En el municipio gobernado por la camporista Mayra Mendoza el avance del coronavirus se conjuga peligrosamente con la miseria, la crisis sanitaria, alimentaria y pésimas condiciones laborales mientras las patronales tienen vía libre para ajustar y la derecha se envalentona. La urgente necesidad de una respuesta de la clase trabajadora.
Viernes 8 de mayo de 2020 13:49
Mayra Mendoza y Sergio Berni
En las últimas semanas los medios nacionales vienen reflejando la situación que se vive en Quilmes a raíz del avance de los casos de covid 19. Al cierre de esta nota con 102 casos confirmados, 104 en estudio y 4 muertos el distrito gobernado por Mayra Mendoza se convirtió en el más afectado de la zona sur. En este marco general la situación es particularmente grave en dos de las zonas más populosas de la Zona Oeste del Municipio, como La Matera, donde se detectó el caso de una jubilada quince días después de la aglomeración generada en los bancos por la desastrosa política del gobierno y en La Paz, los [dos barrios que circundan al Frigorífico El Federal, empresa donde ya hay un obrero muerto y al menos 9 infectados producto de las brutales condiciones de trabajo, que en un primer momento siguió funcionando ante la inacción de las autoridades municipales y luego por la conducta criminal de su dueño.
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Como en la Villa 31 y otros asentamientos de CABA las condiciones de pobreza y hacinamiento en la que viven los habitantes de estos barrios pueden generar que el avance del coronavirus provoque estragos. Este cuadro ya preocupante puede multiplicarse rápidamente ya que el 25% de la población quilmeña vive en villas y asentamientos, producto de la desidia de años de gobiernos peronistas, radicales y del último mandato del macrista Martiniano Molina que nunca llevaron adelante un plan serio de viviendas y obras públicas que pudiera remediar esta situación.
Y el problema no solo es el COVID 19. También los casos de dengue crecen de manera alarmante y ponen a Quilmes otra vez al tope de un ranking lamentable. Al primero de mayo, según el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires, había 211 casos confirmados y 148 probables de esta enfermedad. La primera respuesta del gobierno comunal ante estos fue enviar trabajadores municipales con folletos y encuestas para recorrer los barrios, como si una encuesta (sin ningún tipo de rigurosidad científica) pudiera parar a una de las peores pandemias de la historia. Hacían falta testeos masivos inmediatos en los barrios para tomar las necesarias medidas de seguridad.
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Recién diecisiete días después de registrados los casos en El Federal se dispuso una serie de relevamientos masivos con apoyo de Nación y Provincia en el Barrio La Paz, en paralelo con los que se llevan adelante en la Villa 31 de CABA, en el que se realizaron hisopados sobre 12 cuadros febriles.
A esto se suma la exposición de los trabajadores de la salud que cumplen sus funciones en estos barrios y en los dos hospitales del distrito, que denuncian la falta de insumos básicos sanitarios y carecen de los más básicos elementos de protección. Producto de esta situación se produjo el contagio de una médica que trabajaba en el Centro de Atención Primeria de Bernal, y el fallecimiento del cardiólogo Félix Manuel Ramírez Sosa, que desempeñaba tareas en los CAPS de Los Eucaliptus y La Florida, que generó una oleada de indignación entre enfermeros y médicos de la zona.
Como una prueba de lo que venimos denunciando, al cierre de esta columna hay que agregar el contagio de una promotora de salud que se desempeñaba en el CAPS de La Florida con el cardiólogo Ramírez Sosa, de dos enfermeras y un trabajador de limpieza de la Clínica Belgrano, en el límite entre Quilmes Oeste y La Florida y de una operadora del SAME, razón por la que fueron aislados preventivamente sus compañeros de trabajo. En los centros de salud afectados hubo tareas de desinfección y aislamiento que culminaron ayer con el cierre temporal del CAPS La Florida luego de comprobarse el contagio ya mencionado de la promotora de salud.
