Denuncia política, divulgación científica y humor ácido, Plantídoto es un cortometraje animado realizado por Demián Morassi.
Martes 30 de mayo de 2017
Entrevistamos a Demián, uno de los creadores de Plantídoto, el ingenioso corto animado que denuncia la destrucción de la naturaleza y la salud humana. En él se tratan temas como la epidemia de cáncer causada por los alimentos, la multiplicación del uso de agrotóxicos, la megaminería, el fracking petrolero y la extinción masiva de especies, entre otros.
LID: La forma de comunicar es muy ingeniosa ¿Cuáles fueron sus inspiraciones?
Las historietas y el humor en Argentina son parte de la formación política, de la creación de valores, de la educación en general. Los que crecimos cuando la revista Humor era una de las líderes del mercado de revistas es posible que compartamos algunos modos de abrir ventanas a temas complejos: juegos de palabras, metáforas visuales o absurdidades en viñetas que dan un marco poco prejuicioso para interesarse por conceptos que pertenecen al mundo de los adultos, de los economistas o de científicos especializados.
Por mi parte, lo que presento en este cortometraje denominado Plantídoto son una serie de historietas que luego de ser animadas cuadro a cuadro intenté entramar en un solo corto, no sé si muy satisfactoriamente. La idea es hacer un sobrevuelo humorístico por varios de los grandes problemas socioambientales a los que se enfrenta nuestro momento histórico.
La intención es que el corto sirva para abrir un debate que pueda ser ampliado en universidades o escuelas secundarias con datos, argumentos o investigaciones. O bien, de última, divertirse un momento y llevarse algún concepto desconocido como curiosidad para buscar en Wikipedia o Taringa.
LID: ¿Cómo fue el proceso creativo? ¿Quiénes participaron?
Los personajes fueron lo primero que surgió. Solía hacerle inventar a los estudiantes del secundario personajes que tengan que ver con su entorno, que sean totalmente ficticios pero más locales (y cercanos) que los superhéroes o los personajes de los dibujitos o series estadounidenses. A su vez, si hay algo que veo fácil de modificar en la conciencia de las personas es el cambio en la alimentación (más ecológica, más regional, más saludable) pero en el campo de la ficción, mientras tenemos decenas de personajes inventados por las multinacionales (desde Papá Noel a Pachorra, pasando por Fido Dido y el tigre de Kellog´s) nos faltan personajes que generen algo de empatía con frutas, verduras o cereales naturales.
De allí aparecieron algunos seres que verán en esta animación y otros que quedaron plasmados en las historietas que ojalá pueda publicar en algún momento de esta década. En cuanto a la calidad, obviamente es un poco artesanal, se han aprovechado programas libres como el GIMP y el Audacity que vienen en las netbooks del Conectar Igualdad más un programa de edición de video.
Viendo el resultado y habiendo pasado unos meses desde que lo terminé, lo que se ve claramente es que el audio se podría mejorar, por supuesto ponerle color, poner más cuadros para darle más fuerza a los gestos y mejorar los movimientos pero eso quedará para cuando se pueda generar un equipo interdisciplinario de investigadores, guionistas, dibujantes, coloristas, animadores, músicos, editores y letristas que hagan algo que sea netamente diferente a este mamarracho clase Z, que espero vean hasta el final. Desde ya bienvenida su difusión, recorte y reutilización en cualquier contexto, siempre que lo hagan con honestidad (hay unas cookies que vienen en el corto para detectar esto).
Entre los que participaron, la principal fue Luán Morassi, una niña que dibuja muy lindo y colabora en varias de las historietas, Daniela Catena que aportó ideas y sobre todo incentiva permanentemente con la cuestión de los juegos de palabras y también Pablo Ceriotti a quien pedí la música para el principal fondo sonoro.
LID: ¿Cómo ves las perspectivas en las luchas ambientales en curso?
Hay varios planos: el global y el local que son distintos. En lo global se está generando la conciencia de límite (sean los máximos de CO2/metano admisibles, la extinción de especies o el Pico del petróleo) y eso cambia el objetivo de las luchas (ya no tanto por más inversión en el tercer mundo sino por desinversión en combustibles fósiles, en plantas nucleares o por el decrecimiento en general). De todos modos, desde lo comunicacional sigue siendo muy débil en relación a lo importante de estos problemas (no hay canales de televisión dedicados a la defensa del ambiente, ni revistas masivas, programas o series que involucren a miles de espectadores).
Desde lo local, la cuestión es el extractivismo y los territorios en conflicto. Creo que ahí están más claros los problemas y los objetivos y por tanto son más exitosos (el Stop Monsanto es un claro ejemplo), por otro lado, el cambio de gobierno en Argentina permitió que ciertas organizaciones que, por proteger al gobierno anterior, no se involucraban en las luchas contra la megaminería, el fracking o las centrales nucleares, ahora, frente a un gobierno que minimizó al máximo los derrames de la Barrick se han puesto a debatirlo sin tanta paranoia. El caso de mi provincia (Chubut) tuvo que sufrir la catástrofe de las inundaciones en Comodoro y un mes sin agua en el norte de la provincia para casi dar por concluido el debate sobre la posibilidad de habilitar la megaminería. El gobernador, otrora prominero, se puso firme ante al Gobierno nacional en la defensa indeclinable del agua.
Desde el punto de vista comunicacional al ser un país tan centralizado y siendo Buenos Aires una ciudad alejada de la biodiversidad, es difícil lograr que los medios masivos y los principales medios alternativos puedan poner la cuestión ambiental en el tapete, ya que por un lado les costaría cautivar a su audiencia principal y por otro conseguir auspiciantes.
Si bien ha habido un auge urbano por cambiar aspectos culturales como los modelos de consumo (huerta urbana, mercados orgánicos, construcción natural, veganismo, promoción del uso de la bicicleta), que se cuelan en el mundo de los medios, aún no parecen relacionarse del todo con los problemas macro sino más bien con el bienestar personal o la resiliencia en el ámbito familiar, que por cierto no está nada mal.
Lo que sí hay en la ciudad y se expande por las pantallas son la defensa ante prácticas antisociales (los Ni una menos, las marchas contra la impunidad o la gran marcha contra el ajuste) que demuestran que la sociedad tiene un alto grado de empatía para con el otro desconocido, base para ir ampliando a la empatía por quienes viven lejos de nosotros, los que vendrán después o las otras especies.
De todos modos hay que seguir profundizando en medios como este. Pienso en la sección Ecología y Medioambiente de LID, pero también en otros medios digitales, para aglutinar o asociarse con otros formatos, sea la ficción (audiovisual o literaria), el documental, la fotografía, la música, el teatro, los murales e incluso los dibujos animados (je).
PLANTÍDOTO