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Red Internacional
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Deuda climática. ¿Quiénes deben pagar el costo del calentamiento global?

Un artículo de la revista One Earth destaca que son las grandes empresas de países ricos las principales responsables de los costos humanos y económicos que enfrentan los países del llamado "sur global".

Nancy Cázares

Nancy Cázares @nancynan.cazares

Viernes 10 de mayo

En un mundo que enfrenta los estragos del cambio climático, la conversación sobre quién debe asumir la responsabilidad financiera por los daños causados está cobrando cada vez más relevancia. Un artículo de la revista One Earth (de la editorial científica Cell Press), titulado "Es hora de pagar el precio: las reparaciones de las empresas de combustibles fósiles por los daños climáticos" destaca que son las grandes empresas de países ricos las principales responsables de los costos humanos y económicos que enfrentan los países del llamado "sur global".

El artículo, publicado en mayo de 2023, argumenta que mientras las emisiones históricas de carbono de países industrialmente desarrollados han superado ampliamente su parte justa del límite planetario, los impactos del colapso climático recaen desproporcionadamente en países con relaciones de semicolonia respecto a los gigantes imperialistas (también conocidos como parte del llamado "sur global), que contribuye mínimamente a estas emisiones. Además, el informe destaca que el 1% más rico del mundo ha contribuido significativamente más a las emisiones que el 50% más pobre, que sufre la peor parte del daño climático.

La falta de recursos de las sociedades más pobres para adaptarse a los impactos climáticos se ve exacerbada por la renuencia de países imperialistas a proporcionar la financiación y la asistencia necesarias. Esto plantea la pregunta crucial: ¿Quién debe asumir el costo de los daños causados por el cambio climático antropogénico, es decir, que tiene su origen en la actividad humana?

El artículo apunta directamente a las grandes empresas de combustibles fósiles como responsables "morales" del daño climático. Estas empresas han acumulado enormes ganancias al suministrar combustibles de carbono a la economía mundial mientras ignoran deliberadamente el daño climático previsible y promueven la desinformación sobre el cambio climático.

Además del costo económico, estas compañías también han desempeñado un papel en la negación del cambio climático. Han financiado campañas de desinformación y lobby para obstaculizar la acción climática, retrasando la legislación necesaria para abordar esta crisis global. El Parlamento Europeo y el Congreso de los Estados Unidos han investigado estas prácticas, revelando cómo las empresas como ExxonMobil han sabido sobre el calentamiento global desde la década de 1970 pero han optado por sembrar dudas sobre la ciencia climática.

La publicación científica propone un enfoque metodológico moralmente fundamentado para implementar y cuantificar reparaciones para estas empresas. Según este enfoque, las empresas con sede en países más ricos deberían asumir la carga financiera más significativa, seguidas por aquellas en países menos ricos, mientras que las empresas en los países más pobres estarían exentas de pagar reparaciones.

El artículo también destaca la necesidad urgente de que estas empresas paguen reparaciones para ayudar a mitigar los daños causados por el cambio climático y proporciona un marco para calcular las reparaciones que estas empresas deberían pagar durante un período de tiempo específico.

Un caso particular: La deuda climática del gigante petrolero Saudi Aramco

El artículo de One Earth puso bajo la lupa a una de las principales compañías de combustibles fósiles: Saudi Aramco. Esta investigación reveló no sólo la cantidad de emisiones liberadas por la empresa, sino también el costo económico de sus daños ambientales.

Saudi Aramco, una empresa con raíces en Estados Unidos, ha emergido como el mayor gigante del petróleo del mundo, con una producción diaria de aproximadamente 10 millones de barriles y ganancias anuales que superan los 90.000 millones de dólares. Sin embargo, su rentabilidad no viene sin consecuencias. Desde 1988 hasta 2022, la compañía liberó la asombrosa cantidad de 53.714 megatoneladas de dióxido de carbono (CO2), representando aproximadamente el 4.78% de las emisiones globales. Estas emisiones no solo contribuyen al calentamiento global, sino que también generan fenómenos climáticos extremos con consecuencias humanas y económicas significativas.

Los investigadores Marco Grasso y Richard Heede, autores del artículo de One Earth en cuestión, calcularon que los daños climáticos esperados de las emisiones de Saudi Aramco en los próximos 25 años ascenderán a 1.110 billones de dólares, equivalente a unos 42.700 millones de dólares anuales entre 2025 y 2050. Aunque esta cifra es sustancial, representa una fracción de los ingresos anuales de la empresa, que alcanzaron los 604.000 millones de dólares en 2022.

Saudi Aramco no está sola en su responsabilidad climática. Otras 20 grandes compañías de combustibles fósiles también han contribuido significativamente a la crisis climática. ExxonMobil, por ejemplo, es la segunda empresa con más emisiones desde 1988, liberando 23.119 megatoneladas de CO2. Esta empresa enfrenta una deuda climática estimada en unos 478.000 millones de dólares durante los próximos 25 años.

Contrario a las tendencias que a nivel institucional y gubernamental han buscado que el costo del cambio climático recaiga en individuos o en gobiernos locales, el artículo de One Earth apunta a que sean las compañías de combustibles fósiles quienes paguen por los daños que causan al medio ambiente y a la sociedad.

A medida que los costos económicos y humanos del cambio climático continúan aumentando, es fundamental que como clase tengamos clara la responsabilidad de estas empresas y la necesidad de exigir que sean ellas quienes paguen más impuestos y carguen con los costos de la crisis que han provocado.

La complicidad de gobiernos locales que permiten las operaciones de estas empresas en estas condiciones, es también un factor vital en la toma de conciencia sobre el cambio climático y sus posibles soluciones, ninguna de las cuales vendrá por parte de estos magnates ni de las administraciones locales lacayas que pretenden hacernos pagar las consecuencias de su voracidad.

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