En esta edición conversamos con Omer Freixa, historiador africanista argentino, docente universitario y escritor.
En las últimas semanas hubo mucha polémica alrededor del artículo de Erika Denise Edwards "¿Por qué Argentina no tiene más jugadores negros en la Copa del Mundo?" publicado en el diario Washington Post de Estados Unidos. ¿Qué reflexión haces de este artículo y qué opinas del debate que se generó al respecto?
Es un debate que también recuerdo se dio en el contexto del Mundial Rusia 2018, aunque con muchísima menos repercusión que en diciembre pasado. Hubo una lectura nula o a lo sumo muy escueta del artículo de Edwards, básicamente quedarse con solo el título, lo que generó muchos equívocos, desacuerdos e incluso agresiones a la autora. Esto último en relación, más que nada, a su difusión en redes sociales. Ya de antemano, con solo leer el copete del texto la nota plantea algo muy distinto al título, no es que no haya "negros" en la selección nacional de fútbol, sino que comprender lo que significa el concepto encomillado es lo más interesante del tema. La estadounidense apunta a que Argentina no es el país blanco y europeo que pretende una mirada distraída y eurocéntrica, muy presente desde la construcción en el sentido común y orquestada a partir de una élite que diseñó un relato histórico centrado en un mito basado en la desaparición de aquellos grupos sociales que no encajaron en el relato blanqueador.
Ahora bien, a diferencia de la experiencia de su país, en Argentina hubo mucho más mestizaje por lo que la cuestión fenotípica no se puede entender con la misma vara que en los Estados Unidos en donde la palabra negro implica la asociación directa con el color de piel. No obstante, hay que considerar que aquella población descendiente de la mano de obra esclavizada que llegó a lo que sería la futura Argentina no desapareció, frente a lo que explican las afirmaciones repetidas en el mito y que la autora en forma breve critica, como el factor bélico o la tan mentada epidemia de fiebre amarilla que no mató a la población afro en el país, por ejemplo. Si se estima que la población afro es de unas dos millones de personas (pruebas piloto y estimaciones de agrupaciones), de esa cantidad no todo ese caudal humano se dedica al deporte, específicamente al fútbol y, además, termina calificando como jugadores de élite y seleccionables. Hay que captar el sentido de afro, no remite a una cuestión fenotípica, es una construcción identitaria, se puede ser afro pero de rasgos no "negros", es decir tal persona se considera afro porque sabe que una bisabuela era africana o descendiente. Siguiendo esa línea, por caso, Lautaro Martínez es muy probable que sea afrodescendiente, aunque la autora asevera para esto la mención de la categoría "morocho" con una alta marca fenotípica y un alto tono racista. En realidad, lo "morocho" remite a consideraciones socioeconómicas, clasistas, más que a una cuestión racial, lo primero muy relacionado al peronismo. No es lo mismo esa discusión en el país del norte que en la Argentina.
En resumen, tal vez el título de la nota publicada oportunamente en el Washington Post sea un clickbait, quizá no, el hecho es que no refleja lo que expresa a posteriori el artículo, más allá de algunas críticas u observaciones puntuales que se le puedan efectuar.
En una entrevista anterior abordamos la historia del racismo en Argentina ¿Cómo crees que se traduce esta tradición en el ámbito del deporte y el fútbol local?
Considero que esos ámbitos están permeados lamentablemente por un racismo estructural y sistémico. Hay sobrados casos de expresiones racistas en el deporte en alusión al fenotipo o a la asociación de orígenes humildes y el insulto negro, cuestión que excede el ámbito deportivo. Todo lo que no responde al mito, el relato consensuado de la Argentina "blanca y europea" es motivo de incomprensión y hasta de crítica y/o ataque. Cuesta aceptar un origen afrodescendiente de Maradona cuando él sería uno de los exponentes más grandes de la Argentina presentada al mundo como un país eminentemente blanco. Es indiscutible un origen amerindio de la familia Maradona, hasta ascendencia croata, pero lo afro siempre estuvo velado y poco se habló. Ahora está saliendo más a la luz, su muerte ha sido un claro disparador de la revisión del origen del astro del fútbol. Hay fotos de su juventud en las que a él se lo ve con un pelo mota, no obstante, insisto, predomina el escepticismo acerca de su presunta africanía. Por otra parte, vale señalar que hubo algunos jugadores afrodescendientes en la selección, como Alejandro de los Santos, José Laguna, José Ramos Delgado y Héctor Baley. Suponer que no los hay hoy es hacer el juego al mito de desaparición. Allí se relaciona con lo que plantea Edwards en el artículo, la cuestión del mestizaje. Pero en ese punto se da un tema de categorías, no es lo mismo decir negro que afrodescendiente. Podrán decirle negro a Maradona por su origen, el marcador clasista que indicaba en otra de las respuestas, y afro en relación al linaje que lo emparenta con un esclavizado sanjuanino, el vínculo que trabaja la nota adjunta a partir de una investigación genealógica.
Luego de la derrota de Francia en la final del mundial, algunos jugadores de este seleccionado recibieron ataques racistas en su propio país ¿Qué crees que expresa esto? ¿Como se vive el racismo en el deporte europeo?
El debate que se planteó con más intensidad respecto de la selección francesa fue si es eso o un combinado africano. Fronteras para adentro, cuando estos jugadores de origen africano convierten y son exitosos se les considera héroes y franceses, pero cuando erran penales o goles y pierden una final del mundo se los trata con desdén, como extranjeros en su patria, negros, africanos, reciben insultos, etc. Otra discusión que se dio es si esos jugadores deberían jugar para Francia o para sus selecciones de los países de origen. Solo tres de la plantilla francesa nacieron fuera del país europeo. Me parece que es una decisión consciente jugar para Les Bleus. Como sea, lo que puso en evidencia, aprovechando el paso de Qatar 2022, fue la naturaleza de los vínculos entre Francia y sus antiguas colonias africanas. Hay un historial de colonización y saqueo que empalma con el fútbol, política y deporte van de la mano. No fue ilógico que surja la pregunta (también en 2018 con Francia campeona) de qué pasaría si los jugadores de origen africano hubiesen decidido integrar las plantillas de las selecciones de los países de parte del continente colonizado por la exmetrópoli. El cuestionamiento es: ¿hubiera llegado tan alto la selección francesa? El racismo, al igual que en cualquier sociedad actual, está muy extendido. Los episodios violentos al calor del partido Francia - Marruecos y su resultado dan cuenta de altos índices de xenofobia, islamofobia, etc al interior de la sociedad francesa, más aún con el auge en Europa de los nacionalismos y el avance raudo de la ultraderecha.
Por último, queremos preguntarte qué opinas sobre los debates y cuestionamientos que tuvo la FIFA acerca de las condiciones laborales en las que se encontraban quienes hicieron posible la construcción de los estadios y el desarrollo mismo del mundial de fútbol. ¿Qué papel jugó en ese sentido la opresión racial y étnica de las y los trabajadores?
Fue escandaloso por donde se lo mire. La FIFA ha negado las estimaciones más altas de muertes de trabajadores semiesclavizados, el maltrato... en ningún momento negó los fallecimientos. Todo esto sin mencionar los escándalos de corrupción en el Parlamento europeo. Las campañas de boicot quedaron en la nada y el gobierno de Qatar nunca asumió los compromisos prometidos. Pero el show debió continuar y el Mundial ya concluyó, sin importar de nuevo las vidas humanas perdidas pese a la presión del activismo que exige investigación, justicia y que el gobierno del país anfitrión se haga cargo de las compensaciones a las familias de las víctimas.
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