El movimiento estudiantil despertó en defensa de la educación pública, contra el ajuste que viene llevando adelante el gobierno y sus cómplices. El conflicto recorrió el país y entramos en una nueva etapa donde continuamos exigiendo una tercera marcha federal universitaria. No queremos que toda nuestra pelea termine en la discusión del presupuesto 2025 que armó el FMI, basta de que transen con nuestra educación y futuro. Seguimos en la pelea y algunas nos dan más fuerza como los centros de estudiantes que recuperamos en UNCo y el Centro de Salud de UNLA. Algo cambió y no parece que en la próxima etapa todo vuelva a atrás. Pongamos en pie agrupaciones con los estudiantes independientes que vienen dando todas estas batallas con nosotros para las peleas que tenemos por delante.
Micaela Riveros @lucia.mica
Sábado 9 de noviembre
Foto Enfoque Rojo
Desde el veto al financiamiento universitario, el movimiento estudiantil despertó y alcanzó una escala nacional sin precedentes, fueron los primeros pasos de organización de una nueva generación de estudiantes que salieron a la lucha. Este conflicto se dio a casi un año del gobierno de Javier Milei quien llevó adelante un ajuste a pedido del FMI que ya deja como saldo altísimos índices de pobreza, desempleo, y precarización laboral que pegan de lleno en la juventud, junto con los ataques a las jubilaciones y a la salud entre otros. En este marco, el golpe a las universidades públicas (cada vez con más composición obrera) se vio como el ataque a un derecho adquirido muy importante por parte de enormes sectores de la población.
Milei no actúa en soledad; muchos negocian a nuestras espaldas. El CIN como ya dijimos en otras notas, planea reducir todo al debate del presupuesto 2025 digitado por el FMI, en un intento claro de desviar la lucha como vimos con las declaraciones de Moriñigo, dejando de lado la recomposición salarial de docentes y no docentes para este año y tirándose contra las tomas. Esta postura se replicó en los centros de estudiantes y federaciones alineadas con la Franja y el peronismo en sus distintas variantes, que buscan frenar cualquier avance del movimiento. Incluso, Martin Menem filtró un posible acuerdo en el cual los radicales y el PRO estarían negociando un aumento para las universidades, pero a costa de afectar otros sectores.
Los peronistas, concentrados en la interna del PJ y en roscas nacionales, lanzaron medidas aisladas, evitando unificar la lucha con sectores como el de salud, el estudiantil o el de los jubilados. Además de ser parte del CIN con algunos rectores, son parte del Frente sindical donde se encargaron de armar un plan de acciones aisladas en lugar de aunar fuerzas con los estudiantes para convocar una tercera marcha federal educativa. Esto va a tono con la parálisis de la CGT, que a esta altura de la situación, no son otra cosa que traidores. Frente a la presión y el descontento que crece día a día, no les quedó otra y el miércoles pasado largaron un paro (que tuvo alto acatamiento) para intentar descomprimir la bronca, pero continúan negándose a hacer un verdadero plan de lucha nacional. Las últimas semanas directamente se borraron de la lucha y no participaron de las instancias de organización que tuvimos, como la interfacultades del AMBA. Su política no es derrotar a Milei, sino desgastarlo, con la vista puesta en las elecciones del próximo año.
Por eso nosotros mantenemos la exigencia de una tercera marcha federal, venimos de hacer una primera acción el viernes 1/11 como fue votado en la Interfacultades que reunió a casi mil estudiantes, y desde donde también se le exigió a las direcciones de sindicatos de docentes, no docentes y federaciones estudiantiles una nueva marcha nacional.
En este contexto, a pesar de los avances y retrocesos en cada pelea, Milei probablemente quiera continuar con el ataque a la educación, por eso vemos importante pensar esto como un inicio de lo que podría ser un nuevo movimiento estudiantil.
A otro ritmo, también se construye una resistencia entre los trabajadores, como hemos visto en el Bonaparte, el Garrahan, Aerolíneas y otros sectores en lucha, incluyendo a los jubilados.
