El escándalo por el retraso de los resultados de las primarias puede dar el tono de toda la temporada de elecciones en el camino a noviembre. ¿Que alternativa hay que construir?
Martes 4 de febrero de 2020 09:50
Joshua Lott/Getty Images
Usuarios de redes sociales y analistas políticos compartieron por igual su indignación el lunes por la noche por la falta de resultados de las primarias Demócratas en el estado de Iowa, las primeras de una larga lista de elecciones primarias. Fueron meses (¡y meses y meses!) de anticipación y campañas. Hubo habido numerosos debates, la gente pasó innumerables fines de semana haciendo campaña por su candidato, se han escrito innumerables artículos de opinión y, finalmente, las primarias de Iowa están sobre nosotros y la temporada de elecciones ha comenzado.
Sanders está subiendo en las encuestas, con Elizabeth Warren habiendo llegado a su punto máximo hace meses y ahora bajando rápidamente. Pete Buttigieg, otro favorito del establishment (con una gran cantidad de donaciones de grandes corporaciones) que intentó venderse como el pragmático intelectual que inicialmente soñaba con un cuarto lugar parece haber tenido una buena noche en Iowa. El veterano favorito Joe Biden (el ex vide de Obama) tampoco fue ser capaz de aguantar “la ola de Sanders”. Los medios de comunicación y el establishment del Partido Demócrata comenzaron a notarlo. Clinton afirmó que "a nadie le gustaba Sanders", y los artículos sobre su incapacidad de ser electo empezaron a aparecer en los medios masivos. Este fue el contexto de las primarias de Iowa, destinadas a preparar el terreno para las próximas elecciones.
Los votantes salieron temprano de sus trabajos, se tomaron el día libre e hicieron largas filas para la elección de Iowa, considerada por muchos como la más importante de todas las primarias. Y cerrados los comicios, era hora de esperar los resultados.
Las horas pasaban sin que se anunciaran los resultados, salvo por las estimaciones informales que los votantes de Iowa informaban desde sus distritos electorales en Twitter. Cuando los resultados iniciales que mostraban una buena performance de Sanders comenzaron a salir, el Partido Demócrata de Iowa (IDP por sus siglas en inglés) dejó de informar de los resultados debido a un "control de calidad". Y luego aparecienron informes de que, aparentemente, la nueva aplicación para informar los resultados de los distritos electorales había empezado a fallar.
Ya sea por incompetencia o mala praxis, el mal manejo de resultados representa una crisis para el IDP y el Partido Demócrata a nivel nacional. Los medios de comunicación han empezado a criticar al IDP y ya se oyen llamados para que pierdan su estatus de "primeros en la nación", que es parte de lo que le confiere a Iowa su importancia capital (y su poder). Esta crisis arrojará una sombra sobre cualquiera sea el resultado final (cuando sea que aparezca) y restringirá severamente la habilidad de cualquier candidato que gane para usar esa victoria como impulso para el resto de las competencias. De hecho, es posible que no sólo los resultados de Iowa sino los de toda la elección se vean empañados por la controversia que rodea a la forma en que se informaron los resultados.
El IDP manejó muy mal la respuesta a la suspensión de la publicación de los resultados. Le cortaron la comunicación a un presidente de distrito en la televisión en vivo, mantuvieron los distritos electorales en espera durante horas, e hicieron una serie de declaraciones vagas que no explicaban por qué estaban en espera y qué estaban haciendo para arreglar la situación. El Caucus de Iowa fue un evento electoral muy exagerado, y fue un desastre absoluto frente a una gran audiencia televisiva - y la gente está culpando al Partido Demócrata. En una elección que se definirá entre un candidato del establishment (Joe Biden) y otro claramente difamado por él (Bernie Sanders), este nuevo escándalo sólo reavivará y fortalecerá viejas tensiones entre los partidarios de Sanders y el Partido Demócrata.
Las reacciones de los votantes de Sanders, que van desde cejas arqueadas ante el caos de Iowa hasta la creencia de algunos de que el DNC [Comité Nacional Demócrata, encargado de organizar y llevar adelante las primarias, NdelT] está intentando amañar las elecciones, no son infundadas. Hay pruebas documentadas de que en 2016 el DNC apoyó la campaña de Hillary Clinton contra Bernie Sanders. Por ejemplo, el caso de Donna Brazile que mientras presidió el DNC filtró a Clinton las preguntas que se le harían en el debate. Además de los correos electrónicos del DNC expuestos por Wikileaks en los que funcionarios supuestamente "imparciales" discutieron cómo apoyar la campaña de Clinton y hundir a Sanders. Y eso ni siquiera incluye el fraude legalizado en el camino de los superdelegados, que dan al establishment político un peso desproporcionado en las elecciones.
Esto viene en un contexto en el que hay un cuestionamiento masivo de las instituciones del régimen: el Presidente está atravesando un impeachment, y ese mismo Presidente cuestiona la autoridad del FBI. Los demócratas eran aparentemente el partido que intentaba sostener la legitimidad de las instituciones del Estado, pero esto puede llegar a socavar esa imagen.
El Partido Demócrata está tratando de retomar la Casa Blanca para lo que necesitan mantener un fuerte control de su base votante, tanto en el ala progresista como en el establishment. Esto es cada vez más difícil porque las divisiones entre el bando de los Biden y el de los Sanders no dejan de aumentar. Un claro ejemplo es la reciente controversia que rodeó a la diputada Rashida Tlaib que abucheo a Hillary Clinton en un acto de campaña de Sanders o el aumento de los ataques de los medios de comunicación contra Sanders. Dado que los partidarios de Sanders siguen resentidos por la forma en que el Partido Demócrata colaboró con la campaña de Clinton en 2016, las preguntas sobre Iowa y la forma en que se informaron los resultados podrían ser otra cuña entre las dos facciones.
Este escándalo se puede convertir en un gran problema para lo Demócratas que intentarán montar una campaña contra Donald Trump basada en la defensa de las instituciones y la democracia. Algunos Republicanos como Donald Trump Jr. y Ann Coulter ya empezaron a denunciar al Partido Demócrata por la forma en que manejaron esta elección. Pero la cuestión no es si un partido sea más corrupto que el otro, sino que ambos partidos burgueses son corruptos por diseño. Porque no se trata de asegurar la verdadera voluntad política de los votantes, sino de mantener el status quo y proteger el capital.
Las elecciones ya están amañadas del lado de los ricos y poderosos; Mike Bloomberg [candidato demócrata virtualmente sin popularidad, NdelT] esencialmente pagó su camino a la relevancia. Le dan un peso desproporcionado a algunos de los estados con mayoría de población blanca del país: Iowa y New Hampshire. Y también sobre representan al establishment político por medio de superdelegados. Desde el inicio todo el proceso es anti democrático.
¿Quién sabe qué pasará mañana? ¿Quién sabe cuáles serán los resultados? No importa, el hecho de que tantos partidarios de Sanders acepten esta manipulación demuestra una importante verdad sobre el Partido Demócrata: es un partido del capital con un poderoso aparato político que no puede ser "democráticamente" reformado desde el interior. No hay ningún candidato, ningún movimiento, ningún pequeño cambio estructural que pueda deshacer el hecho fundamental de que el Partido Demócrata siempre hará lo que hace: proteger el establishment y apoyar al capital.
Es claro que no hay posibilidades de lograr un verdadero cambio político a través de esta “democracia” para los ricos. De lo que se trata entonces es de construir una alternativa política independiente de los partido del capital, que represente verdaderamente a la clase obrera y a los oprimidos.
Tatiana Cozzarelli
Docente, actualmente estudia Educación Urbana en la CUNY.