Las maestras desataron una rebelión que contagió la provincia y tuvo que ser cubierta por los medios nacionales. Sin embargo, nadie quiere mostrar la realidad de una provincia donde un puñado de empresarios yerbateros, forestales y turísticos hace fortunas en medio de la miseria generalizada. Solo golpeando esos intereses se puede conquistar el derecho a una educación y una vida dignas.
Este fin de semana del 25 y 26 de mayo, la Habitación Deluxe del Gran Meliá Iguazú cuesta 1,3 millones de pesos para dos personas. Con la “promo” del hotel, usted podrá pagarla a solo un millón. Con desayuno incluido, téngalo en cuenta. Tiene 4 restaurantes con comida internacional y balcones privados con vistas a la selva.
A esa misma selva que a veces intenta ocultar la Misiones profunda. Esa que todos los días enseña, hacha, cosecha y cura, pero necesitaría seis meses de laburo para pagarse una noche de hotel en la Misiones de los ricos. Sin gastar un centavo para vivir esos meses, obviamente.
Antonio es leñero y vive con su familia en un barrio precario de Apóstoles, donde la docencia corta rutas. Hace pocos días impactó su relato en un canal de televisión: su familia no había comido en 3 días. “Todos los días les digo a mis hijos que aguanten el hambre” contó. Después de conocerse la nota, la solidaridad popular les dio un alivio.
Neri es integrante de la comunidad Mbya y tarefero, obrero de los yerbales. Cuenta a La Izquierda Diario: “es difícil el trabajo, peligroso. Arrancás temprano, a veces ni comés. Por cada 100 kilos nos pagan 3500 pesos, no alcanza para vivir. Así que acá estamos, apoyándonos, muchos docentes son indígenas y trabajan en negro”.
Miriam es maestra de los hijos e hijas de leñeros, tareferos, enfermeras. Está peleando porque sus compañeras “nuevas” cobran 230 mil pesos y con 20 años de antigüedad llegan a 300 mil. Nos cuenta que “están paralizando la entrega de las partidas alimentarias. No están llegando, sobre todo en las escuelas primarias, las de frontera. Tampoco se las están entregando a los niños que tienen jornadas extendidas, donde deberían recibir la copa de leche, el almuerzo”.
Plata hay: una provincia “rica”
La Fundación Mediterránea, uno de los centros de investigación del gran empresariado, asegura que Misiones estuvo entre las tres provincias que más creció en la última década. La primera es la Neuquén de Vaca Muerta. Si uno toma los últimos años, su Producto Bruto creció 7 veces más que el nacional y mucho más que sus “hermanas” del NEA (Chaco, Corrientes, Formosa). El Ministerio de Hacienda de la provincia publicó un informe que muestra números impactantes y concluye que la economía provincial “se diversifica más allá de sus áreas primarias y el turismo y tiende constantemente hacia la creación de cadenas de valor y la producción de riqueza”.
¿De qué negocios hablamos?
Misiones concentra el 41,5% del total de la producción forestal a nivel nacional. En departamentos como Iguazú, Eldorado, Montecarlo, los grandes grupos locales y extranjeros arrasaron yerbales para multiplicar el complejo celulósico (pasta, papel, muebles). Los dos pulpos son Arauco (Grupo Angelini Chile) y Papel Misionero (Grupo Arcor), con miles de hectáreas y varias plantas.
Misiones es la principal provincia productora de yerba mate de Argentina, con el 87% de las hectáreas sembradas y 700 mil toneladas anuales. Aunque hay miles de pequeños productores, los molinos y fraccionadoras se concentran en grandes empresas o “cooperativas”, como La Cachuera S.A. (Amanda), 10 Hermanos (Rosamonte), Martín y Cía. (La Hoja, Palermo y Rendidora), Gerula S.A. (Romance), entre otras.
Misiones es la principal productora de té del país (95,8% del total nacional). Es el segundo complejo exportador de la provincia y también concentrado en pocas empresas: Casa Fuentes, El Vasco, Don Basilio.
Misiones es, además, una de las mecas de la “industria del turismo”. Puerto Iguazú es una de las 5 ciudades más visitadas del país, con hoteles de lujo y turismo internacional pero también interno, sobre todo después de la pandemia y la devaluación.
