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Se Tenía Que Decir. Preguntas al Gobierno en el Día de la Independencia

¿Puede ponerse de pie el país si no se pone en discusión de qué hablamos cuando hablamos de soberanía? O dicho de otra manera, ¿quién va a poder ponerse de pie? Editorial en #SeTeníaQueDecir.

Jesica Calcagno

Jesica Calcagno @Jesi_mc

Jueves 9 de julio de 2020 13:55

Hoy se conmemora el día de la Independencia. En aquel 9 de Julio de 1816, las Provincias Unidas del Río de la Plata se reunieron en el Congreso de Tucuman y declararon la independencia de la monarquía española. Aunque el proceso es complejo y hay varios debates, es considerado el momento fundacional de la soberanía de nuestro país.

Y es una fecha que amerita hacer algunas preguntas. El presidente Alberto Fernández, en uno de sus recientes discursos con jefes comunales de la Patagonia dijo “la Argentina tiene un horizonte y sabemos cuál es el horizonte que tenemos que alcanzar”. Y que el país “tiene que ponerse de pie inmediatamente cuando la pandemia termine”. Pensar en el horizonte para Argentina tiene que ir de la mano de preguntarnos por la soberanía, sobre todo cuando estamos en medio de una nueva renegociación de la deuda externa.

¿Puede ponerse de pie el país si no se pone en discusión de qué hablamos cuando hablamos de soberanía? O dicho de otra manera, ¿quién va a poder ponerse de pie?

Después de 1816 se logró terminar con una estructura política impuesta por la corona española , la vida se fue transformando, hubo muchas batallas y también sectores que pelearon por transformaciones más radicales, pero quienes terminaron liderando el proceso fueron los criollos, fundamentalmente ganaderos y comerciantes de Bs. As.

Pero la dependencia extranjera tomó otras formas. Sabemos que la soberanía de un país no tiene que ver solamente con el control político de su territorio, hay lazos económicos que crean dependencia y sometimiento con países extranjeros. Y se abrió paso al sometimiento económico con Inglaterra. Por la vía del comercio externo, y de inversiones y préstamos que endeudaron, desde su origen, al joven estado argentino.

Hoy la dependencia continúa, con otros nombres y mecanismos. Esta semana se anunció una nueva oferta que hizo el Gobierno a los acreedores extranjeros. La negociación sigue, pero la oferta oficial da algunas pautas. El presidente Alberto Fernández repite que la propuesta no es que no ganen, sino que ganen un poco menos. ¿Van a ganar un poco menos?

Pablo Anino, economista de La Izquierda Diario, ilustró con algunos datos. Si de abril a julio pasaron de ofrecer un valor de 40 dólares a 53 dólares; i eso implicará que los bonistas se llevan entre 10 mil y 15 mil dólares extras de las arcas del Estado argentino; si Argentina les está ofreciendo así un rendimiento del 10 % ("tasa de salida" para calcularlo, con una tasa de interés de hasta 4,125 %), cuando otros países como Estados Unidos ofrecen un rendimiento menor al 1 %, España 0,5 %, Grecia que viene de una gran crisis y reestructuró su deuda ofrece 1,5 %, y Alemania, Suecia, Suiza directamente ofrecen rendimientos negativos: la premisa del presidente no se cumple, sino todo lo contrario. Es mucho más que lo que ofrece el resto del mundo. Y todavía falta negociar otro 80 %, del que buena parte es con el FMI.

Si, como denunciaron en la campaña electoral desde el Frente de Todos, la deuda que contrajo Macri se fue para la fuga: ¿por qué no se investiga para demostrar un fraude que no debe ser pagado por el pueblo trabajador?

Si Alberto Fernández cuestiona “el capitalismo financiero”, ¿por qué no se declara de nulidad absoluta la prórroga de jurisdicción que impuso el neoliberalismo y permite que el capital financiero se beneficie más llevando a juicio a estados como el argentino en tribunales extranjeros que siempre fallan a favor de estos fondos especulativos?

¿Cómo sería posible que la economía crezca si el Gobierno va a tener que afrontar todos estos pagos a capitales extranjeros y el FMI? ¿De dónde van a salir los recursos?

Si hasta ahora no se avanzó con un impuesto a las grandes fortunas ni siquiera un aporte por única vez, si en el Congreso votaron la ley de economía de conocimiento que da más beneficios a empresas multimillonarias como Mercado Libre, si se avalaron recortes salariales, aguinaldos en cuotas, si en YPF el titular por el Gobierno dijo que “no pueden seguir con tantos trabajadores” y proponen un plan de retiros voluntarios para reducir el empleo: ¿nos están diciendo que los recursos tienen que salir otra vez del bolsillo de los trabajadores?

Porque del otro lado, tampoco se toca a los bancos. Grandes ganadores de todos los gobiernos. ¿No es capitalismo salvaje que la ganancia de los bancos privados se haya incrementado 159 % en el 2019? Para el pueblo trabajador las cifras son altas pero a la inversa: se conoció que la pobreza alcanza al 45 % de la población.

Y si volvemos a preguntarnos por la soberanía, recordemos que de los 10 bancos privados que concentran casi la mitad de los depósitos, el 70 % son extranjeros.

Hay un hecho de aquel 9 de julio de 1816 que vale la pena recordar. La Declaración de Independencia que se elabora ese día manifestaba la voluntad de romper con el sometimiento de los Reyes de España. Diez días después se hace un agregado: que la independencia era también “de toda otra dominación extranjera”. Un olvido que grafica a las clases dominantes nacionales. Siempre atrás, llegando tarde.

Pasaron más de 200 años y la soberanía sigue siendo cuestionada. Con las deudas, la fuga, paraísos fiscales, con las crisis y los ganadores y perdedores de siempre.

Como dijo Rodolfo Walsh “la historia parece como propiedad privada, cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.

Que recuperar nuestra historia sea para alzar a la única clase que tiene el poder para sacarnos de más de dos siglos de atraso y dependencia. La clase trabajadora.


Jesica Calcagno

Nació en Buenos Aires en 1984. Licenciada y profesora en Sociología (UBA). Acreditada en el Congreso.

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