A raíz del paro llamado por la CUT para el 11 de abril, se abren debates acerca del acercamiento o alejamiento de la Central Unitaria de Trabajadores, algunos gremios y movimientos sociales con el gobierno de Boric y las expectativas e ilusiones instaladas por estas dirigencias hacia este gobierno. Pero ¿Qué pasa realmente? ¿Hay una desilusión, ruptura o sólo son discursos de los dirigentes con llamados para continuar y presionar el camino de las negociaciones con la derecha y los grandes empresarios?
Domingo 25 de febrero
Los dirigentes de la CUT, en unas declaraciones al respecto del llamado a paro para el 11 de abril, manifestaron, en el caso de David Acuña, del Partido Socialista (PS), que las principales preocupaciones son “en torno a la seguridad y al desempleo, pero también al rol que tienen que jugar tanto los empresarios como los parlamentarios que hoy representan los intereses de los trabajadores”. Además planteó su preocupación al gobierno por “la arremetida que ha tenido la derecha, la arremetida que han planteado hoy por parte de los parlamentarios, pero también de los empresarios, y el rol que tiene que jugar el Gobierno y el Estado, tanto en su rol como empleador como en su rol de mediador”
Por su parte, Eric Campos, actual secretario general de la CUT, parte del Partido Comunista (PC), manifestó: “Esperamos que el Gobierno no siga cediendo a la derecha y el chantaje a los empresarios, y escuche más a los movimientos sociales y a los trabajadores y trabajadoras. Esto no es un problema con el Presidente en particular, y lo hemos conversado con toda claridad. Hay distintas dificultades en distintos niveles con asesores, con autoridades intermedias que por desconocimiento, o por la razón que sea, han dificultado o han construido relaciones de poca fluidez entre los sindicalistas y el Gobierno”.
A su vez, el presidente del Colegio de Profesores, Mario Aguilar del Partido Humanista, manifestó que Atacama no puede volver a clases debido a que no están finalizados los arreglos en infraestructuras prometidos por el Ministerio de Educación, el ministro Cataldo, aún reconociendo esto pretende seguir adelante con los SLEP y este en particular, con todo lo que han significado que es más precarización a la educación pública y la labor de las y los trabajadores de la educación.
Pero, ¿Estas declaraciones realmente “acechan” o afectan en algo a este gobierno y su política de los acuerdos con grandes empresarios, la derecha y la vieja concertación?
La crítica de que el gobierno está alejado de los movimientos sociales y gremiales es acertada, ya que efectivamente el gobierno de Boric ganó las elecciones con promesas de campaña en los temas más sensibles y necesarios para la mayoría de la población que es la educación, salud, medio ambiente, las políticas de género y laborales, pensiones, diciendo que ellos iban a cambiar todo lo neoliberal heredado de la dictadura y un largo etcétera de poesía, pero en realidad se han dedicado a negociar estas reformas con la derecha (opositora a todos esos derechos) y a obtener acuerdos con grandes empresarios, como el TPP11, y la vieja concertación. Dijeron acabar con las AFP pero estarían profundizando el sistema de Piñera; dijeron que se acabaría el CAE, pero ahora resulta que no están las condiciones; dijeron que habría juicio y castigo en materia de DDHH, pero se han tomado más la agenda de la derecha, militarizando el Wallmapu y enalteciendo la figura de Piñera dejándolo en impunidad; se supone que irían contra los ricos, pero siguen entregando nuestros recursos naturales a grandes empresas extranjeras y nacionales como SQM.
Como vemos, esta desilusión no viene de la nada. Pero el camino al que nos quieren llevar las dirigencias como David Acuña y Eric Campos de la CUT, así como Mario Aguilar del CdP (todos integrantes de este gobierno), es a la misma estrategia de conciliación y negociaciones con la derecha, grandes empresarios que ellos mismos dicen rechazar. En sus propias palabras, ven que la movilización solo sirve como “presión” para los acuerdos, es decir, pretenden usar la fuerza de las y los trabajadores para llevarlo al molino sin salida de los acuerdos y no para organizar ni potenciar la autoorganización y movilizar para romper con la derecha y con los intereses capitalistas.
Es por esto que ad portas de un nuevo 8M donde se llama a una huelga, se hace necesario que nos organicemos y luchemos de forma independiente a este gobierno, los intereses empresariales y la derecha. Sin confianza en el camino que plantean estas dirigencias por la presión de los acuerdos.
Solo con la fuerza de la movilización, los métodos históricos de lucha de la clase trabajadora en unión con los sectores oprimidos, podremos conquistar nuestros derechos en educación, salud, vivienda, pensiones, de género, y más. Es la única manera realista para que estos derechos puedan ser garantizados y no negociados obteniendo nada más que migajas.
Nancy Lanzarini
Profesora de Lenguaje y Comunicación.