Como venimos planteando, si se pretende enfrentar seriamente a la pandemia es fundamental la realización de testeos masivos en todos los barrios del distrito, particularmente en aquellos en los que las condiciones de vida pueden darle un carácter de propagación exponencial, así como dotar a los vecinos de todos los elementos sanitarios necesarios y a los médicos de todos los insumos y medidas requeridas para su protección. La UNQ tiene un gran plantel científico y miles de alumnos para desarrollar esta tarea. El presidente Fernández dijo en una de sus últimas apariciones que el Estado tiene “recursos finitos para necesidades infinitas”.
El pueblo trabajador no puede ser una víctima pasiva del virus mientras los bancos, las privatizadas y los grandes empresarios del campo y la ciudad siguen amasando fortunas. Si faltan fondos para los testeos que se saquen de un [impuesto progresivo a las grandes fortunas y a las principales actividades empresariales como vienen proponiendo los diputados del FIT U y se viene negando a tratar tanto la oposición de derecha como el gobierno, que parece haber retrocedido incluso de su insuficiente proyecto para gravar a las fortunas, mientras habilita las rebajas salariales.
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Asimismo la UNQ, que tiene uno de los centros de análisis de testeos a nivel nacional y dispuso de sus instalaciones para la internación de casos leves, tiene la capacidad de producir alcohol en gel en sus laboratorios. Hay que distribuirlos de manera masiva y evitar el lucro privado con estos insumos vitales como correctamente proponen las consejeras estudiantiles de izquierda. También los combativos y solidarios obreros de Ansabo y su Comisión de Mujeres se han puesto a disposición para producir este sanitizante, lo que podría dotar de este elemento vital de prevención a toda la zona de La Florida. El Municipio y la Provincia tienen que aportarle los fondos necesarios para esta tarea.
Otro problema gravísimo que aqueja a los barrios del pueblo trabajador es el hambre. Puede verse en las colas interminables los días de entrega de alimentos en las escuelas. Los docentes y estatales que reparten la comida comentan que, a pesar de las promesas de Kicillof, los bolsones son cada vez más chicos y con alimentos de bajo poder nutritivo. Por su parte, las organizaciones sociales vienen denunciando que los envíos del Ministerio de Desarrollo Social son cada vez más escasos o directamente no llegan. Además la plata de los planes no alcanza como tampoco alcanza el bono de 10.000 otorgado por el gobierno. El pueblo trabajador no puede ser mero objeto de asistencialismo. Las tareas solidarias que en los barrios vienen desarrollando individuos y organizaciones es de un valor inmenso, pero evidentemente no alcanza ante esta situación gravísima. Para cubrir el conjunto de las necesidades de la población hace falta un salario de cuarentena de 30.000 pesos, que abarque además a todos los que lo necesiten. Hay que redoblar las partidas alimentarias para los barrios y las escuelas. No hay por qué elegir entre morir o sumergirse aún más en la pobreza como dice el gobierno. Como decíamos más arriba también los fondos necesarios para cubrir todas estas necesidades podrían salir de impuestos progresivos a las grandes fortunas y a las rentas empresarias. Por su parte la UNQ podría redoblar la producción del alimento de gran valor nutritivo conocido internacionalmente como Supersopa.
Mientras faltan todos estos elementos básicos a nivel sanitario con la pérdida de vidas que eso implica, mientras faltan alimentos, en el distrito sobran los efectivos de la policía, la prefectura y la gendarmería que los gobiernos nacional, provincial y municipal ponen para garantizar, con el garrote, el asilamiento social, cuestión que ya ha dejado como saldo decenas de miles de detenidos y un incremento en los casos de abusos de autoridad. Pero las fuerzas represivas no solo están para hacer cumplir el asilamiento.
Quilmes es uno de los veinte puntos estratégicos del conurbano en los que el Ministro de Seguridad de la Provincia Sergio Berni, por orden del gobernador Kicillof, concentra fuerzas de élite para “prevenir situaciones de alteración social”, es decir, para reprimir las lógicas protestas y reclamos que pueden surgir por los padecimientos de los sectores obreros y populares. Lo peor de todo es que la principal sede de las fuerzas represivas en el distrito es el Campo de Deportes de la UNQ, una situación en la que la gestión de la universidad autoriza, sin discusión alguna, la violación de la autonomía universitaria como correctamente denuncia la Agrupación En Clave Roja . Son esas fuerzas las que ya vimos actuar en la brutal represión a los obreros de Penta. Hace falta plata para salud y comida, no para represión! Que Berni y sus policías se vayan de la UNQ! Además esas instalaciones pueden usarse para instalar más camas para pacientes con síntomas leves.
Y a la saturación de policías, gendarmes y prefectos para reprimir a los que luchan hay que agregarle la presencia del Ejército, que llegó al distrito el 21 de marzo traído expresamente por la Intendenta camporista Mayra Mendoza, siguiendo la política de reconciliación con los genocidas impulsada por Alberto Fernández. La excusa fue el reparto de alimentos, una tarea que como ya dijimos vienen realizando docentes, estatales y otras organizaciones solidarias. Pero el ejército no solo está para repartir comida. Ya está desarrollando tareas de patrullaje por helicóptero en coordinación con las fuerzas de seguridad, es decir, están al borde de desarrollar tareas de seguridad interna. Se tienen que ir ya!
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Que La Cámpora le abra la puerta al Ejército está envalentonando a los sectores más de derecha. Y esto ya está trayendo consecuencias. Quilmes fue uno de los principales centros del cacerolazo del jueves 30 de abril contra las prisiones domiciliarias a los detenidos en grupos de riesgo por el COVID 19. Pero en otros barrios primó el silencio. O se eligió aplaudir a los médicos en un horario distinto a los cacerolazos de la derecha. Porque en Quilmes también empieza a tomar cuerpo otra realidad.
Quilmes de los trabajadores y de los jóvenes precarizados
Como decíamos más arriba uno de los epicentros de contagio fue el Frigorífico El Federal, donde las condiciones de trabajo, sin ningún resguardo de higiene y seguridad, habilitan la circulación del virus. Esas condiciones de trabajo se replican en todo el gremio, que tiene justamente sus principales empresas entre La Paz, La Matera y Bernal Oeste, es decir, la zona más afectada del distrito por el Covid 19. En esta industria y en todas las que están trabajando (cuestión que se ampliará en la próxima semana con la flexibilización de la cuarentena) los trabajadores tienen que poner en pie Comisiones de Higiene y Seguridad que velen porque se cumplan todas las condiciones necesarias para no poner su vida en riesgo y unir sus demandas con las necesidades de los barrios que circundan las empresas que, la mayor parte de las veces, son el lugar donde viven los obreros y los más afectados por la pandemia.
Otro de los sectores más expuestos es la juventud precarizada, ese nuevo sector de la clase obrera carente de los derechos laborales más elementales que desarrolla su trabajo en las peores condiciones, como es el caso de los pibes de los delivery. En este caso a la falta de elementos de protección ante el virus se suman la precariedad laboral y los brutales ritmos de trabajo que aumentan los riesgos de trabajar en las calles. La muerte de Franco Almada en Bernal, atropellado mientras repartía pedidos con su moto, es una prueba cabal de los que estamos diciendo. Junto a estos jóvenes están los que desempeñan sus tareas en las casas de comidas rápidas que fueron los primeros en sufrir las suspensiones y los recortes salariales acordados por las patronales y los sindicatos o los repositores de los hipermercados que son un verdadera “primera línea” frente al virus.
Además están los sectores que se quedaron sin trabajo o perciben solo un porcentaje. Los jóvenes trabajadores no pueden ser “sacrificados” en la pandemia, ni sus condiciones de explotación deben perpetuarse. Tienen que avanzar ya en organizarse para hacerse oir. La bronca contra estos abusos y la lucha por justicia para Franco está movilizando a estos nuevos sectores de trabajadores que además comienzan a plegarse también a los paros internacionales de trabajadores de apps. Exigimos justicia para Franco! Basta de precarización laboral!