Son experiencias que permiten vislumbrar, en pequeña escala, a los sujetos de una alianza poderosa: aquellos que tienen la capacidad de desafiar los planes de la burguesía. En este artículo queremos desarrollar algunas hipótesis en torno a este movimiento estudiantil y sus características. Además de empezar a pensar el proceso, sabemos que durante esta rebelión centenares de estudiantes independientes compartieron y comparten con nosotros cada batalla, con ellos nos proponemos refundar nuestra red de agrupaciones de izquierda en todo el país. Esta experiencia que queremos llevar adelante, para nosotros es parte de construir una gran fuerza juvenil revolucionaria para derrotar a Milei, al FMI y a quienes transan a costa de nuestra educación y nuestro futuro y luchar por una salida socialista junto a los trabajadores.
Los primeros pasos de un nuevo movimiento estudiantil: una hipótesis sobre la “universidad de los trabajadores”
Como dijimos en varios artículos, nuestro país fue testigo de una oleada de movilización estudiantil de una gran magnitud que no se veía por lo menos desde el 2018 y que se extendió en casi la totalidad de las universidades públicas. El movimiento no se limitó a las universidades tradicionales; por primera vez, se sumaron regiones que históricamente no se movilizaban, incluyendo el conurbano bonaerense, donde la tradición de lucha es comparativamente menor. No es casualidad que uno de los cánticos más repetidos en cada toma y asamblea haya sido “universidad de los trabajadores, y al que no le gusta se jode”, la nueva composición social en las universidades no solo facilita esta simpatía, sino que también potencia su capacidad para intervenir con mayor fuerza.
Pero si queremos actualizar una perspectiva sobre la composición de la universidad, debemos considerar que, si observamos las definiciones de Lenin y Trotsky, a inicios del siglo XX el estudiantado universitario era como una pirámide invertida: la mayoría provenía de la burguesía, mientras que el proletariado era minoritario. Un ejemplo es la Reforma de 1918 en nuestro país, donde la Universidad de Córdoba contaba con solo 1,500 estudiantes (de los cuales apenas unas pocas decenas eran mujeres), en su mayoría pertenecientes a sectores muy privilegiados de la sociedad.
Durante la posguerra, la universidad se expandió cualitativamente, convirtiéndose en una institución de masas con una estructura de rombo: la burguesía y el proletariado en los extremos y una gran mayoría de estudiantes de clase media. En los 60s, en Córdoba, ya se comenzaba a ver una mayor presencia obrera, en parte impulsada por la modernización industrial. En el país eran aproximadamente unos 200 mil estudiantes. [1]
Más adelante durante el menemismo, en el marco de la apertura al mercado y la Ley de Educación Superior (LES), se crearon universidades nacionales, en su mayoría ubicadas en el conurbano bonaerense (las llamadas neoliberales), en muchos casos cerca de los principales parques industriales de la provincia (siendo 600 mil estudiantes a nivel nacional). Luego, durante el kirchnerismo, se crearon 16 universidades más, de las cuales la mitad se distribuyó en todo el país y la otra mitad se concentró en la provincia de Buenos Aires (las llamadas del bicentenario). A esto hay que sumarle también las nuevas sedes universitarias en las provincias y pueblos del interior. Hoy estamos hablando según cifras oficiales de que hay 57 universidades públicas con 2 millones de estudiantes asisten allí. Entonces si hoy analizamos su composición, podemos decir que se asemeja a un pentágono, con una minoría burguesa, una mayoría de clases medias, y una base considerable de estudiantes de clase trabajadora.
El 47,8% de los inscriptos en universidades públicas es la primera generación en acceder a la universidad. En el conurbano bonaerense, estos porcentajes son aún mayores: en UNLAM 80%, en la UNPAZ alcanza el 75% o en Lanús el 70%. En esta zona de la PBA, por ejemplo hay una integración geográfica y social importante con los principales parques industriales del país [2]. Pero no estamos hablando sólo de la clase obrera industrial, sino también más en general, de los servicios y estatales (transporte, logística, hospitales, escuelas): a nivel nacional el 43,44% de los inscriptos trabajan y estudian, llegando al 53% en el conurbano.
Podríamos decir que vemos una expansión social de la universidad a grandes sectores de la clase trabajadora (desde ya también con la contradicción de retención, permanencia y graduación) pero sin dudas, con un potencial significativo para impactar en la lucha de clases y en el movimiento obrero. Siendo así, vemos dos vertientes sociales que se cruzan: las clases medias en las universidades tradicionales (con fuerte presencia de estudiantes que trabajan igualmente) y la clase trabajadora e hijos de trabajadores en las universidades “nuevas”. Dicho esto, un punto interesante para tener en cuenta, es que durante este conflicto una parte considerable de estas universidades realizó tomas extendidas y se sumó a la lucha universitaria nacional por primera vez desde que fueron creadas.
Este nuevo auge estudiantil podría impactar e influenciar en otros sectores y puede actuar como un catalizador de la crisis, sobre todo si pensamos que en el Cordobazo por ejemplo, además de ser un eslabón débil de la burocracia, un elemento central para la unidad obrero estudiantil fue la proximidad geográfica e integración social entre el movimiento obrero y el movimiento estudiantil; ambos atacados por la dictadura de Onganía.
Por esto en el contexto actual, vemos que podría surgir la oportunidad, si se continúa desarrollando la lucha, de que esta nueva generación estudiantil aliente fenómenos combativos y anti burocráticos dentro de la clase trabajadora de distintas formas, ya sea por la simpatía que se expresa a la lucha, como a través de comisiones de enlace, asambleas que se solidarizan, e incluso estudiantes que también son activistas en sus lugares de trabajo. Algunos de estos ejemplos los vimos en fábricas como Siat, Modelez Pacheco (ex Kraft) y Lustramax, donde trabajadores industriales, que además cursan estudios, han fortalecido estos lazos llevando solidaridad. Otro claro ejemplo de esta influencia se manifiesta en la lucha de los residentes y su impacto en la universidad a través de la Posta de Salud.
El movimiento estudiantil comienza a generar simpatía en sectores como los residentes, el Hospital Bonaparte, el Garrahan, el Posadas o petroquímicos y WEG de Córdoba. Esta conexión se evidenció, por ejemplo, en Rosario cuando el sindicato aceitero convocó un paro en respuesta a la detención de los docentes, dondela interfacultades de esa ciudad también votó marchary luego se logró su liberación.
Nuestra voz desde abajo: Asambleas y organización estudiantil en unidad con los trabajadores
Desde nuestra perspectiva, además de mostrar una mayor ligazón con el movimiento obrero y distintos sectores de trabajadores, este nuevo movimiento estudiantil se caracterizó también por aspectos clave en su organización y formas de lucha, que marcan sus primeros pasos. Las asambleas y tomas fueron un corazón de la pelea, un lugar de debate donde se organizaron las acciones y se coordinó la movilización. En estos espacios se han formulado estrategias conjuntas que no solo responden a las urgencias de hoy, sino que buscan construir una red de apoyo mutuo entre estudiantes y trabajadores, clave para pensar en sostener la lucha a largo plazo más allá de que es claro que hoy no estamos frente a la misma intensidad e impulso que hace 2 semanas. De estas asambleas participó un sector de los estudiantes, por eso otro punto muy importante, otro corazón de la lucha, fueron las clases públicas, movilizaciones locales y distintas acciones en la que se mostró el apoyo masivo que tiene esta pelea.
Aunque todas las luchas tienen flujos y reflujos, es no sólo posible, sino también probable que no volvamos atrás como si nada. Durante muchos años los “centros de servicios” que fueron fomentados por distintas fuerzas políticas, en especial por radicales y peronistas, no solo se negaron a impulsar espacios asamblearios ni fomentar la participación, sino que sobre todo se dedicaron a instalar la idea de que todo se resuelve desde arriba. Sin embargo, al calor de esta experiencia esto puede entrar en cuestión, para que empiecen a surgir sectores de estudiantes que se jueguen a sostener la organización, desde abajo y en coordinación con otros sectores en lucha, para desafiar todo el plan de Milei exigiendo un aumento inmediato del presupuesto educativo, por el salario de los docentes y no docentes y el funcionamiento de la universidad, y también por las demandas estudiantiles: boleto educativo que alcance, mayor oferta horaria, becas para poder trabajar y estudiar, escuelas infantiles y juegotecas para quienes son madres, entre otros reclamos.
Por todas estas cuestiones vemos que desde nuestro lugar tenemos que continuar apostando a la autoorganización y coordinación desde abajo, en un frente único que desafíe la inacción de las burocracias.
Como una de las conclusiones, de acá en más, tenemos el desafío de pensar y potenciar nuevas formas de organización que hace mucho no veíamos para mantener organizados y en diálogo con sectores amplios de estudiantes a quienes hicimos esta experiencia: asambleas, cuerpos de delegados, comisiones por carrera, etc.
También en este momento nuestra corriente está peleando por recuperar centros de estudiantes de manos del peronismo y los radicales que se juegan a vaciarlos. Nuestra juventud es parte de las presidencias de los centros recuperados de Humanidades de la UNCO de Neuquén, y de Ciencia y Tecnología en la UNSAM, además de ocupar la Secretaría General del CEFyL, entre otros espacios que pusimos al servicio de la organización estudiantil en toda esta pelea. Y con mucha alegría acabamos de ganar las elecciones del CeSaCo (Centro de Salud Comunitaria) de UNLacon crxs independientes y autoconvocadxs, y el centro de Derecho y Ciencias Sociales de UNCo en Rio Negro, elecciones que se dieron en el marco del conflicto. También esta semana dimos una gran batalla en la UNLP en 16 de sus 17 facultades.
Pongamos en pie agrupaciones impulsadas en común por estudiantes independientes y la Juventud del PTS a partir de esta rebelión
Estamos pasando un primer round contra el gobierno de Milei, y una nueva vanguardia está dando sus primeros pasos en la organización. Fuimos cientos de miles los que nos movilizamos en asambleas, tomas y marchas en todo el país, y en cada universidad se evidenció qué política impulsa cada corriente. El rol de los radicales y peronistas, que dirigen la mayoría de los centros de estudiantes y sindicatos, fue claro: quisieron bloquear cualquier intento de autoorganización para mantener el control y que no se desborde el conflicto, son los que quieren apagar nuestra lucha.
Sabemos que estas corrientes van a estar presentes cada vez que salgamos a defender nuestra educación, por lo que consideramos muy importante discutir desde ahora cómo nos preparamos para cuando eso pase, y tener cada vez más fuerza para enfrentarlos. Por eso queremos abrir este debate con los cientos de estudiantes independientes con quienes estuvimos del mismo lado en la pelea, dando cada batalla codo a codo de forma consecuente para que la lucha avance; y por eso queremos hacerles la propuesta de dar un paso más y poner en pie agrupaciones en común:
Juntos dimos la pelea por la más amplia autoorganización y democracia estudiantil. Defendemos las asambleas y promovemos la organización del activismo en cada facultad. Además, aspiramos a crear interfacultades con funcionamiento democrático en todas las universidades para construir una dirección alternativa, así como interclaustros que unan a docentes y no docentes en la lucha.
Desde la izquierda, buscamos construir una alternativa que no reproduzca las prácticas de los partidos dominantes, promoviendo formas de organización y acción que realmente representen los intereses de los trabajadores y los estudiantes contrario a la práctica de las burocracias y su transa por arriba. Por eso sabemos que la lucha por la independencia política de los radicales y peronistas en todas sus variantes es fundamental para construir una salida a esta crisis. No podemos confiar en el gobierno que nos ajusta y sus cómplices abiertos como el PRO y los radicales. Pero tampoco en los peronistas que dejan correr para esperar a 2025, porque quieren apostar a gobernar sobre las ruinas de lo que haga este gobierno sin cuestionar nunca el pacto con el FMI.
También buscamos la unidad con las luchas de la clase trabajadora contra el plan de Milei, exigiendo un paro nacional y un plan de lucha para derrotarlo. Nuestras agrupaciones buscan unirse a los trabajadores e impactar para que entren en la lucha, así como aprendimos de los jubilados y el Bonaparte queremos desde nuestro lugar mostrar un camino hacia todos los que nos están mirando. Y mucho más aún en la universidad actual, con el enorme potencial de impactar en el movimiento obrero de las más diversas formas- Además de la lucha inmediata, es esencial criticar el régimen universitario actual y cuestionar el modelo de universidad de clase, en el que el conocimiento se pone al servicio de las ganancias capitalistas. Nuestra pelea es por una universidad al servicio de los trabajadores y el pueblo. Desde nuestra militancia, queremos intervenir audazmente en este ámbito para formar una juventud que levante las banderas socialistas, enfrentando tanto las ideas retrógradas e individualistas de los libertarios como las propuestas del reformismo.
Nuestros referentes como Luca Bonfante, y les que en cada facultad y universidad del país se vienen destacando, están ganándose una simpatía que ya vemos que empieza a generar una “adhesión sentimental””y queremos apostar a llegar a estos sectores ampliamente.
Partimos para poder llevar adelante todo esto, de nuestra presencia en 81 facultades de 29 universidades nacionales, en 40 terciarios (de los cuales somos parte de la conducción en 10 de ellos) y en 35 colegios secundarios (donde integramos la conducción en 5). También somos parte de la Red de Jóvenes Trabajadores que viene desarrollando un trabajo importante de casas culturales en todo el país. Además, contamos con el respaldo de LID+ y con el reconocimiento de referentes como Myriam Bregman, Nicolás del Caño y Chipi Castillo, este último también docente universitario.
Para nosotros esta experiencia es parte de un desafío mayor, el de construir un proyecto político en la juventud que se proponga superar la miseria planificada de este sistema. Retomando lo que dijoChristian Castillo en esta entrevista: “en el mundo hay un puñado de empresarios que quieren decidir cómo se hace todo lo que quieren, a costa de dejarnos un mundo con un ambiente cada vez más contaminado, con peores trabajos para la juventud, donde producen genocidios como está pasando en Palestina” entre otras cuestiones. “Tenemos que cambiar esto, porque podemos hacerlo”.
Queremos tomar en nuestras manos este profundo deseo de cambio que se despertó en la juventud, lejos de toda resignación y sumar fuerzas para construir una alternativa política revolucionaria y socialista que se una al movimiento obrero, retomando las mejores lecciones del Cordobazo, que enfrente a Milei y al FMI con el objetivo de dar vuelta la historia. Con toda esta fuerza apostamos a relanzar nuestras agrupaciones a lo largo y ancho del país y reunirnos en un Encuentro Nacional de la Red de Agrupaciones de la juventud del PTS e independientes para refundar nuestra corriente a fin de año. Te invitamos a ser parte.
[1] A partir del Plan Taquini en 1968, comenzó un cambio importante impulsado por la dictadura, que buscaba descentralizar las concentraciones estudiantiles de las universidades tradicionales. Este plan sentó las bases para una transformación que se consolidaría durante el tercer gobierno peronista, cuando entre 1971 y 1975 se crearon alrededor de 16 nuevas universidades en todo el país, duplicando la población universitaria a aproximadamente 400,000 estudiantes.
[2] Además, la mayoría de las carreras de esas universidades están ligadas y orientadas, aparte de a grandes empresas o parques industriales, a contribuir con el mundo pyme industrial y del software de GBA, a la vez que proliferaron las carreras con profesorados (por el crecimiento con la educación obligatoria desde 2006) y de salud. Eso expresó la reunión de este año de todos los rectores de GBA con Kicillof.