Aprovechándose de que muchos dirigentes sindicales son millonarias y están entroncados hace décadas en esos puestos, el Gobierno quiere hacer demagogia con este cuestionamiento.
Lunes 28 de agosto de 2017 10:20
Tras la marcha del martes pasado, Macri echó al superintendente de Servicios de Salud. El funcionario manejaba el presupuesto de las obras sociales (un presupuesto de unos $7.000 millones anuales) y era la mano derecha José Luis Lingeri, dirigente de Obras Sanitarias. También fue desplazado el viceministro de Trabajo, Ezequiel Sabor, con vínculos con Barrionuevo y Moyano.
Ahora, en el Gobierno profundiza la apuesta y estudian fórmulas legales para difundir las declaraciones patrimoniales, que al asumir los gremialistas entregan en sobre cerrado a la Superintendencia de Salud.
Frente a una marcha que lo único que dejó en claro es la división de la CGT, el Gobierno se envalentona sobre la base de sus resultados en las PASO y ataca para ensanchar la grieta sindical, disciplinando aún más a sus dirigentes.
Actualmente, rige la Ley de Obras Sociales (23.660), cuyo decreto de reglamentación de 1993 estableció para sus directores y administradores la obligación de detallar los bienes que componen su patrimonio en un sobre cerrado ante la Superintendencia de Servicios de Salud (SSS).
Un primer paso por parte del Gobierno será comprobar si la exigencia se viene cumpliendo y evaluar medidas para dar a publicidad esa información.
El Estado tiene la información sobre los administradores de las obras sociales y en principio lo que se está estudiando es cómo hacerla pública”, “La mejor solución sería avanzar con una ley del Congreso” dijeron a Clarín algunos funcionarios abocados a esa tarea.
La política del triunvirato que conduce la CGT desde su unificación en agosto del año pasado, que consistió en garantizarle paz social al Gobierno a cambio del manejo de fondos millonarios de las obras sociales se agotó.
El equilibrio inestable que hacía la cúpula sindical entre un Gobierno que compraba con millones de pesos la paz social, por un lado, y el descontento de millones de trabajadores, por el otro, ya no es posible.
La pobreza, los despidos, suspensiones, tarifazos, la inflación, la represión a las luchas son las problemáticas cotidianas de los trabajadores que empujan a sus conducciones sindicales que se resisten a romper la tregua con el Gobierno y convocar a medidas de lucha.
En este sentido, se da una pulseada entre los dirigentes de los sindicatos más importantes y el Gobierno que intenta disciplinarlos a través de quitas o recortes en sus beneficios millonarios, para así avanzar sobre la flexibilización labora de miles de trabajadores.
Eugenia Steininger
Nació en la provincia de Río Negro. Es docente. Militante de Pan y Rosas y el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS).