Hasta el 13 de noviembre puede visitarse la espeluznante obra de la artista Natalia Rizzo, veinticuatro siete, en una esquina de Buenos Aires.
Viernes 8 de noviembre 20:29
Fotografías: Fernando Lendoiro
“Es el deseo de saber si somos capaces de crear a quienes nos sueñan y así nos regalen sus reparos oníricos ¿En qué se convierte un cuerpo que desea ser sí mismo?”, escribe la divulgadora Agostina Mileo en el texto curatorial y con esa pregunta nos abre una mirada más para chusmear la vidriera.
Natalia Rizzo, artista multifacética, sorprende una vez más con su propuesta de emancipar a los cuerpos de los cánones hegemónicos y estandarizados. Las prótesis que vemos son fantasías, deseos o miedos. El cuerpo está tan presente y no hay mucho más que plástico. Un vagina dentada, una columna vertebral entrelazada con un jazmín, colas largas y arneses con pelitos, entre otros objetos que podemos apreciar.
Ante la pregunta de la idea de la muestra, Natalia comenta: “Facilitar el terror en compañía del humor para que no nos amenace, sino que nos inspire. Es así, estas obras fueron producto de un sueño, hice realidad una de mis más oscuras pesadillas (...) Esta muestra es parte de una serie de obras que afloraron en plena pandemia como las de mi serie “Bicha”, que reflexionan sobre la relación entre la naturaleza y los cuerpxs, generando seres multiespecie, entidades cyborgs. Sucedió que en ese tiempo de suspensión, muchos tuvimos tiempo para reflexionar sobre nuestros modos, modelos y estilos de vida, tiempo para notar todo el peso y la exigencia de productividad sobre nuestras espaldas, tiempo donde una mayor observación de la naturaleza y del detalle expusieron nuestra animalidad. Donde pudimos observar la explotación ilimitada de los recursos naturales, el maltrato al mundo donde vivimos, el maltrato a nosotrxs mismxs”.
La muestra fue inaugurada el pasado 19 de octubre, coincidente con el circuito de arte Distrito once, y desde entonces cientos de personas pudieron visitar la muestra. Al ser una vidriera en la calle puede verse durante todo el día y toda la noche, y la artista para la ocasión montó una verdadera “estrategia comercial” para publicitar la ortopedia nueva, con volantes pegados por todo el barrio y peculiares publicidades.
“Una señora me contó que ella vio cuando colocamos el plotter en el vidrio pero no llego a ver lo que había dentro antes de la inauguración y que con su familia se habían puesto muy mal porque “iban a sacar la vidriera del arte que cada mes sorprende con algo nuevo” y mientras me abrazaba me decía “te pasaste! Me hiciste caer en la trampa”, comentaba Natalia sobre la recepción de la propuesta artística, sigue: “Un niñe le preguntaba a su madre “¿ahora vamos a ver a estas personas caminando por la calle?”. Un señor grande de edad observaba con gesto simpático la vidriera hasta que su mirada se transformó en un gesto de asco cuando descubrió el arnés de una vulva con dientes y abolló el volante que llevaba en su mano. El arte y la ficción son un respiro en estos momentos de crisis donde la realidad se convierte en nuestra peor pesadilla, nuestros sueños se conectan con nuestros deseos más profundos, ahí es que aflora la creatividad que nos afloja un poco del peso que este sistema agobiante pone sobre nuestrxs cuerpxs. El arte nos invita a imaginar un futuro que no sólo se vislumbre como distópico, sino que puede ser uno donde la convivencia de las especies todas se libre de la explotación, y eso seguro es sin capitalismo”.
Para el cierre, el día miércoles 13 de noviembre a partir de las 19hs habrá lecturas de los artistas Karl Lazaro, Ceci Rodriguez y Cecilia Goldberg sobre reflexiones sobre los cuerpxs, además de un juego de escritura colectivo, en la vereda mientras seguimos pensando qué prótesis encargar.
Carmela Torres
Nació en Gran Buenos Aires en 1987. Militante del PTS y miembro de Contraimagen. Licenciada en Artes Visuales de la UNA y maestranda en Artes Electrónicas de la UNTREF.