Misiones es la segunda provincia tabacalera, después de Jujuy. La mayoría de la producción se acopia en la provincia pero “se fuga” a Brasil. El peso del sector se notó en el debate de la Ley Bases, donde el “capítulo tabacalero” mostró la capacidad de lobby de los grandes empresarios.
Por último, como desde hace 500 años, Misiones sigue teniendo en la minería un buen negocio. Las Minas de Wanda Iguazú están ubicadas a pocos kilómetros de las Cataratas. Allí, además de extraer las piedras, también se elaboran diferentes tipos de productos, desde adornos hasta joyas.
Los dueños de Misiones
“Empresas modernas, respaldadas por grandes accionistas, apodéranse de grandes extensiones de tierras con ayuda de obsequiosos funcionarios para plantar la codiciada “ilex paraguayensis”. Veinte latifundistas poderosos se hacen dueños del Alto Paraná misionero. Martín, Roca, Bemberg, Herrera Vegas”.
El fragmento corresponde a una hermosa y trágica crónica del periodista comunista Alfredo Varela, llamada El río Oscuro (1943). Hoy sirve para entender cómo la memoria de Misiones es la historia de la apropiación de sus tierras y su trabajo por parte de un puñado de familias empresarias.
Primero fueron los familiares del genocida Roca o los Bemberg, que hasta hoy son dueños de campos, mineras y bancos. Pero ese sello de origen nunca se borró. Entonces "la producción de riqueza" de la que habla el gobierno sigue siendo el trabajo de miles para engordar el bolsillo de unos pocos. Como los Angelini (Arauco) y los Pagani (Papel Misionero), que concentran la producción forestal, o los Martín y quienes se reparten el negocio yerbatero, que incluye a los Navajas, propietarios de Las Marías y mandamases también en Corrientes. O empresas de la región como la cadena de supermercados California (ahora en manos del formoseño Grupo Cáceres), las constructoras Bor Com y Grupo Enríquez, los colectivos de Crucero del Norte y el Grupo Metropol de la familia Zbikoski que se expandió hasta el transporte del AMBA. Los grupos inmobiliarios y turísticos son los que más han crecido en la última década.
La atracción de esas riquezas hizo que de las diez familias más ricas de Argentina, cinco tienen negocios en Misiones. Así lo cuenta el sitio Economis, analizando el famoso “Ranking de millonarios de Forbes”. ¿Quiénes son?
1) Luis Pagani (U$S 950 millones de fortuna). Es dueño de Papel Misionero, la segunda industria más grande de Misiones. De ahí saca el papel para embalar los productos de Arcor (y vende a otras marcas). De “yapa” con la empresa venía la Reserva Privada Natural Cultural, son 10.397 hectáreas casi vírgenes.
2) Eduardo Eurnekián (U$S 3000 millones de fortuna). El “creador” de Milei es dueño del aeropuerto internacional Carlos Krause de Iguazú, pero también del San Martín de Posadas, como parte de Aeropuertos Argentina 2000. Fue uno de los destinos más elegidos el año pasado y “el armenio” se queda con la tasa aeroportuaria de cada pasajero, pero además todas las concesiones del lugar.
3) Gregorio Pérez Companc (U$S 3900 millones de fortuna). El “Goyo” es uno de los hombres más poderosos del país. Hizo negocios con la dictadura y todos los gobiernos. En Misiones Pecom Forestal era una de las empresas más grandes, pero le vendió casi todo al grupo chileno Arauco, aunque conserva parte del negocio. Además, a través de Molinos Río de la Plata se quedó con dos marcas de yerba muy vendidas: Cruz Malta y Nobleza Gaucha. Además, tiene una reserva privada de Temaikén.
4) Hugo Sigman (U$S 2000 millones de fortuna). El empresario farmacéutico cercano al Frente de Todos tiene buenos negocios en Misiones. En el sector forestal controla Pomera Maderas y plantaciones de eucaliptos y pinos (que se extienden en Corrientes).
5) Familia Werhtein (U$S 1900 millones de fortuna). El actual embajador de Milei en Estados Unidos (antes fue funcionario en el Frente de Todos como amigo de Daniel Scioli) es dueño de la empresa yerbatera y tealera Cachai SA, conocida por sus productos de consumo masivo Cachamai y Cachamate.
