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Red Internacional
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HUELGA EDUCATIVA CATALUNYA. ¿Por qué los y las estudiantes nos tenemos que sumar a la huelga de educación en Catalunya?

Se inicia el curso 2020-2021 en las universidades de Catalunya y las medidas en educación contra la covid se demuestran infectivas. La CGT y la ASPEPC convocan huelga por los días 9 y 15 de octubre.

Lunes 5 de octubre de 2020

Arranca un nuevo curso en las universidades catalanas marcado por la crisis de la covid y la nefasta gestión de la Generalitat ya ha empezado a dar muestras de sus consecuencias. El número de grupos confinados se sitúa por encima de los 900.

No se trata de la incertidumbre o de la falta de planificación como han querido vender, sino de la negativa por parte del Gobierno a tomar las medidas necesarias. Como ya denunciaban sindicados de docentes antes de que se iniciara el curso, sin un aumento exponencial de la plantilla y la habilitación de otros espacios para la docencia, es del todo imposible realizar clases presenciales con seguridad.

Ante esta situación, la CGT de Enseñanza, junto con el Sindicado Profesores de Secundaria (ASPEPC·SPS), han convocado dos jornadas de huelga los días 9 y 15 de octubre. Todo el personal docente y laboral del Departamento de Educación y otras administraciones públicas catalanas está llamando a sumarse, incluidas las escuelas infantiles de titularidad municipal.

¿Qué motivos tenemos los y las estudiantes para participar?

Las opciones planteadas por la Generalitat frente a la entrada de este nuevo curso parecen claras: o vuelta a las aulas sin medidas de seguridad y contagios o clases online sin garantizar los recursos necesarios para poder realizarlas. Ninguna de estas de estas medidas son en beneficio del alumnado y del profesorado.

Por un lado y como ya hemos visto durante las primeras semanas, en primaria y secundaria las medidas anti-covid son inexistentes y los grupos confinados no paran de crecer. Después de años de recortes y privatización de la educación, la apuesta del Gobierno ha sido profundizar la precarización de los trabajadores y las trabajadoras de la enseñanza hasta el punto de ponen en riesgo su salud.

En las universidades se apuesta directamente por una docencia híbrida que combine la enseñanza online y la presencial. El gesto de querer reducir la actividad en el campus rápidamente topa con la realidad de aquellos y aquellas que asistimos: transportes públicos llenos, barrios masificados o trabajos sin condiciones de seguridad para poder pagar matrículas abusivas cuando ni siquiera pisamos la universidad. Además, imponen la enseñanza a distancia sin garantizar recursos básicos como ordenadores, internet o espacios de estudio. Así, deterioran todavía más la calidad de la educación pública y profundizan su proceso del elitización.

Por eso mismo, la lucha del profesorado es también la de los y las estudiantes. El camino para defender la educación pública no está en adaptarse al discursos de desmovilización de los diferentes gobiernos, ni tampoco mantener el corporativismo del movimiento estudiantil dividido por niveles y escindido del resto de luchas. Hay que exigir a las organizaciones estudiantiles como lo SEPC (Sindicato de Estudiantes de los Países Catalanes) o el Sindicato de Estudiantes que convoquen asambleas en cada centro de estudio para discutir, junto con el personal docente y no docente, como organizar esta huelga y por qué medidas luchar.

-¡Por clases presenciales! Defendemos la contratación en condiciones dignas de todo el personal docente y no docente necesario para garantizar la enseñanza en las aulas.

-¡Habilitación de espacios para el estudio! Dentro de las propias estructuras universitarias pero también fuera de ellas, haciendo uso de instalaciones vacías que se puedan reactivar en base a las necesidades actuales.

-¡No a la brecha digital! Exigimos equipos informáticos y conexión en internet garantizadas para todo el alumnado para evitar que esta profundice todavía más la división de clases en la educación.

Ahora más que nunca, resulta urgente levantar un movimiento estudiantil en alianza con los docentes y otros sectores en lucha para defender una educación pública segura, al servicio de las necesidades de la sociedad, controlada y gestionada por el conjunto de la comunidad educativa y libre de la influencia de las empresas, las grandes beneficiadas de la pandemia.

La precariedad también afecta a la sanidad

Precisamente, la posibilidad de realizar clases de manera presencial depende también de la situación de la sanidad. Nos encontramos ante un sistema de salud absolutamente fatigado, con falta de recursos y personal precarizado a causa de los recortes y las políticas de privatización de los últimos gobiernos.

La precariedad golpea a la juventud, incluso dentro de la sanidad. Los MIR (Médicos Internos Residentes) se encuentran en una nueva semana de huelga después de unas primeras jornadas que concluyeron sin victoria. A pesar de ser médicos en formación y encontrarnos en una situación sanitaria muy delicada, realizan largas guardias de 24 horas sin descanso, jornadas de trabajo de 60 y 70 horas semanales, todo con un sueldo base que no llega a los 1000 euros mensuales.

Nos solidarizamos con la lucha de los MIR y llamamos a la unidad entre estos sectores con reivindicaciones comunes. Para evitar que un nuevo cierre de la universidad y nuevos confinamientos:

-¡Aumento drástico del presupuesto de sanidad y educación! Destinado a aumentar los recursos sanitarios e implementar las políticas educativas que permitan condiciones higiénico-sanitarias óptimas. La clase trabajadora y los sectores populares somos quienes más sufren la crisis y quien más lo están pagando. Por eso, este plan de emergencia se tendría que financiar a expensas de los más ricos.

-¡Impuesto progresivo a las grandes fortunas! Aquellas que se han hecho más ricas durante la pandemia mientras el resto tenía que ir a trabajar arriesgando su vida.

¡Solidaridad con los barrios obreros de Madrid!

La falta de medidas en educación, los rebrotes en los barrios obreros y las políticas de los gobiernos amparando los beneficios de los grandes empresarios son un denominador común en todo el Estado. Primero lo vimos durante los meses iniciales bajo la gestión del gobierno de PSOE-UP. Cuando se devolvieron las consecuencias lo vimos en Cataluña con los rebrotes de los temporeros y los barrios del Hospitalet y ahora Madrid vuelve a confirmarlo.

Durante el estado de alarma, el gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias jugó con la salud de miles de trabajadores enviándolos a trabajar en sectores no esenciales, se negaron a intervenir la sanidad privada y desplegaron la policía y el ejército. Ahora Ayuso pretende hacer el mismo en Madrid y confina los barrios obreros, contando con el espaldarazo del gobierno “progresista” que envía las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Desde Barcelona sabemos qué es sufrir la represión del Régimen del 78 y desconfiar de un gobierno que se reivindica de izquierdas y acaba aplicando las mismas políticas de la derecha. Por lo tanto, nos solidarizamos con los barrios obreros que se movilizan contra el confinamiento de clase que quiere imponer el gobierno de la Comunidad de Madrid.

¡Organízate con la juventud de Contracorriente!

Así pues, desde Contracorriente entendemos que ante los partidos que imponen una vuelta en las aulas de alto riesgo, explotan a los y las trabajadoras de la sanidad y confinan a los más precarios, la lucha del movimiento estudiantil tendrá que ser en alianza con todos estos sectores y en oposición a los gobiernos de turno.

Si compartes esto, súmate y organízate con Contracorriente para construir una juventud anticapitalista y revolucionaria. ¡Escríbenos!