Nosotros los malditos, un libro que recopila los escritos de Pau Malvido, uno de los protagonistas de la contracultura barcelonesa desarrollada a partir de los años 60.
Sábado 19 de marzo de 2016
El libro rescata los artículos que Pau Malvido publicó en la revista Star durante la década de los 70, con la misma intención con la que fueron publicados de manera fragmentada por el propio autor durante la década de los 70. La intención de Malvido ya en esos años era la de “recuperar nuestra pequeña historia personal frente a tanta falsa historieta yanqui. (...) Nunca salió nada publicado, nada que fuese escrito por rockeros y hippies sobre ellos mismos. (...) Nada directamente surgido de los ‘protagonistas’ del asunto.” Un intento de contar su propia historia frente a lo que él define como el "hippismo snob de vocación elitista", que por aquel entonces ya comenzava a crear su propio discurso.
Qué decir de los discursos más oficiales que negaban y niegan la realidad política y cultural vivida en los 60 y 70 y que se inventarán una ‘movida’ llamada madrileña como único movimiento cultural que aspiraba a cambio social ya iniciado el periodo democrático. Parece que antes de ello no hubo nada, que las libertades llegaron con la muerte de Franco y el buen hacer democráticos. Sin embargo, Malvido nos muestra que bajo la dictadura se comenzó a desarrollar una contracultura que, influenciada por las luchas juveniles y estudiantiles que se extendían en el Estado español, a tono con un contexto de radicalización política y cultural a nivel mundial, comenzó a enfrentar los valores políticos y sociales del régimen franquista y del sistema capitalista.
Una contracultura olvidada, en la que algunos sectores renegaron de las organizaciones de la izquierda antifranquista. Pero que a pesar de sus fuertes limitaciones en cuando a sus perspectivas de transformación social supuso una profunda crítica, no sólo a la moral franquista sino además al sistema de valores que proponían las democracias occidentales del Estado de bienestar.
Pau Malvido, definido por algunos como cronista y protagonista de nuestra historia reciente, fue uno de esos protagonistas de los cambios culturales y sociales que se estaban dando en el Estado español desde los años 60. Con un lenguaje desenfadado Malvido nos atrapa en el ambiente contracultural barcelonés que vive mezclado con las luchas estudiantiles, las huelgas obreras, la aparición de las drogas y la llegada de las nuevas corrientes musicales al Estado. Un escenario muy alentador que vaticinaba para los que lo vivieron como Malvido, grandes cambios. “Durante esos años el régimen de franco pretendía modernizarse un poco (...) Los yanquis ya estaban aquí con sus productos, con sus marines y con sus modas (…) La universidad comenzaba a moverse un poco y en Asturias los mineros hacían las huelgas más importantes desde el 39”, así nos introduce Malvido en su época.
Sin duda el libro presenta a la juventud como protagonista. Una juventud invisible y que aparece con fuerza a mediados de los 60. Uno de los momentos de eclosión, que Malvido sitúa como el momento en que esta juventud irrumpe en escena de manera pública y notoria en lo que respecta al ambiente estudiantil, fue la conocida como Capuchinada. El encierro de cerca de quinientos delegados estudiantiles y profesores en marzo de 1966, significó la aparición pública de un nuevo movimiento estudiantil en torno a la creación del Sindicato Democrático de Estudiantes. Un hecho que para Malvido supuso el acontecimiento que puso en escena a esa juentud rebelde. Una primera puesta en escena del incipiente movimiento estudiantil que irrumpió con fuerza en la lucha antifranquista.
En torno a este movimiento se encontraban los distintos grupos y organizaciones de la izquierda antifranquista, algo que en el libro supone el telón de fondo para los ambientes contraculturales vividos por Malvido. Por otro lado se encontraban lo que podríamos llamar como "independientes", jóvenes que se acercaban a las tradiciones de lucha no convencionales y que comenzaron a asumir valores de carácter libertario en los que la crítica se centraba más en la moral tradicional, expresada más en la vida cotidiana que en lo político y social.
Estos jóvenes de espíritu libertario, además de escapar de las normas morales del franquismo mediante formas de insumisión individual, pretendían escapar de la cultura política, ética y estética del antifranquismo de partido, aunque inevitablemente, en la situación en la que se vivían, debían de convivir con ella y terminarían asumiendo algunas reivindicaciones de la misma.
Barcelona en esos años es descrita por Malvido como un lugar de confluencias. Hervidero donde se desarrollaban fuertes luchas obreras, luchas universitarias y una agitación social muy atravesada por la cuestión nacional catalana que causó parálisis en las fuerzas franquistas. Un nuevo fenómeno, el de la contracultura juvenil, contra el cual el régimen estaba poco acostumbrado a luchar y reprimir como lo hacía con la izquierda clandestina; ya que poco conocía de los hippies, rockeros y jóvenes con melenas.
Y aunque comenzaban a ser cotidianas las razzias en los bares o discoteques con detenciones e identificaciones, la dictadura, temerosa ante estas nuevas formas de rebeldía fuera de los parámetros del enemigo comunista o anarquista al que podía reprimir con palo, cárcel y garrote vil, intentó crear un marco legal contra estas nuevas disidencias. La Ley de Peligrosidad Social de 1970 pretendía luchar contra ’ebrios, toxicómanos, gente que posea drogas, personas con comportamientos insolentes, cínicos o brutales, jovenes pandilleros’ ... y un sinfín de nuevos enemigos que comenzaba a engrosas las filas antifranquistas, aunque por el momento desde el plano moral y cultural.
Parte de esta juventud se adscribió al libertarismo que venía asumiendo parte de la izquierda europea. Movimientos como la Internacional Situacionista y el Movimiento 22 de marzo, tuvieron una importante influencia en la Barcelona descrita por Malvido. Unos movimientos de los que parte de la juventud comenzó a asumir la crítica a la moral y cultura imperantes.
Esta contracultura asumió la doble crítica al sistema capitalista que tuvieron el resto de movimientos juveniles o estudiantiles en Europa. Por un lado una crítica artística, estética o cultural, y por otro una crítica social. Aunque en el marco definido por Malvido -sin ser la única resistencia al régimen que se estaba desarrollando- , pesó más la crítica estética y moral. Una cuestión que junto con el carácter interclasista y el rechazo a las organizaciones de la izquierda antifranquista y a la extrema izquierda, limitaron enormemente este movimiento contracultural en su intención de revolucionar las relaciones sociales y humanas.
Nosotros los malditos trata de recomponer una de las muchas resistencias que se opusieron al franquismo y que trataron de romper desde distintas aristas la sociedad opresión y explotación, pero no es la única. El mapa antifranquista en el terreno cultural en Barcelona es muy amplio y este libro trata de rescatar sólo una parte importante del mismo, el cual, a pesar de que se centró en mayor medida en la crítica estética y cultural al régimen franquista y al sistema capitalista, rompe con la idea de la juventud pasiva en la década de los sesenta.
Nosotros, los Malditos; Pau Malvido, Editorial Anagrama.