Ya son cinco los destructores que operan en la base gaditana. El año próximo se espera recibir el sexto como parte del acuerdo de 2022 entre Joe Biden y Pedro Sánchez para fortalecer el escudo antimisiles de la OTAN y los intereses imperialistas en la Medio Oriente.
Sábado 19 de octubre
El pasado miércoles arribó a la Base Naval de Rota el destructor norteamericano USS Oscar Austin DDG 79 con una tripulación de 329 miembros y 200 familiares. Con 9.200 toneladas, 155 metros de eslora y una velocidad de 56km/h se lo considera uno de los destructores más grandes del mundo.
Este refuerzo militar llega justo cuando el presidente Volodimir Zelensky presenta su “plan victoria” que incluye la utilización de armamento norteamericano no solo para la defensa en territorio ucraniano sino para atacar en suelo ruso. Pero sobre todo, tras la seguidilla de ataques e incursiones contra el Líbano por parte del Estado de Israel.
Este frente de combate, que se suma a los otros seis que tiene abierto el ejército sionista, preocupa especialmente por la relación estrecha entre la Hizbulá y el gobierno de Irán, que el pasado lunes atacó una base militar israelí en Binyamina (Haifa y Tel Aviv) mostrando que además de las bajas por el enfrentamiento cuerpo a cuerpo en el sur del Líbano, su escudo antimisiles puede ser vulnerado.
El gobierno de Netanyahu, genocidio mediante, no cede ante las tibias presiones diplomáticas y busca imponer lo que llama “un nuevo orden regional”. ¿Por qué lo haría si los mismos gobiernos que propinan “regañinas”, a renglón seguido les proveen armas, protección con destructores propios y bloqueos a posibles sanciones en organismos internacionales?
La posición del gobierno “progresista” del Estado Español no puede ser más cínica. Mientras se muestra compungido por la barbarie sionista, no solo mantiene el negocio armamentístico con el estado de Israel sino que recibe calurosamente a los destructores norteamericanos.
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Según informan varios medios, la ceremonia de bienvenida no dejó nada afuera: trompetas, clarinetes, saxofones, marcha con las banderas de EEUU y el Estado Español alzadas, y como cereza del postre, el reconocimiento obsceno que detrás de la muerte de la población gazatí y libanesa siempre hay negocios.
Según Rian Harris, embajadora en funciones del Gobierno de Estados Unidos en España, esto implicará un “aumento de la actividad económica” ante la suma de “400 plazas más de trabajo, un aumento en los salarios y beneficios para los trabajadores locales. Un aumento del 35% en el contrato para el mantenimiento de los cinco buques, y eso significa 90 millones de euros de gasto en mantenimiento para los próximos años”.
Mientras el gobierno de Pedro Sánchez y SUMAR hacen negocios con las guerras y destinan migajas para los graves problemas sociales, crecen las manifestaciones en apoyo al pueblo palestino o por la crítica situación de la vivienda entre otros. Es necesario que estos movimientos se multipliquen, se vuelvan masivos y se unifiquen en la lucha contra los pactos de austeridad, guerra y xenofobia de la Unión Europea y la OTAN.
¡Por el cierre de las bases de Rota y Cartagena! ¡No la cesión del puerto de Maó a la OTAN! ¡Por la retirada de todas las tropas españolas en el Líbano, Europa del Este y África! ¡Ni un Euro más para la guerra y el genocidio! ¡Abajo los presupuestos militaristas! ¡Ruptura inmediata de todas las relaciones diplomáticas, comerciales y militares con el Estado de Israel!
Sebastián Quijano
Nació en Málaga en 1980 y vive en Rosario desde 1992. Es militante del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y docente de Filosofía.