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Rebeldía de necesidad y urgencia para preparar la contraofensiva

Brenda Hamilton

Segundo Asse

Marcoprile

Rebeldía de necesidad y urgencia para preparar la contraofensiva

Brenda Hamilton

Segundo Asse

Ideas de Izquierda

Frente al mega DNU y la "ley ómnibus" de Milei, que representa un ataque directo a las mayorías trabajadoras, presentamos una primera reflexión que surge a partir del intercambio entre los miembros del comité editorial de Armas de la Crítica y la dirección nacional de la Juventud del PTS.

El paro nacional con movilización convocado por la CGT para el 24 de enero puede ser el comienzo de la contraofensiva al “plan motosierra” del nuevo gobierno. Los jóvenes además de ser parte de organizar esta jornada de lucha, tenemos que prepararla para que sea masiva, de manera tal que sea un primer paso para derrotar el plan de guerra contra las mayorías populares que están llevando adelante Milei y los empresarios. Todos los sectores afectados por los ataques, los que trabajamos, estemos precarizados o no, los estudiantes, las mujeres, la diversidad sexual, el movimiento ambientalista y la cultura, tenemos que unirnos y rebelarnos. Ante esto nos preguntamos: ¿De qué manera puede cada sector dar una respuesta al plan de guerra del gobierno? ¿Cómo nos preparamos desde la izquierda para darle cada vez más fuerza a estas peleas?

Milei se ganó el paro nacional más rápido de la historia: nunca antes la CGT convocó a una medida así a días de que asuma un nuevo gobierno. Esto tiene que ver con la magnitud de los ataques, pero sobre todo, con la bronca y el descontento popular desde abajo que se expresó en las últimas dos semanas, en las calles y en amplios sectores que aún no se movilizaron pero que hacen escuchar en las redes y en las charlas de los laburos su bronca ante las medidas.

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El objetivo de los ataques es sacarle derechos a la clase trabajadora y los sectores populares, retrocediendo en cada conquista del feminismo, el ambientalismo, la salud mental, o la cultura, todo para beneficiar a sectores específicos del empresariado, como deja clarísimo la Ley Ómnibus. Además, buscan prohibir el derecho a la protesta, con una avanzada represiva, sumando reformas autoritarias (lo que llamamos métodos bonapartistas, como se explica en esta nota) donde se llega a plantear la prohibición absurda de realizar reuniones de tres o más personas. Es esclavitud para nosotros y libertad para ellos, para que ganen como nunca y hagan lo que quieran.

Pero el paro también tiene mucho que ver con las respuestas que hubo a los ataques, la rebeldía que se empezó a sentir y no esperó a la CGT. La marcha del 20 de diciembre, convocada desde distintos sectores con un fuerte peso de la izquierda, los cacerolazos autoconvocados dónde se canta y hay banderas que dicen “¡Paro general!”, asambleas en muchos de lugares de trabajo y en los barrios, fueron las primeras reacciones que contagiaron ganas de pelearla. Fue esta respuesta la que llamó a la CGT al paro general y no al revés. Se mostraron las ganas de luchar, y empezó a romperse la pasividad.

Milei pensó que podía avanzar con todo e imponer un ”monólogo”, pero como dijo Fernando Rosso, ahora hay un “diálogo”. El paro del 24 es una oportunidad para que la resistencia pegue un salto. Nuestro objetivo es que los jóvenes le demos a esta un tono mucho más rebelde y radical.

Posibles respuestas de la juventud

La juventud en Argentina viene de importantes luchas en los últimos años. Las pibas pusimos en pie uno de los movimientos feministas más importantes del mundo y conquistamos el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Los estudiantes junto a nuestros docentes defendimos la educación pública contra Macri, como lo hizo una generación anterior contra Menem, que quiso privatizarla en los 90´. Si sigue siendo pública, fue gracias a las luchas que dio la comunidad educativa, y cuya tradición hay que recuperar. Los ambientalistas venimos de pararle la mano a empresarios y gobiernos, como en Mendoza, Chubut, y Mar del Plata. Uno de los motores de la gran rebelión jujeña fue la lucha contra el extractivismo y en defensa de los bienes comunes naturales. También nos plantamos por los derechos humanos y contra la represión. A Santiago Maldonado, Rafael Nahuel, y Facundo Castro, los volvimos banderas que levantamos en cada pelea en defensa de las libertades democráticas. Todo esto lo hicimos en las calles. Para estas luchas contamos con valiosas tradiciones de las generaciones pasadas, la de la unidad obrero estudiantil del Cordobazo y la experiencia de los años 60´ y 70´.

Hay una necesidad y urgencia de que los jóvenes seamos parte de derrotar los planes de Milei. Pero hoy, si bien somos parte de algunas de las primeras respuestas contra los ataques, por ejemplo en los cacerolazos, o apoyando distintos conflictos como los despidos en el Estado o las amenazas de vaciamiento del CONICET (en donde trabajan muchos jóvenes), todavía no entramos en escena. La pasividad de las federaciones universitarias y centros de estudiantes dirigidos por el kirchnerismo (ni hablar de la Franja Morada, que sacó un tímido comunicadoque expresa la contradicción en la que están envueltos al haber quedado en una supuesta oposición al gobierno), que no han convocado a ninguna acción de lucha ni espacio de organización, va en contra de esto. ¿Cómo podemos sumar a cada jóven trabajador, estudiante, feminista, ambientalista, o artista que conozamos a que sea parte de darle fuerza a la contraofensiva?

