La renuncia de Leandro Santoro a competir contra Jorge Macri por el gobierno de la Ciudad, luego de pedir el voto de los porteños para entrar al balotaje, es también el capítulo final de la interna que nunca jugó Patria Grande. En el peronismo, maniobran y juegan con el voto popular para negociar con la derecha. Y hasta con la extrema derecha de Javier Milei.
Miércoles 25 de octubre de 2023 09:08
Sal de ahí chivita, chivita, sal de ahí de ese lugar, dice la canción infantil. Llaman a uno, llaman a otro y nadie quiere sacar a la chiva. Y la derecha, digo, la chiva, no quiere salir de ahí.
Santoro no quiere sacar a Macri
La maniobra de Unión por la Patria, se trasluce. Los votos de los porteños que convocaron para enfrentar a la derecha y al "tren fantasma" de Javier Milei, fueron botín de cambio para un pacto entre el peronismo y el sector de Juntos por el Cambio que todavía influencia Mauricio Macri.
Aunque no les sirvió para evitar que este sector del PRO llamara a votar a Javier Milei: éste miércoles Patricia Bullrich y Luis Petri dieron su apoyo político a La Libertad Avanza para el balotaje contra Sergio Massa. Sí quedaron en buenos términos con el nuevo jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Leandro Santoro comunicó oficialmente que se baja del balotaje. Es un buen gesto de un dirigente al que valoro y respeto, que tuvo un gran compromiso durante la campaña y actuó con lealtad. Me alegra esta decisión que evita realizar una nueva elección en la Ciudad cuando los…
— Jorge Macri 2023 (@jorgemacri) October 24, 2023
La excusa que puso Massa para bajar a Santoro fue la guita invertida en la campaña. El cálculo para el poroteo electoral, es no confrontar más con el macrismo en la CABA, que apoya a Milei, y que podría perjudicar la performance de Massa a nivel nacional.
Durante esta campaña, se vio muy clara la apuesta política de Mauricio Macri a retener el poder sobre la Ciudad de Buenos Aires con su primo de Jorge: y lo consiguió. Esto fue motivo de crisis política con Horacio Rodríguez Larreta, que jugó a recostarse en el sector radical de Juntos por el Cambio, y pareció coquetear con la candidatura de Martín Lousteau, hasta que finalmente se puso en caja. Esta crisis de internas al interior de la oposición de derecha no se cierra, y ahora tendrá otro capítulo con las distintas posturas frente al balotaje Massa vs Milei.
El peronismo leyó está actitud del macrismo y entregó la candidatura de Leandro Santoro, luego de haber pedido el voto de los porteños con el discurso de llegar al balotaje para sacar a la derecha del gobierno de la Ciudad. Una vez que llega, utiliza el voto popular, no para "cumplir" este mandato, sino para ofrecerle un trato a la oposición de derecha que, antes de gobernar el país con Macri, se gestó en la Ciudad de Buenos Aires. La relación de fuerzas se construye, señores.
La campaña de enfrentar a la derecha ya tenía algo engañoso, pues el peronismo en los últimos años, viene jugando un rol en la legislatura porteña, de acompañar a JxC en varias leyes en favor de la especulación inmobiliaria y otras concesiones al poder económico.
Por otro lado, el propio Leandro Santoro planteó por ejemplo, ponerle límites a la protesta social (regularla), en un contexto donde avanza el ajuste y la pobreza y urge una respuesta de lucha en las calle. También planteó una propuesta de Subte 24h, totalmente desligada del reclamo de sus trabajadores que exigen la reducción de la jornada laboral por el asbesto que los mata de cáncer.
