Continúa el saqueo a los salarios de los trabajadores y pequeños ahorristas. Los tipos de interés se mantendrán en su máximo histórico hasta verano, amenazando con una recesión ante la caída del poder adquisitivo. El pretexto es “luchar contra la inflación”, el camino “que la paguen los trabajadores”.
Viernes 26 de enero
Fue en Davos, antes que lo comunicara el propio Banco Central Europea, que Lagarde informo previamente a la burguesía del mundo de que continuarían los tipos de interés elevados. Ahora es ya oficial para el resto de los mortales: el BCE insiste en mantener los tipos de interés en el 4,5%. Una medida contra el consumo de los trabajadores que produce un encarecimiento de los préstamos y de las hipotecas.
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La decisión de mantener los tipos elevados se ha tomado a pesar de que Alemania ya da muestras de una posible recesión, contrayéndose su economía un 0,3% en 2023, lo que, de profundizarse, seguramente se extendería al conjunto de Europa incrementando el desempleo.
“Somos optimistas respecto a que tenemos una perspectiva creíble de un retorno de la inflación al 2% en 2025, pero todavía es necesario que salgan muchas cosas bien para que eso suceda”, afirmaba Klaas Knot, gobernador del banco central de Países Bajos, y que es parte del Consejo de Gobierno del BCE presidido por Lagarde y del que es vicepresidente Luis de Guindos. Unas declaraciones insólitas.
El BCE se reafirma en esta agresiva estrategia a la espera de que la Reserva Federal de Estados Unidos baje los tipos de interés antes del verano, es decir, antes que el BCE, lo cual supondría para la burguesía europea un empujón del euro frente al dólar.
Sin embargo, el elemento principal es el mantenimiento de una política de saqueo de los bolsillos de los trabajadores y pequeños ahorristas. En este caso, hacernos pagar la crisis de precios, la inflación, que se debe al aumento del coste de la energía y a los diferentes obstáculos que atraviesa el comercio mundial desde la pandemia.
La propia Christine Lagarde justificaba sus reticencias a bajar los tipos de interés alegando posibles escaladas bélicas en oriente medio o la incertidumbre en el mar Rojo. Y es que los elevados precios de la energía y de las materias primas no tienen la causa en los ya muy menguados salarios de los trabajadores, a los que el BCE está castigando. De hecho, se calcula que para el conjunto de la UE el poder adquisitivo se ha reducido ya en un 10-20% desde 2022. Sino que los elevados precios tienen más que ver con los negocios de las empresas europeas en el tercer mundo, que causan un creciente caos en las cadenas de suministro, y en intervenciones militares del imperialismo en oriente medio.
Sin embargo, de continuar el genocidio en Gaza, los ataques de Israel a los países vecinos y la intervención imperialista en el mar Rojo, nada descarta que la situación pueda escalar en estos países, lo cual tendrá inevitablemente un impacto inflacionista. Es decir, aumentos de la energía, problemas en el comercio, cuellos de botella… si ante la escalada de la inflación en 2022 por la guerra de Ucrania y el desastre de la gestión capitalista de las cadenas de suministro el BCE respondió subiendo los tipos de interés del 0 al 4,5%, ¿cómo responderá ante un nuevo aumento de la inflación en el 2024?
Algunos investigadores alertan de la “tormenta perfecta” que puede producir la combinación de, por un lado, los altos tipos con elevada inflación y, por otro lado, la desaceleración económica y la acumulación de la deuda pública por el rescate a las empresas en la pandemia. Suceda lo que suceda, esta claro que los diferentes gobiernos de la UE van a situarse aún más a la derecha. En el Estado español el Gobierno de PSOE-Sumar no será una excepción. Ya el año pasado el ejecutivo se comprometió con Bruselas a llevar a cabo un recorte de 20000 millones de euros en los dos próximos años para cumplir con la disciplina presupuestaria de la UE.
Hay que ser claros: toda la política del Banco Central Europeo teme que los salarios aumenten al mismo ritmo que los precios del coste de la vida, es decir, el mantenimiento de los tipos de interés elevados busca que, ante el aumento de los precios, sean los trabajadores los que paguen los platos rotos, y no los grandes empresarios. El mantenimiento de los tipos elevados se centra en la mejora de los márgenes de beneficio de las empresas, para que puedan seguir trasladando el encarecimiento de los costes de la energía y las materias primas, que ellos mismos producen, a los precios de venta que pagan los obreros.
Frente a este saqueo a los trabajadores y los pequeños ahorristas urge organizarse. Los dirigentes de los sindicatos mayoritarios, CCOO y UGT, llevan inoculando durante ya una década sin huelga general, una pasividad lacerante en el movimiento obrero que se torna cada vez más peligrosa. La constante negociación de los sindicatos con el Gobierno y la patronal es una preparación consciente para continuar entregando maniatada a la clase obrera a las políticas de ajuste que vendrán. Mientras tanto crece el descontento social y la extrema derecha se prepara para tratar de canalizarlo hacia posiciones reaccionarias , como fue el caso de Argentina.
Las y los revolucionarios tenemos como desafío preparar el terreno para que esto no sea así. Por ello urge intervenir en todos los conflictos obreros tratando de convertirlos en grandes ejemplos de lucha que puedan mostrar que hay una alternativa y que la burocracia debe ser enfrentada. Un ejemplo que pueda generalizarse. Ello no puede ser posible sin, antes, intervenir en estos conflictos estimulando e impulsando la autoorganización, en asambleas multitudinarias y sembrando en la conciencia de los trabajadores toda desconfianza con los cantos de sirena del Gobierno y los neorreformistas. Solo mediante la autoorganización y la independencia de clase será posible imponer un plan de lucha alternativo al plan de la burocracia sindical de rendirse sin combatir.
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