a la cultura y los artistas, vos podés dar cuenta de ello en carne propia.
“Sí, sí. Mirá varios ejemplos para convencer a la gente que no confíe tanto en la cultura, porque la cultura ha sido prestigiada, entonces salvémonos con la cultura, ¡madre mía! La cultura siempre estuvo al lado del poder, no hablemos del Vaticano, de Leonardo Da Vinci, no hablemos de Miguel Ángel...Todo lo que significa la cultura estuvo siempre del lado de Mefisto, con algunas excepciones. Y ¿quiénes son los que realmente movieron el avispero? Sería Becket con Godot, unas cositas que pasaron con Shakespeare que fue un servidor de la corona, pero lo hizo muy bien. Ni hablar de la calidad y los productos culturales del imperio. Vamos a ver, ¡Los Simpsons! ¿Hay algún ataque más frontal y siniestro a la sociedad norteamericana que Los Simpsons? Y por otro lado, ¿cambió algo, algún imperialista? Puede ser que produjo una subjetividad, pero ¿Qué subjetividad produce? Reírse de sí mismo, si no tenés otra que reírte de vos mismo... pero ¿se logra cambiar algo con la burla? Me parece que tiene patas cortas. Pero por lo menos yo pienso eso y estoy en esta adicción, que conozco, que me divierte, que la pasó bien, y sé que es extremadamente limitado el alcance que tenga para modificar algo. Sería en otra etapa, supongamos el dogmatismo del socialismo donde la cultura podría ser un juego muy interesante, para jóvenes, como el deporte.”
En tu experiencia con el teatro popular, con el grupo `Octubre´, del cual formaste parte ¿Creés que eso sí generaba algo distinto?
“ `Octubre´ fue muy eficaz porque antes que nada, no eran actores profesionales, eran militantes y militantes, si se quiere, militares. Estamos hablando de una agrupación que hizo este trabajo para insertarse en las bases. Pero en ese momento había un auge de masas en la clase obrera que hoy habría que buscarlo con una lupa. Hoy hacer teatro popular nos entusiasma, pero las convocatorias son muy pobres porque hay algo que debe suceder primero que es la bronca. Que debería, o bien lo está apareciendo con todos estos despidos y el ajuste. Creo que eso va a originar una respuesta de algún tipo. En aquel momento, en esa etapa tan única, un día una de las organizaciones nos dijeron: ‘che dejen de hacer teatro porque los van a cagar a balazos’. Primero fue en la ciudad, y nos empezaron a perseguir. Y al final nos convenía más bien tener una idea defensiva u ofensiva, pero que no estaba relacionada a esta herramienta. También podría pensarse que en algunos momentos esa actividad agrupa, reúne gente sensible que pueda desarrollar estos temas sensibles. ¡Está claro que es lindo! ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? El teatro desapareció. Desapareció muchas veces de la historia, no es como el Vaticano. El teatro francés, con Musset… y después ¿Qué pasó? Los robaron. A partir de una cosa que parecía más bien desfile de modelos, desapareció de la historia, por siglos, y de pronto aparece otra vez, ¿Cuándo aparece? Ay, ¡si yo supiera! ¿¡Si yo supiera la eficacia de la obra de teatro en qué reproduce?! Si yo supiera sería un absurdo sociólogo que cree que por caracterizar determinadas conductas sociales sabe de qué se trata, no me atrevo a hacer eso…
Sería como preguntarse ahora: se instala otra vez el neoliberalismo en Argentina, con todas las derrotas que tuvimos, pero a este presidente lo votaron y ganó por elecciones. El tema de la complicidad civil, nadie se la quiere agarrar con nuestro pueblo. Ahora es masa, el pueblo es masa. Y votaron, y lo defienden. El panorama puede ser más propenso a que la relación de fuerza cambie, porque la gente dice: `Yo lo voté a éste porque puso los semáforos y ni bien asumió nos rajó a la mierda...´ El avión negro lo llamo yo. A éste lo trajeron para meter guita y con guita esto va a funcionar, porque el capitalismo funciona con guita. Si cae Brasil todas las corporaciones vuelven a Estados Unidos. Pero hubo chiva ahí, ¿Cómo 70 centrales atómicas y no los llaman para hacer una? El mundial de fútbol… Todo vuelve a EE.UU. Ahora va a aparecer con algún encaje. Yo soy de otro costal, entonces veo desde otra ventana que entra el Cabildo, digamos… Sería más kafkiana, si se quiere. Esto es muy serio y para la izquierda es una oportunidad extraordinaria, porque si vuelve el Kichnerismo con Cristina de Presidente, no va para atrás ni para adelante. Acá hay que hacer algo. Pensar mejor como tener la velocidad del poder, porque ’razón tenemos hace rato’. ¿Y qué hacemos con eso?”
