El pan de cada día del gremio artístico y cultural desde hace más de 20 años es la falta de derechos laborales y la indolencia de las autoridades ante esta situación. En el panorama dos posibilidades: o seguir así y que empeoren las cosas o luchar por ponerle fin.
Domingo 14 de noviembre de 2021
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En el marco de un panorama sumamente adverso, todas las administraciones anteriores en todos los niveles de gobierno han seguido la misma política de precarización para el sector de cultural y artístico. Incluso este gobierno guinda que coreaba que iba a estar del lado de pueblo pobre y trabajador dio la espalda a las mayorías abriendo paso a despidos generalizados.
La 4T volvió a dejar en el olvido al gremio del arte, le apostó a salvar a los grandes empresarios y no conforme a esta situación aumentó el presupuesto a militares.
A pesar de todo ese lodazal, el sector del arte, el espectáculo y la cultura, compuesto por más de un millón de personas, le ha dado vida a espacios de organización, de discusión (Congreso Nacional de Trabajadoras y trabajadores del Arte y la Cultura (CONTTAC, sesionó los días 18 al 21 de octubre) y también ha visto la necesidad de la articulación lo demuestra la relación que se teje con el Movimiento Nacional contra la Precarización y los Despidos (MONAPRED).
En el CONTTAC se enfatizó en una problemática generalizada a la cual intentaremos aproximarnos: la precarización acentuada que permea en la mayoría. Muchas veces escuchamos precarización aquí y allá sin hacer una mención más acabada de los elementos que soportan gestores y promotores culturales, artistas, etc. A continuación haremos un breve punteo:
La inexistencia de derechos laborales es la exposición más abierta que podemos tener de cara a la crisis capitalista. El grueso del sector cultural y artístico es vulnerable al aumento de los precios de la canasta básica, pues carece de estabilidad laboral, de contratos permanentes. Aunado a esta situación, es inconcebible acumular años de antigüedad o pensar en tener un cierre de vida digna sin derecho a una jubilación o pensión. Si tienes algún accidente o contraes alguna enfermedad, tendrás que estirar más la quincena puesto que carecemos de seguridad social de calidad.
A la par es imprescindible remarcar que no hay una organización amplia de trabajadores defensora de cada uno de los puestos de empleo, lo que deja como resultado más incertidumbre y estrés entre los trabajadores.
Si rascamos más a esta problemática nos encontraremos con que muchas personas somos contratadas de forma temporal, lo que implica ahorrar muchísimo entre proyecto y proyecto. Los directivos abusan y extienden las jornadas laborales sin contratar a más personal, lo que se traduce en sobrecarga de trabajo o de plano cambian las funciones que unx ejercía.
En ese sentido también nos importa remarcar que a pesar de los discursos, todos los niveles de gobierno y de todos los partidos políticos, ninguno ha tenido una salida puntual, acorde a la magnitud del problema. No hay planteamientos serios para conformar políticas culturales y de empleo integrales que puedan sacar al millón de personas que conformamos al sector del arte, de la cultura y del espectáculo de la turbulencia actual.
A manera de reflexión y tendiendo algunas aristas que no acabarán en estas líneas, pero que es importante tener presente, podríamos cuestionarnos ciertos puntos: ¿Hasta dónde aguantaremos más las mesas de negociación que nos desgastan, que otras veces nos dividen, las desatención gubernamental cuando a nuestras familias les urge comer bien, tener tranquilidad?; ¿Cuánto tiempo más podremos sobrevivir a expensas de confiar en el Estado cuando es el mismo el que viola sistemáticamente nuestros derechos humanos y laborales?; ¿No es tiempo de voltear a vernos, de conocernos mejor para pelear?
Buscamos que las cuestiones arrojadas anteriormente sean el pretexto perfecto para recordar y reavivar la lucha que se ha dado, pues aún con esta precarización acentuada, se han realizado decenas de acciones políticas-culturales, de paros, de tomas simbólicas de edificios de gobierno, movilizaciones y mítines como la de “No somos fantasmas” frente a Gobernación. Podemos decir entonces que hay un músculo que está en reposo.
Las acciones realizadas han servido para conocernos, para arrancarles mesas de negociación, para salir a las calles y hacernos presente, hay que seguir ejercitando así nuestro músculo, confiar en que solo nuestra organización en clave independiente será el camino para acabar con la precarización.
La mayoría de las trabajadoras y trabajadores en México vive sin derechos laborales, situación que nos lleva a que puedan ser aliados potenciales. Actualmente hay sectores que están luchando como las periodistas de SUTNOTIMEX, estudiantes y profesores de la UNAM o el sector automotriz en AUDI y General Motors, a los cuales hay que apelar. Entre más articulada se encuentre la clase trabajadora, en mejores condiciones podremos luchar.
Recordemos que en la Historia nada nos ha caído del cielo y si es preciso luchar, mejor que sea en unidad y con proyecciones de largo alcance.