La Revolución rusa tuvo una enorme influencia en el campo cinematográfico. Una nueva generación de cineastas experimentó y renovó el lenguaje con destacados aportes. El cine ojo de Vertov se convirtió en un referente para el mundo documental; el montaje de atracciones de Eisenstein dio el puntapié para pensar el lenguaje en una nueva dimensión, y así cada paso en el mundo del cine se vio alimentado por la intensidad de los cambios sociales que se sucedían.
Las temáticas, los personajes y sus conflictos atravesaron nuevos tópicos de los que ninguna otra cinematografía se había ocupado anteriormente. Por eso, en la vasta producción de cine soviético también se pueden encontrar filmes que registran los profundos cambios que la revolución impulsó en la situación de las mujeres. Temas como el divorcio, el aborto, la mujer trabajadora y las relaciones libres están presentes en distintas producciones. Además, destacadas mujeres cineastas como Esfir Schub, pionera del cine de archivos y Elizabeta Svilova, una de las mejores montajistas de la URSS, fueron parte de la nueva vanguardia cinematográfica.
La película Cama y sofá de Abram Room, 1927, es un ejemplo de esta renovación temática. En este caso la película aborda el rol de las mujeres en las relaciones entre los géneros cuestionando los límites y reivindicando la libertad sin prejuicios. A su vez la temática del aborto, que el gobierno revolucionario había legalizado, se muestra de una manera natural, como una opción a elegir en la realidad soviética, legalizada y pública. Esta comedia que sucede en su mayoría dentro de un pequeño cuarto plantea nuevos ángulos para la vida cotidiana. Contradictoriamente a la temática que presenta, en la pared de la casa posa un cuadro de Stalin. Es que para el año de realización del filme, 1927, Stalin construía su poder y culto a la personalidad mientras perseguía a la Oposición. Poco después avanzaría contra los derechos conquistados como también con la censura cinematográfica.
COMENTARIOS