Ofelia no quiso ganarle a Santoro
Un capítulo más atrás, antes de llegar a que el candidato de unidad del peronismo fuera el ¿ex? gorila Leandro Santoro; Patria Grande, había amagado con Ofelia Fernández y Pedro Rósemblat (de La Cámpora), para disputar una interna por las candidaturas a jefe de Gobierno porteño. El planteo era "pelear desde adentro" por otra dirección del "movimiento nacional y popular", operación que encabezó Juan Grabois a nivel nacional. Desde un principio la Izquierda señaló que la interna que planteaba Grabois, con un discurso contra el FMI, contra el ajuste y contra el candidato de la embajada norteamericana (Massa), tenía como objetivo desviar que se expresara una alternativa política independiente que solo representa el Frente de Izquierda Unidad.
Ofelia Fernández y Pedro Rosemblat, bajaron su tentativa de pre-cadidatura, muy probablemente por una negociación interna, donde lo que realmente importaba, era que Juan Grabois pudiera competir en las PASO nacionales, y jugar el rol de críticar fuertemente el ajuste del Gobierno, para luego conducir a sus votantes hacia un candidato que rechazaban, Sergio Massa.
Hay quienes ven en estas maniobras, "jugadas maestras". Pero ¿por qué naturalizar que se opere así sobre el voto popular y sus esperanzas?
Muchos de los votantes de Grabois luego eligieron a Myriam Bregman en las elecciones generales; aunque el miedo al avance de la extrema derecha de Javier Milei terminó por conducir a muchos otros a votar al candidato de unidad del peronismo.
Juan Grabois convenció a un sector de que su pre-candidatura en las PASO serviría para condicionar a Sergio Tomás. Pero el rol que jugaron sus diputados nacionales, demostró que ocurre lo contrario. Por ejemplo, cuando acompañaron la votación del Presupuesto de ajuste 2023, que diseñó Massa, por orden del Fondo Monetario Internacional, donde hubo recortes en ayuda social, salud, vivienda y educación, entre otras áreas sensibles.
La derecha no quiere salir de ahí
Pero una de las maniobras más peligrosas que impulsó el peronismo fue la de ayudar a Javier Milei a que conformara sus listas, por lo menos en la provincia de Buenos Aires. Hecho que ventilaron Juan Grabois y Sergio Beni. ¿Qué hubiera pasado con La Libertad Avanza sin esta ayuda del peronismo? No hay pruritos para las negociaciones dentro de la "casta" que gobierna para el orden social de los empresarios.
El peronismo movió fichas para jugar a la polarización con el candidato de la extrema derecha. Y así, correr la vista de su gestión de gobierno, donde los ricos se hicieron más ricos y los trabajadores, más pobres. Todo por convalidar la estafa de la deuda macrista, acatar las ordenes del FMI y seguir beneficiando al poder económico; mientras devalúan y ajustan a las mayorías, socavando derechos conquistados por el avance de la informalidad laboral, el pluriempleo y la desfinanciación de la salud, la educación, entre otras áreas sociales.
Las "jugadas maestras", terminan siendo cálculos que no sirven para enfrentar el curso de la crisis social. Que, sumado a la inacción de las centrales sindicales conducidas por el mismo peronismo, son el caldo de cultivo para que avance también la extrema derecha.
Ni cómplices, ni sometides
El Frente de Izquierda Unidad, con la figura de Myriam Bregman como candidata en estas elecciones, logró plantear una clara alternativa indepediente y de combate, e incluso ampliar su llegada a más trabajadores, mujeres, disidencias y jóvenes. La Izquierda no defrauda el mandato del voto popular, y enfrenta en los hechos el ajuste del Gobierno y el FMI, y el avance de la extrema derecha.
Para detener la crisis, es necesario que los trabajadores y trabajadores se pongan a la cabeza de pelear una salida en defensa propia y de las mayorías. Para lo que se viene, es importante construir una fuerza política de Izquierda, militante, que esté en cada lugar de trabajado, de estudio y en los barrios, impulsando esta organización. No existe maniobra electoral que pueda frenar la crisis, los trabajadores y trabajadores tienen que tomar el control de la situación.