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Red Internacional
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Impunidad. Propaganda negacionista: Villarruel usó al Senado como tribuna para defender genocidas

Mientras continúa la crisis en el oficialismo por la visita de legisladores a genocidas en el penal de Ezeiza, Victoria Villarruel convocó a un acto negacionista en el Senado. Afirmó que buscará la reapertura de causas de "víctimas del terrorismo", señalando que es "la lucha más importante de mi vida". Reiteró su intención de buscar la verdad completa. Omitió mencionar a los 30.000 desaparecidos, la violación de mujeres y el robo de bebés por parte de las Fuerzas Armadas, así como los crímenes de la Triple A.

Rosa D'Alesio

Rosa D’Alesio @rosaquiara

Martes 27 de agosto 20:39

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Con la excusa del Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo, la presidenta del Senado convocó a un acto para volver a mostrar su agenda: la defensa del accionar de las Fuerzas Armadas en la última dictadura militar.

El acto comenzó mostrando imágenes de los años ‘70, la AMIA, entre otras, para hacer una gran mezcla de hechos para ocultar que su reclamo es por la impunidad de los genocidas. El acto, realizado este martes, ocurre en medio de la crisis abierta en el oficialismo por la visita de legisladores de La Libertad Avanza a detenidos por los crímenes de lesa humanidad en el penal de Ezeiza. Esa crisis llevó a que Javier Milei sostuviera que no es su agenda el reclamo de la liberación de los genocidas.

La primera en hablar fue Claudia Rucci, designada por Villarruel como directora del Observatorio de Derechos Humanos del Senado, una oficina creada por el kirchnerismo en 2013. Utilizó su historia personal para presentar a su padre como una víctima, omitiendo que fue un traidor a la clase obrera. José Ignacio Rucci, junto a la burocracia sindical, enfrentó a los tiros a la vanguardia obrero-estudiantil que emergió con el Cordobazo.

"Venimos a reivindicar al más fundamental de los derechos: a la vida. A que no sea atacada con argumentaciones de ningún tipo", dijo la hija de quien fue uno de los responsables, junto a López Rega -posteriormente organizador de la Triple A- de la masacre de Ezeiza el 20 de junio de 1973.

Victoria Villarruel cerró el acto dejando clara su defensa de la última dictadura militar. Afirmó: “Asumí el compromiso por la memoria completa desde los 28 años” y que “esta ha sido la lucha más importante de mi vida”. Además, aseguró que “reabriremos todas las causas de víctimas de terrorismo para que la Justicia haga lo que debió hacer hace más de 20 años”. Aunque su discurso funciona como campaña política, es poco probable que logre efectividad, ya que se refiere a crímenes que han prescripto, a diferencia de los perpetrados por los que estaban al frente del Estado: las Fuerzas Armadas. Un puñado de ellos cumplen condena efectiva.

Reivindicó el acto realizado este martes en el Senado, calificándolo de un desafío a "la historia oficial" y algo impensado. Subrayó que "esto es un inmenso logro y un paso más en el largo camino hacia la justicia, la verdad y la reparación".

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La vicepresidenta volvió a defender la "memoria completa", un eufemismo que oculta los crímenes atroces de la última dictadura cívico-militar-eclesiástica que tomó el poder en el golpe de 1976. Las Fuerzas Armadas establecieron más de 800 centros clandestinos de detención, varios de ellos en fábricas, como las del grupo Techint en Campana.

En esos centros las y los detenidos vivieron el terror. Fueron torturados, las mujeres violadas. Más de 600 bebés fueron apropiados. Aplicaron las vejaciones más crueles para derrotar el ascenso obrero de los 70, que la Triple A, esa organización parapolicial ordenada por Juan Perón y llevada adelante por José López Rega, no logró derrotar. En esa supuesta verdad completa que impulsa la vicepresidenta tampoco menciona, justamente, los crímenes de la Triple A. José Ignacio Rucci, quién era el secretario general de la CGT al momento de su muerte, fue el jefe de una burocracia sindical que fue parte de la organización de la masacre de Ezeiza. Esa misma burocracia conformó parte de las bandas criminales de esa organización paraestatal que actuó entre noviembre de 1973 y el golpe genocida de 1976.

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Villarruel, en su arenga contra el kirchnerismo, lo acusó por la reapertura de las causas contra los militares. Sin embargo, la historia es muy distinta. Durante la dictadura, las Madres de los desaparecidos lucharon por aparición con vida. Bajo los gobiernos constitucionales, esa lucha continuó por juicio y castigo a los culpables. Esa demanda fue masiva y, década tras década, año tras año, cada 24 de Marzo distintas generaciones se movilizan para condenar el genocidio.

Las leyes de impunidad promulgadas por radicales y peronistas fueron anuladas por la fuerza y la persistencia de la lucha de las mayorías populares, que junto a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, familiares y sobrevivientes de la dictadura, reclaman juicio y castigo a los genocidas responsables de los 30.000 desaparecidos, por la recuperación de los 600 niños apropiados.

En 2006, en el primer juicio contra los genocidas, la abogada Myriam Bregman fue parte del colectivo de abogadas querellantes contra Miguel Osvaldo Etchecolatz, en La Plata. La querella demostró (y la condena reconoció) que no fueron crímenes aislados, sino que el Estado orquestó un exterminio sistemático. Etchecolatz fue condenado a reclusión perpetua, a cumplir en una cárcel común, por su responsabilidad en los “delitos de lesa humanidad cometidos en el marco de un genocidio”. Fueron crímenes de lesa humanidad y por lo tanto imprescriptibles según tratados internacionales.

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Este martes, a 18 años de ese juicio, Bregman acompañó a victimas del centro clandestino de la ESMA. La referente del PTS-FIT estuvo junto a Patricia Walsh, la hija de Rodolfo; Laura Villaflor, la hija de Raimundo y Carlos "Sueco" Lordkipanidse, quien nuevamente contó cómo el prefecto Juan Antonio Azic lo torturó junto a su hijo, que en ese momento tenía tan solo 20 días de vida. ¿Cómo se califica un acto donde se le pasa una picana a una persona poniendo sobre su cuerpo a un bebé?

Contra la ofensiva negacionista de Victoria Villarruel y la derecha, es necesario impulsar la más amplia lucha y movilización por el juicio y castigo a todos los culpables: empresarios, militares y miembros de la Iglesia.


Rosa D’Alesio

Militante del PTS, columnista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario; se especializa en temas de narcotráfico y Fuerzas Armadas.

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