El proyecto, aprobado este jueves, prohíbe de forma absoluta el aborto en Honduras. En medio de la fuerza del movimiento de mujeres en Argentina y el resto de Latinoamérica, los antiderechos y conservadores no se han hecho esperar, e impulsan ataques y trabas prohibiendo la legalidad del aborto, no así su clandestinidad.
Viernes 22 de enero de 2021 15:13
En Honduras, uno de cada cuatro partos es de una menor de 19 años. Este dato consolida al país en los primeros puestos de las tasas más altas de embarazos adolescentes en América Latina. Aun así, el pasado jueves fue aprobado por el Parlamento el proyecto de ley que prohíbe de manera absoluta el aborto. Este proyecto introduce a Honduras dentro del grupo conformado por El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Haití y Suriman, como los países de la región que prohíben en todas sus formas el aborto.
Este proyecto viene a fortalecer el artículo 67 de la Constitución de Honduras, que instituye que “al que está por nacer se le considerará nacido para todo lo que le favorezca dentro de los límites establecidos por la ley”.
Dicho proyecto fue presentado por el vicepresidente del Parlamento, Mario Pérez, quien es diputado del partido en el gobierno. Además, fue discutido solamente en dos debates virtuales, a pesar de la exigencia de organizaciones de mujeres por el derecho a decidir y contra la criminalización del aborto, como Somos Muchas, de que fuese discutido en tres debates.
El movimiento de mujeres en Honduras afirma que este proyecto es un “acto condenable”, y que “la cárcel no previene embarazos no deseados. Es una medida injusta y desproporcional”. Además, catalogan este proyecto como un retroceso, pues está “bloqueando el acceso a abortos seguros”. Sin embargo, existen varias iniciativas que pretenden la despenalización del aborto en tres casos: riesgo de vida de la mujer o persona gestante, inviabilidad fetal y violación.
Este proyecto es un ataque más contra el derecho a decidir, ya que, en Honduras, el aborto es penalizado en todas sus formas desde 1997, lo que ha conllevado al encarcelamiento de mujeres. Además de la penalización del aborto, la falta de accesibilidad a métodos anticonceptivos, especialmente en zonas rurales, así como la prohibición de venta, uso, distribución y compra de anticonceptivos de emergencia y su penalización con cárcel, son factores que contribuyen a la alta cantidad de embarazos forzados, dentro de los que se destacan los embarazos en adolescentes. En este ataque al derecho al aborto han tenido gran influencia los grupos religiosos, injerencia que las organizaciones de mujeres catalogan como “perjudicial en cuestiones de salud pública”.
Organizarnos para exigir y hacer posibles nuestras demandas
La legalización del aborto en Argentina, dio un empuje a las demandas del movimiento de mujeres en varios países de Latinoamérica. La marea verde en Argentina se ha extendido en la región, siendo un ejemplo de que, si nos organizamos, podemos ganar. Tanto en México como en Chile, el movimiento de mujeres ha retomado con fuerza sus demandas por el aborto legal, libre, seguro y gratuito, pese a la negativa de sus gobiernos.
La otra cara de la moneda es que, ante la fuerza del movimiento de mujeres internacional, los grupos conservadores y antiderechos han dado respuesta; es decir, estos grupos se encuentran activos y empujan ataques contra nuestro derecho a decidir. Tal es el caso del proyecto de ley aprobado en Honduras. En Costa Rica, los grupos antiderechos, avalados por el gobierno y la Asamblea Legislativa, impulsan el proyecto de ley de adopción anticipada y el derecho de la persona no nacida.
Como movimiento de mujeres internacional, es necesario sacar la conclusión de que es la movilización en la calle lo que podrá garantizar nuestras demandas. En su lugar, hay que organizarnos para ganar, como movimiento de mujeres es posible garantizar el derecho democrático al aborto libre, legal, seguro y gratuito y avanzar junto con la clase trabajadora para luchar contra toda forma de opresión y explotación.
Solamente dando la pelea en las calles, como movimiento de mujeres, junto con nuestros compañeros de clase, es posible garantizar el derecho democrático al aborto libre, legal, seguro y gratuito. Además, es necesario dar en conjunto la pelea por la separación real de la(s) Iglesia(s) y el Estado. Hay que garantizar que la marea verde barra con los dinosaurios y quienes negocian con nuestras vidas y nuestros derechos.