Inflación. Precios diferenciados: la "libertad" de los supermercados para remarcar los precios como quieran

El presidente Javier Milei dice oponerse cualquier tipo de a acuerdos de precios y más aún a los controles populares de los precios de los alimentos. Pero su gobierno no tuvo problemas en reunirse con los principales supermercadistas del país que aprovecharon la devaluación y la liberación de precios para remarcar sin límites, para garantizarles un marco de "libertad" para imponer nuevas subas.

De las reuniones participaron los funcionarios Pablo Lavigne, secretario de Comercio, junto con Fernando Blanco Muiño, subsecretario de "Defensa del Consumidor y Lealtad Comercial", en donde habrían acordado un programa denominado "precios diferenciados". ¿En qué consiste? No hay oficialmente ninguna precisión porque por principio se oponen a todo tipo de regulación.

Es por eso que quienes lo difundieron fueron los propios supermercadistas, y respetando "las formas" de los libertarianos: todo es en apariencia una "libre" decisión de un puñado de grandes empresarios de las cadenas de supermercados, por un lado (el de la oferta), y una "libre" decisión de millones de familias que no llegan a fin de mes, por el otro (el de la demanda).

A través de un comunicado firmado por Ricardo Zorzón, presidente de la Cámara Argentina de Supermercados (CAS), y Víctor Palpacelli, presidente de Federación Argentina de Supermercados y Autoservicios (FASA), se presentó "Precios diferenciados", que consistiría un descuento del 20% en el precio de un conjunto de productos de la canasta básica. ¿Un descuento sobre qué lista de precios? No está claro. Pero sí está claro que los precios promedio aumentaron entre un 25% y un 30% en diciembre según las distintas estimaciones privadas, y entre diciembre y febrero acumularán una inflación en torno al 100 %. Y otros relevamientos precisan que sólo en las últimas dos semanas, desde la asunción de Javier Milei, los alimentos treparon un 30%.

Los productos a incluir en "Precios diferenciados" serían alimentos —productos como azúcar, yerba, fideos, harina, aceite y más—, cuidado personal y limpieza del hogar —papel higiénico, jabón de tocador, lavandina, detergente— y bebidas e infusiones —como té y gaseosas—, aunque las especificaciones al respecto son escasas.

“De esta forma, los supermercadistas argentinos reafirman su permanente compromiso con el país y el consecuente apoyo a la actual gestión, ofreciendo productos de primera necesidad a precios muy convenientes para sus clientes”, indica el comunicado. No disimulan la fiesta de la rentabilidad con el gobierno de Milei.

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Y por si fuera poco, no tienen problema en posicionarse como los grandes benefactores de la sociedad: “En esta nueva etapa, sin controles de precios, congelamientos y otras formas de intervención del Estado, los empresarios contribuyen, de manera voluntaria y transitoria, para que el flagelo inflacionario afecte en menor medida a la capacidad adquisitiva de los consumidores”. Puro cinismo.

Los grandes supermercados no se cansaron de embolsar ganancias extraordinarias con la inflación. Coto, Carrefour, Walmart, Censosud, entre otros.

El programa nace con muchos agujeros. ¿Qué marcas se incluiran? ¿Qué cadenas de supermercados adheriran? ¿Cuáles serían los métodos de pago? El comunicado es escueto, y desde CAS aseguraron que: “Las marcas las elije cada supermercado, el listado es genérico”. Y en esta nebulosa de la "libertad" para unos pocos, fuentes de la Cámara agregaron que “Como es voluntario, cada super tiene que dar su consentimiento”.

El chantaje de Milei respecto a un posible escenario hiperinflacionario en torno al 15.000% anual busca naturalizar que el programa de ajuste en "shock" del gobierno de Milei implica una aceleración inflacionaria con pocos antecedentes. Una inflación autogenerada, sobre la base de desequilibrios previos, para realizar una licuación de ingresos, salarios y jubilaciones, así como de los ahorros del pequeño ahorrista, sin precedentes.

Es necesario rechazar de plano el plan de guerra del gobierno contra la clase trabajadora y el pueblo pobre y exigir a las centrales sindicales un verdadero plan de lucha con paros y movilizaciones, para derrotar los planes del gobierno. Se vuelve fundamental poner en pie comités de lucha y coordinadoras para superar los límites que imponen, uniendo a trabajadores ocupados con el movimientos sociales y el conjunto de sectores que salen a luchar.

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