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Volviendo a los frigoríficos, a pocas cuadras de El Federal se encuentra Penta donde los trabajadores vienen llevando adelante una lucha de más de dos meses contra el chantaje de la patronal que impuso un lock out sin mediar crisis alguna y que a pesar de las conciliaciones obligatorias dictadas por el Ministerio de Trabajo se mantiene ante la inacción de los gobiernos municipal, provincial y nacional que sí fueron activos para reprimir a los obreros con la infantería. Basta de complicidad oficial.
Las luchas de Penta y de los jóvenes precarizados no son las únicas que atraviesan el distrito. También los municipales de ATE vienen peleando contra los despidos y por salarios y los obreros de Ansabo por terminar de poner en marcha su fuente de trabajo. En la empresa Rowing, tercerizada de EDESUR se multiplican los despidos. Asimismo la situación económica de la Provincia puede poner en riesgo en poco tiempo el pago de salarios de docentes y estatales así como el de las jubilaciones por la llamada “armonización” del IPS con el ANSES, todo esto acompañado por el silencio cómplice de los sindicatos del sector. Y ya las patronales usan el acuerdo infame que hicieron con las burocracias y el gobierno para rebajar los salarios.
Hace falta unir todas las luchas para que los trabajadores no paguemos con despidos, suspensiones, flexibilización laboral y rebajas salariales los platos rotos de la crisis. Hace falta unir las luchas para acabar con la flexibilización laboral en la juventud. También para luchar por todas las medidas necesarias para que el pueblo trabajador no pague con vidas años de ajuste en el sistema de salud. Y no es imposible. Ya tenemos un antecedente en el distrito con la Coordinadora que se conformó en Ansabo a fínes del año pasado. Esta unidad también debería incluir a los trabajadores desocupados con sus reclamos por alimentos y aumento en los planes, a los estudiantes, muchos de ellos a la vez trabajadores precarizados, que quieren poner su esfuerzo en la lucha contra el coronavirus y proponen la centralización del sistema de salud.
La Izquierda Diario, como puede verse en esta nota, viene desarrollando un enorme trabajo cubriendo todas las situaciones y conflictos que venimos describiendo, en varias oportunidades con compañeros que se suman como corresponsales desde los lugares y trabajo y desde los barrios. Hay que multiplicar las redes de corresponsales para que todos nuestros reclamos se conozcan!
Desde el PTS en el FIT Unidad venimos participando de todas estas luchas, convencidos de que ante la catástrofe sanitaria, económica, política y social que nos amenaza solo la clase obrera puede dar una salida favorable al conjunto del pueblo trabajador. En las próximas semanas se espera un aumento en los casos, en las próximas semanas decenas de miles volverán a trabajar en las condiciones que venimos denunciando. Tenemos que dar una respuesta. La lucha es ahora! Te invitamos a sumarte. Hace falta una herramienta fuerte para que los trabajadores, las mujeres y la juventud nos paguemos con vidas y miseria esta crisis que no generamos.
Seguí Escenario bonaerense, la columna de Walter Moretti en La Izquierda Diario
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Carla Lacorte
Carla Lacorte nació el 4 de enero de 1971 en la Ciudad de Buenos Aires. Su padre Miguel Angel murió fusilado en el Estadio Nacional de Chile en septiembre de 1973 tras ser detenido mientras resistía el golpe de Pinochet en el Cordón Industrial de Vicuña Mackenna. Junto a su madre, que escapaba de la represión del Proceso, se radicó en Quilmes. A la salida de la dictadura tuvo una activa participación en el centro de estudiantes del Colegio Nacional de esa ciudad. Integra el Centro de Profesionales por los Derechos Humanos y milita en el PTS desde el año 2000. Estudiaba Ciencias Veterinarias hasta (...)