La casta
Esa relación entre los “obsequiosos funcionarios” y los “empresas modernas” de los que hablaba Varela hace 100 años, siempre fue muy “porosa” y fluida. Al punto que muchos terminaron siendo parte de la casta política pero también de la casta empresaria. Esa de la que muchos no quieren hablar.
Es el caso de uno de los principales líderes políticos de la provincia: el “radical renovador” que fue gobernador y luego senador del Frente de Todos, Maurice Closs.
Se convirtió en el hombre más millonario del Congreso, llegando a declarar un patrimonio de 1140 millones de pesos. Empezando por 20 propiedades y 2200 hectáreas de campos, que como se contabilizan a “valor fiscal”, no sirven para medir su verdadera fortuna. Pero su mayor negocio está en las acciones que tiene en diversas empresas: Petrovalle (combustibles), Rutas del Mercosur SAT (carga), Citrus de Misiones SA (fruta) así como “negocios ganaderos, yerbateros y forestales”.
Si uno tiene en cuenta que Closs es, junto a Carlos Rovira, el jefe político de Hugo Passalacqua y mandamás provincial desde hace décadas, puede entender qué intereses defiende el Frente Renovador de la Concordia. Y también por qué ha sostenido alianzas con el Frente de Todos y Juntos X el Cambio cuando eran gobierno. Rápido para adaptarse, ya ha fundado un bloque parlamentario que vota todas las leyes de Milei.
Trabajador@s pobres
La misma Fundación Mediterránea que aconseja a los capitalistas dice que “Misiones es una de las provincias más rezagadas, donde el salario promedio en agosto 2023 fue de US$ 374 medido al dólar blue y de US$ 778 al oficial, cuando el promedio nacional se ubica en US$ 570 y US$ 1.188 respectivamente”. Esa situación no paró de empeorar en estos meses, como muestra la rebelión.
Hoy el 30% trabaja entre 45 y 60 horas semanales. Un tercio está sin registrar, pero hay que sumarle la misma cantidad de “cuentapropistas” precarios. Lejos del discurso “libertario” sobre los "gastos estatales", en el Gran Posadas 3 de cada 4 trabajadores está en el sector privado. Los que exprimen al Estado, como se vio, son los ricos.
Los relatos se suceden en cada piquete. Ale de Iguazú, es docente y trabaja en escuela de frontera. En medio del corte, en el puente de Garupá, nos muestra un recibo de sueldo de $478 mil por una jornada completa. Su escuela queda cerca de la aduana por donde se recaudan millones y otros millones del turismo internacional. Aún no lograron que le corten el pasto y los baños para los chicos no están terminados.
Jorge es chofer de ambulancias. Trabaja en emergencias y cuenta que muchas noches se la pasa “carreteando” la Ciudad de Posadas. La mayoría de sus compañeros están “en negro”, con el peligro que significa no tener seguro. Tiene que hacer decenas de horas de guardia para poder llevar algo de dinero y pagar el alquiler.
Nos cuentan que las facturas de luz llegaron a ser de más de $100 mil. Eso que viven en la provincia que cuenta con la represa de Yacyretá, una de las principales empresas generadoras de energía eléctrica de América Latina, que provee el 45% de la energía hidroeléctrica del país. Sus dueños son SADESA (que comparte directorio con Central Puerto) en el primer caso, la multinacional italiana Enel en El Chocón y AES en Alicurá.
Los hijos de la pobreza
Mientras algunos cuentan de a millones, otros rascan la olla. Según el último dato del Instituto Provincial de Estadística y Censo, entre 2022 y 2023 aumentó la desigualdad social en el Gran Posadas. En 2022, el 10% más rico de la población se quedaba con 27,9% de los ingresos totales; un año después se queda con el 30,9%. En cambio, el 10% más pobre disminuyó su porción de la torta. En la última década esa brecha aumentó un 25%.
Parecen números y más números, pero se siente en las vidas de cientos de miles de personas. Ni hablar de los más chicos.
Una de las postales más dramáticas la vimos en noviembre de 2020. Un grupo de mujeres con sus hijos desenterraron 1200 cajas de pata y muslo de un terreno policial donde habían sido enterrados, tras ser secuestrados por su avanzado estado de descomposición.
