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Red Internacional
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PANDEMIA-DEPORTE. Por COVID: De medallista olímpico a repartidor de comida

Rubén Limardo, ganador de una medalla de oro en Londres 2012, entró a trabajar como repartidor de comida precario por falta de ingresos, mientras se prepara para Tokio 2020

Miércoles 18 de noviembre de 2020

Rubén Limardo es un esgrimista venezolano que cuenta con 12 medallas con reconocimiento mundial que generó revuelo en Twitter después de publicar lo siguiente:

Así, el campeón olímpico de Londres 2012 nos hizo saber que, debido a que no hay competencias y, por lo tanto, no hay patrocinadores, decidió entrar a trabajar de manera precaria para poder seguir con su sueño rumbo a los Juegos Olímpicos Tokyo 2020 y también mantener a su familia, pues cuenta con un hijo.

“En un año normal hoy estaríamos hablando de lo que sucedió en Tokyo 2020, pero ya ven que no es así. La crisis de mi país, la pandemia y perseguir un sueño a veces no es tan buena combinación.”

El deportista pone sobre la mesa la crisis de Venezuela que es atravesada por la pandemia mundial que golpea a miles de millones de familias trabajadoras, tanto así que ahora un deportista de alto rendimiento está trabajando de manera precaria, sin derecho al seguro médico, sin jubilaciones y sin estabilidad laboral.

Ante esto y primero que nada, es necesario decir que se debe fomentar el deporte para que todxs tengan acceso a él. Después, hay que tener claro que este caso es un claro ejemplo de que la crisis la sufrimos los de abajo y que es necesario tomar medidas para que el Coronavirus no se lleve a muchos más miembros de la clase trabajadora.

Las aplicaciones como Uber, Rappi, Sin Delantal y demás, mantienen a sus repartidores en la suma precariedad, cosa que se ha demostrado en los paros internacionales del sector, ya que no los reconoce como empleados y los mantienen sin derechos como, ahora en medio de la pandemia, seguro médico o insumos sanitarios.

Los miles de ciclistas y motociclistas que acuden a las marchas y paros organizados de manera internacional demuestran que la organización para luchar por los derechos es posible, así como también es posible luchar contra la precariedad de la juventud, pues nosotrxs conformamos el 70 % de despidos por COVID-19, pero antes de la pandemia ya nos tienen trabajando en empleos con salarios miserables y muchas veces sin reconocimiento laboral -como pueden ser los callcenters-.

Es necesario luchar para que todxs podamos tener un trabajo digno, con un sueldo acorde a la canasta básica, que sea digno para aquellxs que, gracias a la pandemia, se hayan quedado sin ingresos –como el caso de Rubén Limardo-, y seguro de desempleoal igual que plenos derechos laborales para todxs.