Con el pretexto del 22 de enero, aniversario del Estado Plurinacional de Bolivia, Áñez militarizó el país y las pititas se pusieron en alerta para enfrentar a los sectores populares afines al MAS que anunciaban movilizaciones pacíficas, mismas que en este escenario, salvo Cochabamba, casi no se sintieron.
Jueves 23 de enero de 2020
Foto: RC Bolivia
En vísperas de la conmemoración del aniversario del Estado Plurinacional se desató un nuevo episodio de psicosis social de las clases medias y el denominado gobierno de transición frente a declaraciones de Evo Morales de crear eventualmente milicias. Esto motivó el despliegue de un fuerte contingente militar y policial en todo el territorio nacional así como la presencia activa de las llamadas “pititas”, movimiento de clase media, conservador y reaccionario que convocaron a distintas concentraciones para resguardar lo que supuestamente conquistaron: “la democracia”.
Más allá de las expectativas generadas frente a lo que podía suceder el 22 de enero, se observó una jornada sin “incidentes”. El MAS logró concentraciones importantes en Cochabamba. Las pititas se concentraron también aunque con poca convocatoria y todo esto en medio de los discursos de Morales, desde Argentina, y de Áñez en la sede de gobierno.
¿Quiénes son las pititas?
Recordemos que este movimiento maneja el discurso de la “dictadura de Evo Morales” y consideran que fueron sus movilizaciones las que ocasionaron la renuncia del expresidente. Si bien las movilizaciones de las pititas fueron parte de lo que luego devino en una asonada derechista, lo cierto es que en última instancia fueron los motines de la policía y las fuerzas armadas en acuerdo con los sectores más ricos que legitimados por las movilizaciones de las pititas, consolidaron el golpe.
La mayor parte de este movimiento de clase media que se abandera con haber “recuperado la democracia en el país” oculta que fue el rol preponderante de los empresarios, agroindustriales, y de las fuerzas represivas, que con los medios de comunicación controlados, impusieron el régimen de “transición” al que definen como “democrático”. La explicación que hacen es que la policía y luego las FF.AA se amotinaron por no disparar al pueblo, pero el pueblo movilizado ese momento fue la clase media junto a los empresarios, agroindustriales, terratenientes, iglesias y la derecha clásica del país. Por lo que, a quienes no querían reprimir era a aquella clase a la que sirven. Esto posteriormente fue verificado cuando salió el líder derechista, Luis Fernando Camacho, a asegurar que su “padre” empresario “había arreglado con policías y militares” en un video que se viralizó y que contribuyó a desnudar los intereses detrás del discurso de “defensa del voto”.
Lo que para los sectores de clase media que estaba movilizada es un detalle, el rol de los policías y militares, son realmente el factor más importante que logró interrumpir el mandato de Evo Morales, aplacar la resistencia de sectores que salieron repudiando los actos racistas y de exclusión y que promovió el movimiento pro golpe y la consolidación del mismo.
Por otro lado, ya muy tarde Evo Morales salió declarando “que se arrepentía haber apoyado a policías y militares” en los distintos presupuestos de su gobierno, después de haber dotado cada vez de mayor equipamiento, mejoras salariales, haberlos adornado con la escuela antiimperialista, entre otros beneficios otorgados durante 14 años a este sector. Su gobierno alentó los negocios burgueses, la constitucionalización y ampliación de las tierras de los terratenientes, agroindustriales y ganaderos y proporcionó una década dorada para los empresarios y los sectores sociales a su alrededor. El MAS de los inicios ingresó con dirigentes sindicales que fueron arrinconados por una burocracia y los partidos de izquierda que apoyaron su gobierno fueron difuminándose dentro del MAS y fueron cada vez más arrinconados, esto se fue mostrando con el paso de los años en los distintos periodos. Para los simpatizantes del MAS quedó claro que su gobierno fue un proyecto que buscó conciliar los intereses capitalistas y los intereses de trabajadores, campesinos bajo el nombre de capitalismo Andino.
Los trabajadores y trabajadoras, campesinos, desocupados, estudiantes y las grandes mayorías de la población debemos reflexionar a donde nos llevó el proyecto del MAS y a donde nos quiere llevar la derecha rancia que vendió el país a las trasnanacionales. Tenemos que forjar una dirección política absolutamente independiente, que apoye la lucha en las calles como la que se desarrolló en Senkata, Sacaba y no negocie como lo ha venido haciendo el MAS.