En San Juan, la capital, la población toma las calles en respuesta a la escasez masiva de energía agravada por el consorcio eléctrico privado Luma Energy.
Domingo 17 de octubre de 2021 22:36
Este fin de semana, más de 4.000 puertorriqueños marcharon por la carretera principal de San Juan, bloqueando el tráfico para protestar contra los continuos cortes de energía. La falta de electricidad en la ciudad capital de Puerto Rico está amenazando la salud de los habitantes: se ven obligados a tirar los alimentos e incluso en muchos casos la insulina que se ha echado a perder debido a la falta de refrigeración constante.
Los cortes de energía han ocurrido con frecuencia desde 2017 cuando el huracán María destruyó gran parte de la red eléctrica de Puerto Rico, dejando sin electricidad a 1,5 millones de personas en la isla y provocando el segundo apagón más largo del mundo.
Pero los cortes han empeorado con el tiempo, ocurren con mayor frecuencia y duran más desde que la empresa privada Luma Energy tomó el control de la red eléctrica en junio de este año. Se trata de un consorcio entre la empresa estadounidense Quanta Services Inc, la canadiense ATCO Ltd y IEM, una empresa especializada en la administración de fondos federales de reconstrucción de desastres.
En un momento, después de un incendio en una subestación de Luma, 800.000 puertorriqueños se quedaron sin electricidad. Los residentes ya pagan el doble como clientes de la parte continental de EE. UU. por un servicio poco confiable, y ahora pagarán un centavo adicional por kilovatio de energía que consuman. Entre enero y septiembre de 2021, como resultado de tres aumentos de precios separados, el precio de la electricidad subió casi un 33%. La protesta de este fin de semana denunció claramente el papel de Luma en el empeoramiento de la crisis energética de la isla, y muchos manifestantes exigieron que se rescindiera el contrato de 15 años del gobierno con la empresa.
Esta compañía asumió la operación, mantenimiento y modernización del sistema de transmisión y distribución de energía, que es provista por la Autoridad de Energía Eléctrica. Como parte de ese contrato ésta última deberá pagarle a Luma Energy U$S 70 millones el primer año, U$S 90 millones el segundo, U$S 100 millones el tercer año y a partir del cuarto año, hasta que se cumplan los 15 del contrato lo que embolsará esta empresa, que no cumple con ninguno de los términos de esa concesión, será de U$S 125 millones anuales. Un robo descarado a las mayorías puertorriqueñas.
Los puertorriqueños han sufrido durante mucho tiempo debido al control colonial que Estados Unidos tiene sobre el territorio no incorporado (N.R.: territorios que están bajo soberanía del imperialismo estadounidense, aunque no pertenecen a su territorio nacional, es decir: colonias yankys). El gobierno de Estados Unidos solo ha exacerbado los efectos del empeoramiento de la crisis climática en Puerto Rico que está haciendo que las condiciones sean insoportables para millones de personas.
A medida que los desastres naturales ocurren con mayor frecuencia, la extracción, la presencia militar y la presencia de las fuerzas de Estados Unidos en Puerto Rico se han intensificado y se han vuelto aún más difíciles de soportar para la gente. Mientras tanto, los empresarios como los de Luma aprovechan los desastres como una oportunidad para obtener mayores ganancias aumentando los precios y ofreciendo peores servicios.
Al igual que la red eléctrica privada que dejó a millones de tejanos sin electricidad en medio de temperaturas heladas el año pasado, la creciente privatización de los servicios esenciales en Puerto Rico está devastando la isla y a sus habitantes.
La solidaridad con las protestas de los puertorriqueños de parte de la clase obrera y los activistas del movimiento ambientalista en Estados Unidos se vuelve urgente para luchar juntos por el fin de la mercantilización de los servicios básicos.