Jueves 24 de septiembre de 2020 22:13
"’Una parte de la izquierda, el PTS, le está haciendo un seguidismo al Frente para la Victoria y eso es mortal para nosotros’. El dirigente del Partido Obrero enumeró una serie de actitudes del PTS que generaron rispideces dentro del FIT, como su participación en las marchas por la liberación de Milagro Sala y en contra del intento de detener a la titular de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. Según él, haber compartido las manifestaciones junto con el kirchnerismo fue un error que no debe volver a ocurrir. ’Imaginate qué retroceso sería para el FIT quedar subsumido detrás del FPV como oposición el año que viene’, agregó". Estas declaraciones fueron de Marcelo Ramal, uno de los principales exdirigentes del PO expulsado con Altamira el año pasado, al diario La Nación hace exactamente cuatro años, el 26/9/16.
Más allá de los cambios en su elenco dirigente, ahora el PO vuelve a la misma perorata. Como dice el dicho popular, "el gato pierde los pelos pero no las mañas".
Sin llegar al delirante planteo que él mismo realizó en enero de 2016 de "El PTS se desplaza del FIT a un Frente con el kirchnerismo" (1), ahora Néstor Pitrola firma un artículo que sostiene que el PTS "exculpa al kirchnerismo (de las políticas de entrega y ajuste), alineándose con un ala en la interna del gobierno". ¿Cómo lo "demuestra"? A través de una serie de citas descontextualizadas de varios artículos de este diario que incluyen afirmaciones calumniosas (2).
Género próximo y diferencia específica
Cualquiera que lea algunos o todas las decenas de artículos que acá se publican diariamente podrá saber cuál es el carácter del gobierno de Alberto y Cristina Fernández para el PTS. Un gobierno que sostiene al régimen capitalista, que pactó con los usureros para renegociar la fraudulenta deuda y ahora se apresta a pactar con el FMI más atraso, dependencia y ajuste.
Pero no determinar la "diferencia específica" (3) del gobierno del Frente de Todos y utilizar en forma simplista solo su "género próximo" (burgués), dejaría a la izquierda revolucionaria desarmada para hacer política en la situación concreta.
Lo más loco es que el propio PO lo reconoce. "Centralización de la salud: el gobierno recula ante la corporación de medicina privada" (02/04/20), "ART: el gobierno cede ante las aseguradoras" (07/04/20), "Alberto Fernández cede al chantaje de los banqueros" (30/04/20); "Alberto Fernández recula ante la Bonaerense" (09/09/20), son algunos de los titulares de Prensa Obrera en los últimos meses, ratificando que no porque todo sea burgués, sea lo mismo; apriete y capitulación. Los banqueros, la Bonaerense, las aseguradoras, la medicina privada y, agregamos nosotros, el FMI, los acreedores, la gran burguesía, que rechaza hasta un miserable "aporte extraordinario", presionan al gobierno, y éste cede. Desconocer esto y ponerle un signo igual a los que aprietan y a los que ceden o reculan, significa abdicar a dar la lucha política para demostrar el verdadero carácter del gobierno que se reivindica progresista. Una política estéril.
No utilizar que Alberto Fernández capituló en forma categórica a "los poderes fácticos" y a la derecha en las calles con lo de Vicentín, afirmando que el gobierno representa en forma directa a esos intereses patronales, como hacen los compañeros de Izquierda Socialista en una nota muy parecida a la del PO, además de incorrecto es una forma de sacarle filo a toda crítica al gobierno. Para cualquiera se torna increíble. Lo mismo sucede con la deuda: la forma más eficaz para demostrar el verdadero carácter de un gobierno que prometió que si tenía que elegir entre los jubilados y los bancos lo iba a hacer por los primeros es recordando públicamente que el kirchnerismo no se cansaba de decir que la deuda contraída por Macri era ilegal y fraudulenta y que ahora arreglaron pagarla sin siquiera la más mínima investigación.
"Hay que decir con todas las letras que el que impulsa la política de ajuste es el propio gobierno. Nadie lo ’empuja a hacerlo’. Lo hace por motu proprio", afirman los compañeros de Izquierda Socialista en consonancia con el artículo de Pitrola. Pero la realidad es un tanto más sofisticada. El gobierno hubiera preferido concretar el anuncio de expropiar a Vicentín que no hacerlo. Guzmán deseaba que los acreedores aceptaran los primeros ofrecimientos de reestructuración de la deuda en vez de tener que ceder 17.000 millones de dólares para cerrar. A Kicillof le hubiera gustado que no existiera el motín policial al que terminó cediendo en forma total y absoluta. Pero más allá de los gustos y deseos, estamos ante una coalición de gobierno donde el discurso progresista es lo que prima, algo necesario para intentar contener y desviar las justas aspiraciones de un pueblo trabajador que terminó odiando al derechista gobierno de Macri.
No demostrar en forma permanente la contradicción entre el relato y lo que termina finalmente haciendo el gobierno es no luchar para que un sector de las masas que lo votaron para sacarse de encima a Macri termine de hacer la experiencia con el gobierno.
Esa forma de razonamiento se caracteriza, precisamente por su formalismo, por no ver las diferencias específicas entre gobiernos que responden de alguna manera u otra a una misma clase explotadora, lo "grises", que, como decía Trotsky, son las circunstancias más comunes que se nos presentan a los revolucionarios.
"No se puede hacer causa común con la derecha"
El pasado 1 de agosto, en su intervención de cierre de la "Conferencia Latinoamericana y de los EE.UU." convocada por el FIT-U, el dirigente del PO Pablo Heller afirmaba: "El problema con la delimitación con el nacionalismo burgués o con la centroizquierda no se puede hacer haciendo causa común con la derecha", refiriéndose a "las bases de características principistas" para una política en todo el subcontinente.
