Con Trump golpeado por nuevas revelaciones de sus relaciones con Rusia, una solicitud de juicio político, y una fuerte caída en las encuestas, acaba de ser otra vez derrotado en su intento de terminar con el programa de salud de Obama, debilitándolo aún más.
Miércoles 19 de julio de 2017
Uno de los objetivos de Donald Trump era terminar con el programa de salud del ex presidente Obama, que si bien moderado, significa mayores costos para las empresas. El objetivo es aumentar las ganancias empresariales, a costa de la salud del pueblo estadounidense: un estudio proyectó que con la ley de Trump, entre 22 y 24 millones de personas perderían su cobertura de salud, al prever importantes recortes a las ayudas para el programa de acceso a la salud de los más pobres, y aumentarían un 20% los precios de los seguros de salud.
Hizo un intento fracasado semanas atrás, y este lunes nuevamente lo intentó. Cuatro senadores republicanos rechazaron el proyecto de Trump, llevando a un nuevo fracaso.
Revela la fractura en el Partido Republicano, pero sobre todo profundiza la debilidad del reaccionario presidente de Estados Unidos, manteniendo un curso incierto respecto a su futuro, en el que se juega no solo su suerte, sino el rol del país del Norte en el mundo, como se vio recientemente en la cumbre europea en la que quedó aislado con relación al cambio climático, así como en el modo en que las potencias imperialistas pretenden encarar la crisis internacional, afirmando contra el aislacionismo de la primera potencia mundial, la “cooperación” entre sus socios y rivales.