Esos pibes pueden pasar hambre, como los hijos de Antonio. Pueden terminar comiendo pollo podrido. O morir al caer de un camión de contratistas mientras viajaban a los yerbales, como les pasó a Fernando (13), Lucas (14) y Edgard (17) en la tragedia de Salto Encantado. Como hace 100 años, miles de niños, niñas y adolescentes trabajan en los yerbales. Con sus manos cortan hoja por hoja la planta y las cargan en sus hombros.
Por todos ellos luchan las maestras de la ruta.
Río oscuro
“La tierra misionera tiene paisajes magníficos, de una belleza excepcional. La riqueza y fecundidad de su suelo son extraordinarias, tanto como su alabada producción. Como complemento y contraste de ese cuadro, la inmensa mayoría de sus habitantes, obreros y colonos, están agobiados por pesadas cargas. Los obreros realizan un trabajo brutal en larguísimas jornadas, ganan un salario ínfimo y viven en condiciones miserables”.
El relato corresponde a otro libro de Varela, llamado “En Argentina también hay esclavos blancos”. Se refería así a la historia de los “mensús” (mensualeros), los peones de los yerbales. Los terratenientes no solo explotaban a las comunidades originarias a quienes habían robado las tierras, sino a familias del Paraguay y el sureste brasileño. De ahí el título. El libro cuenta la masacre de Oberá contra una huelga obrera.
Esa realidad no cambió tanto. Los tareferos hoy vuelven a las rutas y los obreros rurales cargan sus espaldas de sol a sol por una paga que apenas alcanza para sobrevivir, como cuenta Neri.
Según el último acuerdo de la Comisión Nacional de Trabajo Agrario, los sueldos del personal permanente y temporario jerarquizado fueron de $200.283,75 a $220.315,97 hasta marzo. Si se trabaja “por tanto”, a destajo, por cada 100 kilos cosechados se pagan 3.500 pesos. Para juntar esa plata hay que cosechar todo el día, entre las víboras y los agrotóxicos.
Cuenta Rubén Ortíz, que es docente pero además ayudó a organizar el Sindicato de Tareferos, que siguen “viviendo como esclavos” (América Futura). Lo mismo contaba Sonia Lemos, que contra los patrones y el machismo se convirtió en referente del sindicato en Montecarlo. “En 2022 todavía hay mucho trabajo esclavo. Tiene que haber un cambio. Nosotros seguimos luchando y empujando desde acá” (Agencia Tierra Viva).
Hay que cortar con ese sistema de miseria y explotación
En estos momentos agitados, un debate recorre la provincia: ¿es responsabilidad del gobierno de la provincia o del gobierno nacional de Milei? Lo cierto es que estamos ante la peor crisis del régimen político representado por los Rovira y los Closs, con sus negociados y sus familiares acomodados que generan una bronca acumulada por años. Muchos trabajadores y trabajadoras que votaron a Milei empiezan a pensar que la responsabilidad es compartida. Una docente del interior de Misiones comentaba su frustración pensando que el presidente iba a solidarizarse con Misiones en el Luna Park. Esta crisis del régimen hace surgir nuevas formas de organización y de lucha, en una provincia con tradición de combatividad.
La rebelión misionera es hija del salario docente, pero también de esas miserias marcadas a sangre y fuego en las venas de quienes hacen funcionar la provincia. De quienes enseñan, cosechan, talan, manejan, atienden al turismo o se las rebuscan para sobrevivir. De la única clase productora, que no le debe nada a los dueños de la provincia ni sus partidos políticos.
Porque además es la clase que puede paralizarlo todo. No solo las aulas y dependencias estatales. También las rutas, como están mostrando. Esas que forman un corredor estratégico de la economía del Mercosur. La que puede paralizar la industria forestal, yerbatera, los puertos y aeroparques, las represas y cadenas comerciales, el negocio turístico y de la construcción.
La huelga docente, junto al personal de salud y los trabajadores que se sumaron a la rebelión, puede ganar. Si sigue fortaleciendo su unidad y logra golpear los intereses de los dueños de Misiones, podrá conquistas sus reclamos. Pero además, será un enorme aliento a quienes hace siglos trabajan todo el día para enriquecer a un puñado de capitalistas.
Viva la huelga. Vivan las maestras misioneras.
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