Miércoles 26 de noviembre de 2014
Hoy 26 de noviembre se cumple el 60 aniversario del primer título mundial de boxeo (AMB) que ganó la Argentina. El responsable de dicha hazaña fue un luchador que pasaría a la historia posteriormente como “el León de Mendoza” o “el pequeño gigante”.
Hijo de peones rurales, criado y curtido en la cosecha de viñedos en el Departamento de Tupungato, bajo el abrazador sol mendocino. A los 16 años se inició en el boxeo mostrando una habilidad natural para el deporte sumado a una gran potencia de pegada y la codiciada capacidad de cambiar de guardia a voluntad, siendo originalmente zurdo.
Debutó como amateur en enero de 1944, el primer torneo que ganó (de los 16 que componen su carrera) fue el Campeonato Mendocino de Novicios, en marzo de 1944, apenas dos meses después de su debut. Cuatro años después ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres. Se coronó campeón argentino de los pesos Mosca en 1953 y mundial en 1954.
Lo cierto es que la Argentina que lo vio campeón del mundo no fue la misma que lo vio nacer al deporte. Pérez entra al profesionalismo en el año 53 durante el segundo gobierno de Perón. A grandes rasgos podemos decir que este periodo se distinguió del primero por el agotamiento de la política distributiva. Los beneficios sindicales recortados y finalmente las huelgas más los conflictos sociales que se generalizaron. En ese contexto, de fin de ciclo sumado a que se estaba cocinando el golpe cívico militar del año siguiente, los logros deportivos mundiales eran más que bienvenidos por el General para recordarles a los trabajadores y al pueblo pobre que los “días felices” seguían siendo peronistas.
Pascualito entró al mundo del box profesional de la mano del manager Lázaro Koci (quien también fue el representante del Mono Gatica) personaje singular si los hay. Albano de nacimiento, argentino por opción y peluquero de oficio, hábil para descubrir diamantes en bruto y con un agudo olfato para los acontecimientos político-deportivos, Koci vio en Pérez la oportunidad de hacer historia (y buenos negocios). Ni lento ni perezoso, promocionó al flamante púgil en las distintas capas sociales y fue cuestión de tiempo que Perón posara sus ojos en él. El país tenía un campeón que daba que hablar: ganaba casi todas sus peleas en los primeros rounds, algo inusual en los pesos mosca. “No sólo boxeaba como los dioses sino también pegaba como una ’mula’" declaraba una revista deportiva de esa época. Al poco tiempo, América Latina le quedo chica (sin rivales) y fue tiempo de empezar a pensar a lo grande. A pedido exclusivo del General, el embajador argentino en Japón, Carlos Quiroz, comenzó a hacer las tratativas para organizar una exhibición (sin que estuviera en disputa el titulo mundial) con el campeón de esa categoría Yoshio Shirai.
En el aspecto deportivo el año 54 arranca en Argentina con todo: Fangio conseguía por segunda vez consecutiva el titulo de campeón mundial de la F1. También gana el Gran Premio que se realiza en el Autódromo. Dante Emiliozzi, en tanto, obtiene el triunfo en las Mil Millas. En ese caldeado contexto, el debut de Pascualito se tenía que organizar lo antes posible.
La pelea se llevó a cabo el 24 de Julio de 1954 en el Luna Park. Fue a 10 rounds. Perón se ubico en el Ring Side viendo como transcurrían los diez episodios hasta llegar a un empate; sí, un empate. Por primera vez en la historia del país, un boxeador local peleaba con un campeón mundial y no era vencido. Fue un acontecimiento mayúsculo que obligo a Shirai a concederle a Pérez la disputa del título, pero esta vez en Japón.
El combate definitivo se llevo a cabo el 26 de Noviembre en el Estadio Korakuen de Tokio. Fue a 15 rounds, como era norma en las peleas por títulos mundiales en aquel entonces. El argentino venció al japonés por puntos, en decisión unánime, luego de haberlo derribado en el segundo y nuevamente en el doceavo round.
La pelea trascendió al tiempo y el pequeño gigante con 1,52m se convirtió en el boxeador más pequeño en ganar un título mosca. Pascual Pérez, simpatizante del radicalismo, dedicó el triunfo al presidente Perón, irónicamente, desde el ring y por la radio cerrando su dedicatoria con la frase: "¡Cumplí, mi General! "
La segunda mitad del año 54 fue bastante convulsionada para el gobierno de Perón: los conflictos con la iglesia católica y su base social iban en aumento y se cristalizaron cuando el Congreso toma medidas para terminar con los subsidios a las escuelas privadas (confesionales) y sanciona, apresuradamente, una reforma del código civil que permitía el divorcio y otra que autoriza la apertura de prostíbulos.
La Iglesia decide contrarrestar estos hechos llamando a una inmensa concentración en la Catedral metropolitana el 8 de Diciembre, Día de la Inmaculada Concepción. El presidente intenta contrarrestar esta maniobra agitando una recepción multitudinaria para el nuevo y flamante campeón mundial. El objetivo es logrado y exceptuando el periódico de orientación católica El Pueblo todos los medios de la época cubrieron la llegada del púgil.
Pascualito deja el boxeo en 1960 con un record de 92 combates (84 victorias, 7 derrotas y 1 empate), en los cuales ganó 57 peleas por nocaut. Realizó nueve defensas exitosas del título mundial. En total obtuvo 18 títulos. Falleció en 1977 a la edad de 51 años, sin dinero ni propiedades, tan sólo la vieja gloria ganada.