No podemos sino tener pleno acuerdo con tamaña afirmación, muy similar al planteo que pocas horas antes había hecho nuestro compañero Christian Castillo en la apertura de aquella jornada.
La discusión no es menor. Esta posición, por ejemplo, llevó a la UIT-CI, corriente internacional a la que pertenece IS, a no denunciar el golpe institucional en Brasil. Bajo el argumento (real) de que el PT no solo había administrado el capitalismo brasileño sino que también había hecho ajustes contra el pueblo, no denunciaron como un peligro para las masas el golpe "lavajatista" contra Dilma, el encarcelamiento y la proscripción de Lula, lo que dio lugar al gobierno de Temer y luego Bolsonaro que terminaron de aprobar las reaccionarias reformas previsional y laboral. En vez de criticar al PT (y a su vera a la CUT) por haber "mojado la pólvora" y no utilizar la fuerza de la clase obrera para enfrentar a la derecha, IS le daba el mismo valor al PT que a los golpistas.
Volviendo para estos lares, la política de unirse a cualquier oposición llevó al MST a terminar en un frente único con la Sociedad Rural contra el gobierno de Cristina, algo que políticamente pagó con creces.
Cualquier desprevenido podría explicar la fuente del eclecticismo del PO en separarse del PTS "a como sea". ¿Un cálculo meramente electoral para alistar a sus precandidatos en vistas a los comicios del año que viene? Vaya a saber uno...
¿Altamira sigue haciendo de las suyas en el PO?
A diferencia de lo que los amigos del PO e IS nos quieren endilgar, el PTS sostiene que el gobierno de los Fernández no se trata de "gobierno en disputa" que podría tener una política favorable a los intereses de los trabajadores y el pueblo. Pero no nos resulta indiferente que el gobierno sea golpeado por las grandes patronales y la derecha que por izquierda con la fuerza de los trabajadores, las mujeres y la juventud.
Esto nos llevó apolemizar con el grupo de Altamira para quienes los diputados del FIT debían haberse alineado con la casta judicial para ir contra el gobierno. A las pocas semanas, el PO, cuya diputada Romina del Plá actuó en esa oportunidad junto con Nicolás del Caño para no darle un triunfo a la casta judicial, salió raudamente a afirmar que no iba a dar quórum en una eventual sesión donde se tratara la tan mentada "reforma judicial" (4), tomando para sí la bandera de la derecha más rancia, sin haberlo siquiera puesto a consideración del grupo parlamentario del PTS. Parece que el espectro del fundador de ese partido sigue haciendo mella en la actual dirección (5).
Oposición de izquierda y de clase
Por sus carácter de clase, aún un gobierno más a la izquierda que el de Alberto es absolutamente incapaz de llevar a cabo un programa que rompa íntegra y efectivamente con el yugo imperialista, rompiendo con el FMI, repudiando la deuda externa, nacionalizando el sistema bancario, creando el monopolio estatal del comercio exterior, un sistema energético único nacional gestionado por sus trabajadores, el control obrero de la industria, etc., algo que solo podría lograrse con los métodos propios de la clase obrera, por un gobierno de las y los trabajadores. Pero, como dijimos, para enfrentar al gobierno desde un punto de vista revolucionario, no debemos confundirnos con la derecha, cuya estrategia y programa es el fortalecimiento de las instituciones más bonapartistas del Estado para avanzar cualitativamente sobre el nivel de vida de la mayoría obrera y popular en favor del gran capital.
Reiteramos nuestra propuesta para que el Frente de Izquierda Unidad promueva una gran acción unitaria del sindicalismo combativo, los vecinos de las tomas de tierras, los familiares de las víctimas del gatillo fácil, los centros de estudiantes, organizaciones feministas independientes junto a la izquierda. No dividamos más la fuerza social que puede enfrentar al gobierno para que la crisis la paguen los capitalistas. Empecemos ya mismo por poner en la calle una oposición por izquierda en serio.
NOTAS
(1) Nótese que en noviembre de ese mismo año, a instancias del PTS, el PO aceptó hacer el gran acto del FIT en la cancha Atlanta cuyo discurso de cierre estuvo a cargo de Nicolás del Caño. ¿Nos deslizábamos a un frente con el kirchnerismo o eran afirmaciones puramente faccionales después de haber perdido las internas en 2015?
(2) El método calumnioso consiste en imputar al adversario posiciones que solo están en el cerebro de sus autores. Por ejemplo Pitrola afirma que "Otra variante de esta postura fue la posición del NPA, que no denunció la fracción trotskista del PTS, que llamó a ’ganar la calle contra Le Pen’ –la variante derechista más extrema- en el ballotage, una manera sibilina de llamar a votar por Macron –la variante ’democrática’ de la derecha-, quien hoy es la cabeza de la ofensiva contra las masas en Francia y referente europeo de esta política".
Ver artículos que desmienten categóricamente esta patraña:
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Insistimos en que hay que erradicar ese método entre socialistas revolucionarios.
(3) La dialéctica contiene y supera a la lógica formal aristotélica, no la suprime.
(4) Acá se puede leer la posición del PTS sobre la "reforma judicial":
(5) Altamira pasa sin estación intermedia de oponerse frontalmente a los gobiernos progresistas sin diferenciarse de la derecha, a ver militares en todos lados preparando o perpetrando golpes y luego nos critica por no haberlos visto. Brasil, Bolivia y ahora en Argentina dando crédito a los dichos de Eduardo Duhalde y de pronto poniéndose en un eventual campo de un gobierno asediado por supuestos militares golpistas. Charlatanería, que le dicen