Los aficionados de fútbol Beitar son los más racistas de la liga de su país, y enloquecen cuando dos jugadores chechenos juegan en su equipo.
Miércoles 22 de marzo de 2017 00:01
La 12 edición de Ambulante, Gira de Documentales trae el trabajo de la joven directora Maya Zinshtein, Pureza eterna (Forever Pure, 2016) que documenta la llega de dos jugadores musulmanes chechenos al equipo de fútbol Beitar Jesusalem F. C., bastión desde hace décadas de los ultraderechistas sionistas.
El equipo de futbol Beitar tiene una tradición de décadas, miles de fanáticos y seguidores, un puñado de porras, de las que destaca “La Familia” un grupo de ultraderechistas de judíos residentes de Israel que están en contra de los musulmanes y árabes, se ufanan de pertenecer al equipo más racista de la liga de israelí.
Arcadi Gaydamak, un multimillonario judío-ruso, compra al Beitar pues piensa así podrá ganar la alcaldía de Jerusalén, cuando esto no sucede, deja a la deriva al equipo. Pero este equipo no es como cualquiera, políticos como Benjamín Netanyahu y seguidores han provocado que permanezca como el favorito para la ultraderecha durante décadas.
“La Familia” reacciona a la llegada de los nuevos jugadores convocando a un boicot contra su propio equipo, inician las amenazas de muerte a jugadores y cuerpo técnico, pero son una minoría, los demás seguidores quieren ser políticamente correctos y se desmarcan de los violentos fanáticos.
Pero el ánimo racista permea a todos, colocan en el estadio una manta con la frase “Pureza eterna” en referencia que todos los jugadores del Beitar son judíos practicantes y se niegan a tener personas de otras religiones especialmente musulmanes, desatando una ola de comentarios racistas en redes sociales.
El título del documental Pureza eterna es usado por los fanáticos especialmente de la porra denominada “La Familia” los cuales no ocultan su racismo, llegan a corear cosas como “muerte a los musulmanes”, en el estadio y en los festejos de campeonato donde asiste Netanyahu.
El documental de Maya Zinshtein nos hace conocer lugares diferentes a las habituales zonas turísticas de Jerusalén. Al seguir los pasos de los jugadores musulmanes, llegamos a un pequeño pueblo donde les han contado que hay chechenos, pero al llegar ahí y preguntar por qué no hablan su idioma, les contestan que migraron al Medio Oriente hace 500 años, lo que es un ejemplo del flujo de personas que ha tenido la región tan disputada.