La monarquía qatarí junto a la FIFA promocionan al mundial de fútbol del 2022 como “el primero con emisión cero de carbono”, lo que lo haría sustentable ecológicamente y con impacto “cero” en el cambio climático, pero ¿cuán real es esta denominación y cuánto hay de “greenwashing”?
Lunes 5 de diciembre de 2022 23:05
En enero de 2020, las autoridades qataríes presentaron su “estrategia de sustentabilidad”, lo que haría que el mundial de Qatar 2022 sea el “primero con emisión de carbono cero”. Desde esa fecha hasta el comienzo de la competición, ha corrido mucha agua debajo del puente.
Ya en junio del 2021, la FIFA, la misma que avaló no solo lo de “emisión cero” sino también continuar con la realización del mundial en Qatar a pesar de la corrupción que hubo detrás de su elección como sede, publicó un reporte donde expresaba que este mundial iba a ser uno de los que más dióxido de carbono iba a producir (alrededor de 3.6 millones de toneladas). Pero eso no detuvo a que esas mismas autoridades de la FIFA, con Gianni Infantino a la cabeza, sigan promoviendo y denominando a este mundial como el “primero con emisiones cero”, sino que además mostró parte de su plan para llevar a cabo esta sustentabilidad (“Sustainability Strategy”, en inglés), y lo basó en cinco “pilares”: humano, social, económico, ambiental y de gobernanza. Dentro de los pilares humano y social, que abarcan derechos laborales y humanos, ya se ha hablado bastante, y muestran claramente que nunca se llegaron a cumplir; es más, en toda la “previa” al mundial se violaron derechos laborales y en Qatar no se reconocen a las personas que pertenecen al colectivo LGTBIQ+. Y los otros “pilares” tampoco muestran signos de “sustentabilidad”, pero eso ya se sabía desde antes de la elección de Qatar, porque este es uno de los países que más emisiones de carbono tiene y eso se debe a que la mayoría (por no decir el 100%) del consumo energético interno se basa en combustibles fósiles, manejada por la compañía estatal de petróleo y gas, Qatar Energy, y solo hay un 0,01% de uso de energías renovables (y eso se mantiene hace varios años). En plena crisis climática, y mientras la propia ONU llama a reducir drásticamente el consumo de combustibles fósiles antes del 2050, Qatar sigue aumentando su producción de petróleo tanto para uso interno como para exportar (pasó de 1.231 millones de barriles/día en 2019 a 1.304 millones de barriles/día en 2022). Pero otro grave problema en el país es el agua.
Un país sin agua
Los estadios construidos, a pesar de su “certificación de sustentabilidad” de por sí dudosa ya que utilizan combustibles fósiles para acondicionar los estadios (algo necesario ya que las temperaturas en el país ascienden a casi los 50°C), también cuentan con un sistema de riego de los campos que no tiene nada de sustentable. Se estima que se utilizarán alrededor de 10 a 50 mil litros de agua al día por cada campo de fútbol, durante todo el mundial. Debido a que el país está sobre una región árida, utilizan el proceso de desalinización para producir agua dulce. Las plantas desalinizadoras están alrededor de toda la costa del Golfo Pérsico, con más de 300 ubicadas principalmente en Qatar, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Arabia Saudita, entre otros. Estas plantas se abastecen de grandes cantidades de energía, proveída a través de la quema de combustibles fósiles como el petróleo y el gas, estimándose que se utilizan al menos 300 mil barriles de crudo al día. Además, la desalinización produce salmuera, una concentración de agua salada y caliente que puede ser tóxica, ya que posee cloro, metales pesados y antiespumantes que daña a los arrecifes de coral y a los ecosistemas marinos.
Mientras que Qatar implementa publicidad donde describen su “sustentabilidad”, como las diez maneras en las que está reduciendo las emisiones de carbono, por ejemplo con la construcción de estadios “reciclables”, su plan de transporte “verde”, el hecho que sea un país pequeño (torneo compacto) y que no haya que transportarse en vuelos internos para ir a los estadios (la mayor distancia entre estadios es de 75km), que plante árboles cerca a los estadios o que haya recibido el certificado de la Global Sustainability Assessment System (GSAS), certificado que se le entrega a aquellas construcciones que son sustentables, hay muchas problemáticas que nos hacen pensar que esta supuesta sustentabilidad es parte del “greenwashing”, que junto al “sportwashing”, se viene llevando a cabo por la FIFA, las empresas que financian al mundial y las autoridades del emirato de Qatar, para tratar de “tapar” la realidad y las verdaderas condiciones de vida de quienes viven (transitoria o permanentemente) en el país. Un acto más de “greenwashing” que inició el mismo día que terminaba la COP27 en Egipto, la máxima conferencia climática del mundo, donde uno de los principales patrocinadores fue Coca-Cola, una de las empresas más contaminantes del mundo.
La compra de votos, gracias al pago de cuantiosos sobornos -se estima que se desembolsaron alrededor de 150 millones de dólares para distintas autoridades de las Confederaciones de Fútbol de distintos países-, fue lo que permitió que se hiciera un mundial en un país sin ninguna tradición futbolística, donde se construyeron estadios desde cero, donde murieron 6500 trabajadores por las condiciones de semiesclavitud en las que trabajaron, donde las condiciones climáticas extremas hacen que realizar deportes al aire libre sea inhumano, y donde solo se priorizaron las ganancias de las grandes empresas que financian la cita mundialista, las ganancias de las autoridades de la FIFA y también de la monarquía qatarí.