La Procelac pidió investigar si las coimas que habría pagado la filial brasileña de Techint se efectuaron bajo el amparo de la casa matriz en Argentina. El viernes, el titular de la empresa, Paolo Rocca, fue indagado por otra causa: la de los cuadernos. Corrupción trasnacional, justicia selectiva y demasiada impunidad.
Cecilia Rodríguez @cecilia.laura.r
Jueves 11 de octubre de 2018
Por orden del juez federal Sebastián Ramos, la Policía de la Ciudad allanó este miércoles las oficinas de la empresa Techint ubicadas en el microcentro porteño. Parece que las coimas nao tem fim, porque este allanamiento no se realiza en el marco de la causa local de los cuadernos de Centeno –por la cual Paolo Rocca fue indagado el viernes- sino por una investigación derivada del Lava Jato brasileño.
Los hechos
Como reveló en junio de 2017 la periodista Emilia Delfino, de PERFIL, la filial de Techint en el país vecino está acusada de integrar un cartel de 15 empresas que pagaban coimas para obtener contratos millonarios de la obra pública. Un documento del Ministerio Público Federal de ese país indica que una de esas obras fue el montaje electromecánico de la central nuclear Angra III, ubicada en el Estado de Río de Janeiro.
Techint, junto con Oderbrecht y otras empresas formaron el Consorcio Angramon y ganaron la licitación de la obra encargada por la estatal Eletrobras Eletronuclear.
El empresario Dalton Avancini, entonces presidente de Camargo Correa, declaró como arrepentido en la causa del Lava Jato y relevó que las licitaciones, realizadas entre 2012 y 2013, estuvieron amañadas para que ese grupo de empresas se quedara con la torta.
Según detallan documentos de la causa Lava Jato, los sobornos por el montaje en Angra III alcanzaron los 30 millones de reales, unos 10 millones de dólares. Los receptores de las coimas habrían sido miembros del Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), espacio político del actual presidente Michel Temer, y funcionarios de Eletrobras Eletronuclear. De hecho, el ex titular de esta empresa estatal y vice-almirante de la Marina Othon Luiz Pinheiro da Silva fue condenado a 43 años de prisión y luego liberado en 2017 a raíz de la presentación de un Habeas Corpus.
Partiendo de esta causa, la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac) pidió investigar si dichas coimas se produjeron bajo el amparo de la casa matriz de Techint, ubicada en Argentina.
Así, la justicia federal de nuestro país tiene en la mira no solo Ourique Marques, el director general de Techint en Brasil sino también a Carlos Bacher, CEO de Techint Ingeniería y Construcción en Argentina; y a Ludovico Rocca, sobrino de Paolo Rocca, dueño de la compañía. Este último fue indagado el viernes en la causa de los cuadernos, que se cursa en el juzgado de Bonadio e investiga el circuito de coimas entre constructoras y funcionarios argentinos.
Cabe preguntarse por qué, si la investigación es pública desde junio de 2017, la justicia argentina recién ahora ordena los allanamientos.
Justicia selectiva y demasiada impunidad
Hay más preguntas sin respuesta alrededor de la firma de los Rocca.
Cuando saltó el escándalo de los cuadernos de Centeno, el diario La Nación, que tuvo la primicia, ocultó el involucramiento de esta empresa en el caso ¿por qué?
¿No hay que tomarse como burla que recién en 2018 la justicia investigue la corrupción de Techint cuando está señalada por ser una de las empresas que sostuvo la dictadura militar del ’76, participó en los crímenes de lesa humanidad y obtuvo con ello un sin número de beneficios económicos?
Por ejemplo: Propulsora y Siderca, las dos de Techint, están entre los privados que más deuda transfirieron al Estado en el 82. ¿Esto no vale un allanamiento?
¿Acaso no hay que mirar más de cerca toda la historia de esta empresa que en los 90 se quedó con la estatal Somisa a un valor irrisorio: el equivalente al stock de productos que tenía la empresa para vender? ¿Por qué nadie investiga esto? ¿Por qué nadie le hace justicia a los miles de despidos que dejaron los Rocca y el menemismo en San Nicolás?
También flota la pregunta de cuál es el verdadero alcance de esta supuesta red trasnacional de coimas y corrupción entre empresarios y Estados latinoamericanos.
De hecho, a los escándalos de los cuadernos y del Lava Jato se suma otro interrogante que empaña la imagen de la multinacional argentina: Pedro Pablo Kuczynski, el ex presidente de Perú renunciado por hechos de corrupción, no solo tenía lazos con Oderbrecht sino que fue miembro del consejo de administración de Ternium, del grupo Techint. ¿Casualidad?
Esta densidad de acusaciones a escala regional no se deriva en consecuencias graves para la empresa. De hecho, en Brasil, Techint apenas tuvo que pagar una multa y Temer, cuyo partido está acusado de recibir sobornos, sigue impune.
Mientras tanto, Lula Da Silva esta preso y proscripto. Fue condenado prácticamente sin pruebas y por delitos secundarios en relación con las coimas en Angra III. Incluso la justicia le impidió realizar siquiera declaraciones durante la campaña electoral para apoyar a su candidato, condicionando con ello el conjunto de la elección a favor de la extrema derecha de Bolsonaro, que lo supo aprovechar.
¿Justicia selectiva a un lado y otro de la frontera? Parece que sí.