Ancestral conflicto mantiene al rojo vivo tensiones entre países. Fueron aproximadamente 288.000 personas las que solicitaron la residencia dominicana, de las cuales sólo 25.000 han recibido papeles para quedarse en el país y trabajar. Aunque no existen cifras oficiales, se estima una alarmante cifra de más de 188.000 personas de origen haitiano en situación apátrida.
Miércoles 19 de agosto de 2015
Después de las visitas a ambos países e informes rendidos por la Organización de Estados Americanos (OEA) el pasado mes de julio, las tensiones políticas entre República Dominicana y Haití continúan. Las distintas declaraciones del actual secretario general de la OEA, Luis Almagro, quien dio cuenta del trabajo elaborado por los miembros de esa misión en entrevistar a autoridades gubernamentales, población, empresarios, así como a representantes e involucrados del Plan de Regularización de Extranjeros indocumentados (implementado por el gobierno dominicano desde 2013 y cuyo plazo venció el pasado 17 de junio) sólo ha dado como resultado una serie de recomendaciones que no van más allá de una declaratoria donde se hace énfasis en la urgencia por alcanzar el diálogo entre ambas partes para dar una supuesta salida al conflicto.
La complejidad se acrecentó luego de las declaraciones hechas tanto por el canciller haitiano, Lener Renauld, como por el embajador de República Dominicana, Pedro Vergés, dadas las posiciones que han sostenido ambos países sobre las políticas migratorias, ante el Consejo Permanente de la OEA.
Distintos medios de comunicación y organizaciones internacionales abordaron lo ríspido del intercambio entre los representantes, donde Renauld por una parte, hacía el llamado a la comunidad internacional a intervenir en la crisis, para evitar una “catástrofe humanitaria”, mientras que por otra, Vergés rechazaba todo intento de “obstaculizar el ejercicio de la soberanía de República Dominicana y su capacidad de autonomía como nación”. Esto mientras quienes sufren las consecuencias son cientos de miles de trabajadores y sectores populares provenientes de Haití.
Este hecho hizo que el Grupo de Trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes de las Naciones Unidas, exhortara al gobierno de República Dominicana a “tomar medidas para impedir las deportaciones arbitrarias y adoptar los mecanismos pertinentes para atender las acusaciones de racismo durante las deportaciones de personas de origen haitiano”. La respuesta de las autoridades dominicanas fue, que la “salida de sectores de haitianos” se ha presentado de manera “voluntaria”. Sin embargo, distintas organizaciones sociales, medios de comunicación y la opinión internacional lo han desmentido.
Indignación, represión y zozobra, así se vive en la frontera
Después del vencimiento para regularizar la situación de miles de personas de origen haitiano, ha sido evidente el crecimiento de campamentos improvisados en la frontera entre Haití y República Dominicana, en los que cientos de familias de trabajadores viven sin servicios esenciales como agua, electricidad, drenaje, etc., bajo la mirada de fuerzas armadas y de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) que actualmente supervisa el flujo de migrantes.
Los aires que se respiran en el río fronterizo le hacen honor a su nombre. El llamado río Dejabón o “río Masacre” nuevamente es escenario del calvario para los haitianos, en donde se recuerda a diario las condiciones en las que vivieron miles, tras el terremoto que sacudió a la isla en 2010, pero también en donde fueran asesinados 20.000 haitianos en 1937, bajo la dictadura de Rafael Trujillo.
En días recientes, algunos medios como la BBC se han dado a la tarea de documentar tal situación con entrevistas y testimonios que a todas luces desmienten las declaraciones de las autoridades dominicanas. Viven bajo la incertidumbre de la deportación, pero antes habían sido sometidos a actos de violencia aun cuando en algunos casos las personas cuentan con visas de trabajo.
Surgen protestas
No sólo Haití ha sido lugar para las movilizaciones que denuncian esta situación de repatriación. También las denuncias se han escuchado en voz de distintas organizaciones sociales y de derechos humanos a nivel internacional. Así, el pasado 14 de agosto la Coalición para los Derechos Humanos en la República Dominicana, difundió la convocatoria de caminata en Nueva York para decir: “¡no a la repatriación de las familias haitianas!”
Las declaraciones de dicha organización hacen manifiesto su rechazo y la alerta sobre la política de xenofobia y racismo por parte de las autoridades dominicanas hacía migrantes y trabajadores haitianos.
Salen a relucir conflictos pasados
Mientras en Haití se vive una tensión de política interna por los pasados comicios electorales, en donde se denunció saqueo de urnas y “actos violentos”, la tensión diplomática entre los países no hace más que agravarse.
Se suma ahora la última declaración del titular del Tribunal Constitucional, el dominicano Milton Ray Guevara, quien hizo críticas a la OEA por el papel desempeñado hasta el momento. Añadiendo que: “En vez de presionar al país para que no aplique sus normas migratorias conforme a sus leyes y convenciones internacionales. Es tiempo de que la OEA pida perdón al pueblo dominicano por la cobertura que dio a la intervención norteamericana de 1965”, dijo el titular en una conferencia.
Lo que con certeza se ha podido ver hasta ahora, ha sido tanto la ola de oscilaciones diplomáticas entre países, así como las contradicciones de los gobiernos que se mantienen en la isla.
Cierto es que históricamente han sido los haitianos quienes han ocupado el mayor porcentaje de extranjeros o migrantes en República Dominicana, pero a su paso han sido vidas enteras de millones de haitianos que se han dejado trabajando en dicho país. Nadie les ha regalado nada. Son ellos los que ocupan los más extenuantes trabajos como cañeros en los bateyes, como empleados en los complejos hoteleros o como servidumbre. Ante eso, es fundamental luchar contra el cierre de fronteras y la repatriación de los refugiados, y exigir plenos derechos para los migrantes haitianos en República Dominicana.
Con información de El País /Haití Libre /BBC /Alter Presse