×
×
Red Internacional
lid bot

Educación. Pedagogía del mercado: el repudiable modelo educativo de Milei

Arranca la campaña electoral y hablar de educación parece que garpa: se convierte en eje de campaña de muchos candidatos. Hoy, en la columna educativa del programa Alerta Spoiler, Federico Puy analiza el modelo educativo que propone Milei, quien milita por una educación “arancelada” al servicio del gran capital.

Jueves 5 de agosto de 2021 17:06

👩🏻‍🏫 EDUCACIÓN | Milei y la pedagogía del mercado #AS - YouTube

Tal como mencionó el docente Federico Puy en el programa Alerta Spoiler, “la campaña electoral arrancó con todo y todo el mundo habla de educación: como un valor, como un principio que no podes dejar de decir en una entrevista”. Por lo que si querés informarte por izquierda sobre la propuesta educativa de cada frente electoral en estas elecciones, te invitamos a que sigas la columna de Educación, todos los jueves, en este medio. Esta vez, conversamos sobre el modelo educativo del economista “libertario” Javier Milei.

A partir de un discurso de campaña, Federico señaló algunos aspectos que hacen a la política educativa que propone el candidato: “Es evidente cómo repite fórmulas que ya fracasaron, como en Chile. A Milei le preguntan “¿qué medidas tomaría para mejorar la educación?” y él contesta: “...si la gente cree que la educación es un derecho, alguien lo tiene que pagar. Yo soy partidario de que toda la educación sea arancelada y que se financie con un sistema de vouchers” (cupón de pago de servicio educativo). Y, de paso cañazo, arremetió contra la educación pública argentina, asegurando que en la Universidad de Buenos Aires (UBA) “adoctrinan a la gente para que robe”.

La concepción de libertad que pregona Milei, como vemos, no es nada más ni nada menos que la libertad de mercado. “Es libertad para que el mercado se meta con todo en la educación. Libertad para privatizar. Son las recomendaciones `libertarias ́ del Banco Mundial para educación, escritas en su libro póstumo `profesores excelentes´”, advierte Federico. Y agrega: “No es nada nuevo. La pedagogía de `subsidiar el mérito´, dando facilidades a quienes obtengan mejores calificaciones y `más se esfuercen´, según ellos, es decir, invertir solo en los estudiantes a los que aspiran extraerles ganancia inmediata de algún tipo, establecer un racero fijo, sin importar las diferentes condiciones desde las cuales se escolariza cada niño o niña, no es la libertad desde un sentido liberador, sino selectivo y opresor. De exclusión. Para tener un modelo educativo acorde a los intereses y al estado desarrollo del capitalismo, para la precarización de la educación, una educación de `plataforma´”.

Entonces, nos preguntamos ¿cuál es el modelo de Milei? Para Federico, “es el modelo de Chile, que estalló recientemente por los aires, con millones de jóvenes plantándose contra esta educación de mercado, tomando los subtes, colegios y universidades al grito de `No son treinta pesos, son treinta años´, de herencia pinochetista en todo en Chile y contra una educación completamente meritocrática, privada, sesgada, de pruebas estandarizadas, exclusiva, expulsiva”. Y remarca que es importante tener en cuenta que este modelo educativo no estalló ahora, sino que también hubo una organización contra él hace tiempo: “Años atrás de la rebelión chilena, surgió la llamada `rebelión pingüina´ (como le dicen en Chile a los secundarios por sus uniformes de educación privada) con el cántico `Ya va a caer, ya va a caer, la educación de Pinochet´”, recuerda.

Pero si queremos pensar cuál es la “versión argenta” del modelo educativo de Milei, hay que decir que es el de la última dictadura militar y el de los años noventa, que destrozó la educación de nuestro país. “Nano Balbo, a quien citamos seguido en esta columna, pedagogo y discípulo de Freire, decía que `el neoliberalismo que empezó con la última dictadura militar, centralizó lo pedagógico en un ministerio sin escuelas, sin conflictos y descentralizó lo administrativo contable. Entonces los maestros hoy tenemos que andar administrando la escuela, el comedor y pedagógicamente se distribuye lo mismo entre desiguales. Y esto es profundamente injusto. Una escuela es pública cuando se centralizan las políticas administrativo contables de manera tal que hay un presupuesto, que actúan los cuerpos orgánicos para controlar ese presupuesto, que se haya invertido en lo que se presupone y no en otra cosa y se descentraliza lo pedagógico´”, señala Federico.

Sobre el camino recorrido hasta hoy en política educativa, Federico afirma que “la política de todos los gobiernos fomenta una educación dualizada: implica continuar con la línea de cristalizar un sistema educativo con un sector público cada vez más degradado y un sector privado donde concurren los hijos de los sectores más acomodados de la población (y franjas de los trabajadores con mejores salarios). Esta segmentación del sistema educativo ha acompañado la precarización creciente de la fuerza de trabajo y la marginalización de sectores crecientes de la población. La baja en la calidad educativa se corresponde con trabajos cada vez más precarizados y aumentos de los niveles de pobreza. Cada vez son menos los estudiantes que provienen de escuelas públicas que logran acceder a las universidades a pesar de la gratuidad y del ingreso libre. Quienes cuentan con más recursos y provienen de los hogares de mayores ingresos, logran las mayores calificaciones educativas”.

Pero, para Federico, hay otra salida, otra educación posible. Federico explica que “nosotros, los socialistas revolucionarios, tomamos como propias las consideraciones que hiciera el propio Karl Marx en su crítica el programa de Ghota, las cuales expresan que `eso de `educación popular a cargo del Estado´ -nosotros hoy le agregamos `y también del mercado´- es absolutamente inadmisible. ¡Una cosa es determinar, por medio de una ley general, los recursos de las escuelas públicas, las condiciones de capacidad del personal docente, las materias de enseñanza, etc., y otra cosa completamente distinta es nombrar al Estado educador del pueblo! Lo que hay que hacer es más bien sustraer la escuela a toda influencia por parte del gobierno y de la iglesia -e insistimos `y mercado´-. Sobre todo en el imperio prusiano-alemán (...) donde es, por el contrario, el Estado el que necesita recibir del pueblo una educación muy severa´.