Luego continuó reflexionando: “Los saltos son cualitativos, no son reformistas. Los saltos son discontinuidades, no son política. Yo pienso así, y Foucault también. Son discontinuidades. Entonces, el asunto es una perspectiva revolucionaria, que no haga política de contradicciones secundarias”.
¿Qué otros proyectos tenés en este momento?
Bueno tengo como nueve proyectos, los jóvenes tienen que tomar la manija. Hay un grupo que hace "El ojo del Río" una muy linda obra de teatro sobre la historia de un lugar, revisionista con toda la gente que vive ahí.
La obra “Al lector” se estrena en septiembre, hay una tesis interesante ahí en la obra, estoy hablando por primera vez de la obra, una tesis sobre que todas las definiciones de la política imperial, que también está referida a los capitalismos locales, están manejadas por el sistema universitario. Los que conocemos un poco al imperio por dentro sabemos que fue Harvard el que produjo Vietnam y el que paró Vietnam, los papers, la capacidad universitaria, académica, que define las políticas de estado y el estado contando con la curia. En la obra hay cuatro estudiantes universitarios que tienen todo este conocimiento y están en una fiesta en una azotea y empieza a salir humo de un lugar, luego de otro y de otro, y hacen racionalizaciones extraordinarias de lo que podría ser eso, que claramente es una idea nociva, demuestro la guerra popular en contradicción con el hecho universitario.
“Bueno, voy a leerles un texto como primicia”, nos dice mientras toma unos papeles con enmiendas.
"Al gran buitre argentino, ¡salud!"
Por fin la bronca volvió un 22 de Marzo con un avión presidencial. La bronca se había disuelto en los Humanos Derechos, en los aciertos capitalistas de haber pagado la deuda y seguir endeudados; en los subsidios menesterosos, en los empleos del amigo del amigo... Ahora con este avión negro, vuelven las blancas corporaciones. No necesitan casas, ni misiles, un solo espía para detectar corruptos. Los buitres espiando en nuestra Latinoamérica: corrupción nacional y popular. Porque, para no olvidarse: ¿Qué capitalismo no es corrupto? Y el imperialismo con leyes, jueces, dinero legaliza que pocos vivan del trabajo de muchos. ¿Cristianos?: ¡Qué hipocresía!, evangelistas: ¡qué cinismo!, judíos: ¡qué desmemoria! Estados Unidos de Nisman. Hoy el 24 tiene bronca, de aprender o no, que no sirve el progresismo, que no sirven los buenos patrones, que la social-democracia es la humanización más corrupta para aplastar la civilización que más los incomoda. ¡No nos volvamos locos de tanta impotencia! Tenemos todo para revertir este indominio. Solo tenés que pensar que somos todos iguales y sabremos velozmente cuál es el enemigo. ¡No! a cualquier "Neo". Expropiemos la velocidad que hoy es la fuerza de la razón, y que la idea de la hermandad no sea verso. No nos afiliemos, no pactemos, y ¡Sí! a la alegría que nos da ser generosos."
¿Esto vas a leer el 24 con la Asociación Argentina de Actores en la Av. 9 de Julio?
“Puro verso, sí. Unas palabras con alegría que tal vez puedan dan fuerza para marchar unos metros más…
Yo tengo más edad que todos ustedes y eso tal vez nos hace más, como decirlo, anarquistas, la historia se repite una y otra vez.
Basta! Y el basta, significa lo que cada uno cree que significa, lo que la asamblea decida qué hacer.
Faltan nuevas estéticas en las luchas, nuevas maneras, está todo gastado.
La izquierda somos buena gente, yo doy una pauta en el discurso que digo, expropiar la velocidad, razón tenemos, pero ¿qué es la velocidad? ¿Qué es expropiar la velocidad? Porque la velocidad es poder, quién tenga la velocidad tiene poder, y nosotros somos lentos… y el otro con un helicóptero… y expropiar el helicóptero sería una buena idea! A un solo tipo tenés que expropiárselo” dijo entre risas en referencia a Obama.
Natalia Rizzo
Artista Visual, nacida en 1980, oriunda de Villa Luro. Es profesora Nacional de Bellas Artes y realizó la Maestría en Artes Electrónicas de la UNTREF. Miembro de Contraimagen y del equipo de diseño e ilustración de Ideas de Izquierda.