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Red Internacional
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CREANDO EL CLIMA REPRESIVO. Noticias bomba y falsas alarmas: martes movido con olor a operetas de inteligencia

A días del G20, llamados al 911, hallazgos de “artefactos” y evacuaciones masivas en la embajada estadounidense, el anexo del Senado, el Banco Galicia, el Hospital Álvarez y el tren San Martín. No hubo bombas, pero sí mucho olor a podrido.

Martes 20 de noviembre de 2018 18:27

Foto Télam

Foto Télam

A pocos días de que se inicie en Argentina la Cumbre del G20 afloran los hechos confusos que el gobierno nacional y las grandes empresas periodísticas aliadas a Patricia Bullrich y a los servicios de inteligencia insisten en presentar como preocupantes “amenazas” con alto tinte “terrorista”.

Desde hace varios días el Gobierno viene aprovechando la oportunidad para mostrarse activo y resolutivo frente a episodios de diversas características a los que busca relacionar caprichosamente entre sí. En ese marco, este martes tuvieron lugar una serie de hechos que, al final de la jornada, demostraron nula peligrosidad. Y abren la sospecha de que detrás de ellos pueden estar los propios operadores de la inteligencia estatal, acostumbrados desde hace décadas a actuar en las sombras y con total impunidad.

Bien temprano desde la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires informaron que se había encontrado “un paquete sospechoso” en la sede ubicada en la Avenida Colombia al 4.300. La División Explosivos de la Policía Federal desplegó un operativo dentro del edificio como en los alrededores.

Finalmente fuentes oficiales informaron a la prensa que el resultado de la búsqueda de explosivos dio negativo y que todo se trató de una falsa alarma ya que el artefacto denunciado era una “lámpara dicroica en mal estado”. Pasadas las 9, la embajada retomó su actividad.

Poco después, a las 9:40, las salas de espera y de guardia del Hospital Álvarez del barrio porteño de Flores fueron evacuadas por un supuesto llamado recibido en el conmutador que alertaba sobre “la presencia de un artefacto explosivo”. Poco después, dijo Télam, fuentes policiales comprobaron que se trataba de una falsa alarma. A las 11 se liberó la zona y el centro asistencial retomó la actividad habitual.

También en las primeras horas de la mañana el servicio del Ferrocarril San Martín sufrió demoras y cancelaciones luego de que la empresa Trenes Argentinos Operaciones informara que “se hallaron dos granadas en los talleres ubicados en el partido bonaerense de José C. Paz, las que luego se comprobó que estaban en desuso”.

Según la versión oficial, las granadas obsoletas fueron encontradas debajo de una de las formaciones del San Martín por personal ferroviario y, luego de ser revisadas por la Brigada de Explosivos de la Policía Federal, fueron retiradas para restablecer el servicio. En este caso, no hubo ningún llamado previo.

Pasado el mediodía la Policía de la Ciudad dijo que recibió un llamado en el 911, donde se informaba de la existencia de una bomba en la casa matriz del Banco de Galicia en la Ciudad de Buenos Aires, ubicado en el microcentro porteño. Personal de la Comisaría Vecinal 1 D de la Policía de la Ciudad llegó al edificio y dos mil personas, entre empleados y clientes, debieron ser evacuadas.

Al rato, el mismo personal del Escuadrón Antibombas dijo que todo se trataba de una “falsa alarma” y todos podían volver a sus lugares de trabajo.

Para cerrar la tarde, se supo de otra falsa alarma que tuvo como epicentro el anexo del Senado de la Nación. Allí, en los baños de la Biblioteca Pública del Congreso y siempre según información “oficial” brindada por la Policía, se halló un “paquete sospechoso” que motivó la entrada en acción de la Brigada Antiexplosivos de la Policía Federal. Claramente, otra falsa alarma.

A esta altura, lo más “sospechoso” de todo no son los paquetes encontrados sino la coordinación de los hechos en una misma jornada. Ninguna organización, por minúscula que sea (y mucho menos aquellas que son independientes del Estado y enfrentan las políticas del Gobierno) tiene la logística para armar una serie de amenazas de este tipo sin ser descubierta al instante. Sencillamente porque desde años el Estado realiza espionaje ilegal y un seguimiento casi quirúrgico sobre ellas.

A no ser que se trate de expertos en estas lides, con un alto poder operativo y con la cobertura necesaria de parte del propio Estado para poder hacer pasar estos hechos coincidentes como “aislados” y “desorganizados”. Vaya si sabrán de eso la Policía Federal, la de la Ciudad y los propios servicios de inteligencia.


Redacción

Redacción central La Izquierda Diario