Para quienes siguen el “mundo sindical”, el plenario de la Confederación del Transporte podía marcar un quiebre. ¿Llamaría a acciones sectoriales? ¿Le pediría un paro a la CGT? ¿Desafiaría a Milei? ¿Plantearía un documento con nuevas definiciones para el “movimiento obrero organizado”? Quedó sabor a muy poco, salvo la rosca y algunos delegados reclamando un plan de lucha que nadie entiende en qué quedó.
Lucho Aguilar @Lucho_Aguilar2
Miércoles 27 de marzo 09:58
La sede de la Federación de Peones de Taxis (FEPETAX) se llenó. 500 delegados, delegadas y dirigentes de gremios del transporte ferroviario, terrestre, marítimo, fluvial, aéreo y de la industria naval. 43 sindicatos. Es un dato. Es que el llamado a un Plenario Nacional Ampliado por parte de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), pareció una oportunidad para muchos. Para los dirigentes, de rosquear qué posición tomar ante el debate sobre la crisis y qué postura deben tomar los gremios. Para algunos delegados, fue un espacio para hacer catarsis de la presión cotidiana que reciben de sus “representados” en los lugares de trabajo. Pero también de los ataques, también cotidianos, que reciben del gobierno.
En una rápida enumeración, hay gremios con las paritarias trabadas o sin homologar (camioneros, navales), otros con amenazas de ataques privatizadores (aeronavegantes, pilotos, ferroviarios), retiros “voluntarios” (aeronáuticos), vaciamiento y despidos (Vialidad) y una larga lista. Milei les está mojando la oreja.
Algo de eso se expresó en las intervenciones desde “el campo”. Delegadas de aeronavegantes contaron su situación y pidieron “un plan de lucha”, uno de Dragado planteó que “hay que tomar acciones, un plan de lucha, que se vote acá y no se siga mandatando a la mesa”, uno de Camioneros que si no homologan paritaria “hay que ir al paro nacional del gremio”. Otros propusieron reclamarle a la CGT, como confederación, un plan de lucha o un paro.
Desde la “mesa” se sintió ese murmullo, que puede ser la forma de los “cuerpos orgánicos” de transmitir ese malestar real que hay por abajo. Pablo Moyano habló de “votar hoy un plan de lucha que termine en un paro general”. Paco Manrique solo habló de “plan de lucha”, aunque en el SMATA no hay ninguno ante las suspensiones y el recorte de 400 puestos que lanzó Toyota. Sassia, el presidente cuestionado de la CATT, se limitó a decir generalidades. Biró (pilotos) tiró un baldazo de agua fría en forma de refrán: “tarde es grave pero antes es imprudente”.
En la mesa se expresaban algunas tensiones que recorren a las cúpulas sindicales. También en entre los invitados. Moyano invitó a hablar a la conducción del Subte, que pidió sumarse a la CATT (con críticas sobre la forma de parte de los metrodelegados de izquierda) y a Sergio Palazzo (Bancarios) que se ilusionó que “la CATT debe ser el faro que ilumine a todo el movimiento obrero”.
Pero luego de que se pudiera expresar ese murmullo que llega, seguramente distorsionado, desde muchas empresas, se consensuaron medidas que tienen sabor a poco y un documento de compromiso (y aburrido).
En relación a la acción, la CATT se declaró en “estado de alerta”, algo que en realidad definió en 2022. Además anunció “asambleas simultáneas en los sectores de trabajo durante abril en las actividades representadas en la CATT para informar a los trabajadores y trabajadoras de las gestiones y reclamos que estamos llevando adelante y de lo resuelto en este Plenario Nacional”. En los pasillos del plenario algunos hablaron de que “esas asambleas tienen que interrumpir el servicio”. Si así fuera, aunque elemental, marcaría un mensaje más claro. Hay que esperar.
En relación al documento, la CATT dijo lo que dice la CGT desde hace meses: le exigió hoy al Gobierno Nacional respetar las paritarias libres, que homologue los aumentos acordados y que no derogue la eliminación del “impuesto a las ganancias”. También decidió acompañar la agenda de la CGT, que incluye las gestiones para que los diputados rechacen el DNU 70/2023. Además criticó las medidas del actual gobierno, desde las privatizaciones hasta la desregulación de precios y los despidos. Vale mencionar la crítica de Palazzo a “la propuesta de empresas mixtas”, defendida por la ex presidente Cristina Kirchner.
Nadie saca los pies del freno
Algunos esperaban que el plenario fuera un mensaje contundente hacia el gobierno y también a los debates internos de la CGT. Que el moyanismo se apoyara en sus aliados, en el transporte y la CGT, para presionar más a gordos e independientes. Que saliera una fecha. Otros fueron más lejos, como expresó el propio Palazzo cuando habló del “faro del movimiento obrero”: un momento refundacional o al menos un embrión de aquel MTA que surgió en 1994 para oponerse al menemismo pero al mismo tiempo canalizar los procesos de resistencia que surgirían en la década.
El plenario fue mucho menos que eso. Por ahora, una tribuna para que algunos hagan sus discursos y un documento con demasiadas correcciones. Más que "un faro" parece que desde la mesa se conforman con un "sol de noche" que no incandila a la derecha ni ilumina ningún camino. Pero es cierto que también expresó las tensiones que se empiezan a vivir en algunas empresas y seccionales, ante el malestar que hay por los ataques del gobierno. Aunque se trate de un sector poderoso y “bien pago” del movimiento obrero, ha perdido un 20% de poder adquisitivo en pocos meses y sus familias son castigadas por los tarifazos, la precarización y la inflación.
Ese dato hay que tenerlo en cuenta. Si en vez de hacer plenarios de dirigentes hicieron asambleas por gremio y empresa, el clima sería distinto. Si en vez de “agrandar al enemigo” y pedir prudencia dejaran expresar la fuerza obrera, sería otra cosa. ¿Cuánto durarían esas medidas que denunciaron si un día paran los aviones, trenes, subtes, la carga y recolección? Nada. El MTA por lo menos arrancó su historia haciendo paros de camioneros, colectiveros y algunos gremios que cuestionaban el pacto de la CGT. ¿Eso también lo van a "recordar" pero no hacer?
Desde la izquierda y el sindicalismo combativo se viene organizando la pelea en donde hay ataques: tercerizados aeronáuticos, ferroviarios en el Sarmiento, seccionales docentes (Neuquén) o gremios de salud (Río Negro). Desde allí se plantea la coordinación de los sectores en lucha, se exige a los sindicatos y centrales que hagan asambleas y un plan de lucha unitario. Y también se plantea un gran Encuentro de trabajadorxs, organizaciones sociales, asambleas, estudiantes y quienes quieran poner de pie la resistencia. Ese “faro” necesitamos.
Lucho Aguilar
Nacido en Entre Ríos en 1975. Es periodista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 2001. Editor general de la sección Mundo Obrero de La Izquierda Diario.