¿Qué rol podemos jugar los y las estudiantes?

Es una posibilidad importante que la vuelta a clases sea con conflictos: Milei congeló el presupuesto educativo, es decir que para el 2024 la educación va a recibir la misma plata que en 2023, con una inflación por encima del 200%. Así solo alcanzaría para pagar los sueldos docentes los primeros 6 meses del año, hasta junio. Ni hablar que haya una beca para los apuntes, para viajar o comer. Además pretenden que los extranjeros sin residencia tengan que pagar sus estudios, entre más ajustes. Nunca hubo un ataque a la educación pública que no tuviera una fuerte respuesta del movimiento estudiantil, es por eso que como dice Laura Liff en esta nota: “nuestra hipótesis es que, frente a la ofensiva derechista del gobierno, el ajuste presupuestario y en defensa de los derechos democráticos que están siendo cercenados, podrá resurgir el movimiento estudiantil como una fuerte oposición”. Pero no podemos esperar a la vuelta a clases.

Hoy los estudiantes podemos ser parte de poner en pie asambleas por ciudad o barrio, para que todo el que quiera pueda ser parte de la preparación del paro activo. Experiencias así se viven en distintos lugares. A partir de los cacerolazos se arman grupos de WhatsApp, donde circula información, distintas convocatorias de lucha, y se organizan asambleas para discutir cómo seguir. Además de sumar a estas asambleas a nuestros amigos, compañeros de cursada o de trabajo, podemos ayudar a difundirlas en nuestras redes. Todos los que estamos en movidas sociales, deportivas o culturales, podemos poner nuestra creatividad al servicio de potenciar estos espacios, y explicar por qué hay que estar en las calles el 24. Además, salir ese día implica defender el derecho a la movilización contra el protocolo de Bullrich. Ya en el área de la cultura, que se ve completamente amenazada por la ley Ómnibus, se está desarrollando a nivel nacional un fenómeno de organización que incluye artistas, comunicadores, estudiantes y trabajadores de la cultura, de la que somos parte e impulsores activos, que se organizan en asambleas y comunidades, con cientos de participantes.

Pero hay una lucha puntual que a los estudiantes nos toca muy de cerca, y que es sintomática de lo que puede pasar en las universidades, la de los trabajadores del CONICETy becarios de todo el país. Se vienen organizando en defensa de sus trabajos, de la ciencia, la investigación, y contra el plan de guerra de conjunto, en asambleas que fueron creciendo. Primero virtuales, después presenciales. En ellas se votó la coordinación y solidaridad con otros conflictos, se impulsaron acciones de lucha, la participación en la marcha del 20 de diciembre, y fueron parte de la exigencia de paro general. Así, sumaron cada vez más compañeros. Ahora quieren impulsar asambleas regionales, que confluyan en una gran asamblea nacional, de cara al 24. Este es el camino a seguir para que empiece nuestra contraofensiva.

Es un problema es que nuestros centros de estudiantes, muchos dirigidos por el peronismo y el radicalismo, no hayan convocado al estudiantado a rodear de solidaridad y apoyo a esta, ni ninguna otra pelea. Si queremos derrotar los planes de Milei, hay que unir a todos los sectores. Por eso desde la izquierda, los centros de estudiantes que dirigimos y secretarías, hemos acompañado cada conflicto, llamando a los centros a que se termine la pasividad y que convoquen al estudiantado a participar masivamente del paro nacional. Como por ejemplo en la asamblea autoconvocada en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, donde la conducción kirchnerista del centro de estudiantes se retiró de la instancia ante la exigencia de los estudiantes de que se pongan al frente de la lucha.

Con la fuerza de las pibas

Con los nuevos ataques, las mujeres que supimos ser marea, queremos recuperar nuestro protagonismo en las calles y en las luchas, porque somos las primeras afectadas ante las crisis. Las feministas socialistas de Pan y Rosas, junto a nuestras compañeras Myriam Bregman y Andrea D’atri, y cientos de luchadoras en barrios, escuelas, facultades, terciarios y lugares de trabajo, queremos colaborar para volver a poner el movimiento de mujeres de pie.

El gobierno con la ley ómnibus quiere quitarnos las conquistas que tuvimos con nuestra lucha. Cambia la violencia de género por "violencia familiar", las personas gestantes por “mujeres embarazadas”, invisibilizando a las personas trans, habla de “cuidar al niño desde la concepcion”, que es un ataque a nuestro derecho al aborto. Con un plan de ajuste que golpea más fuerte a las mujeres trabajadoras. Las feministas socialistas decimos que no hay “mujeres” por un lado y “trabajadoras” por otro, por eso tenemos que unir todos los reclamos. Para darle peso a esta perspectiva en el movimiento de mujeres y de la diversidad sexual, estamos impulsando charlas, talleres y festivales de Pan y Rosas en todo el país.

Todas tenemos que tomar en nuestras manos el paro, para derrotar el plan de Milei. Para esto podemos impulsar comisiones de mujeres en los lugares de trabajo, escuelas y universidades, y en las asambleas barriales que nombramos más arriba. En esas asambleas, muchas de las que participamos, además de estudiantes, somos trabajadoras de la salud, docentes y estatales. Desde las escuelas se puede impulsar la solidaridad, y que se abran las puertas para seguir alimentando familias durante el verano, o llevar adelante fondos de lucha y apoyo activo a las estatales que son las primeras atacadas con despidos, como en el Ministerio de la Mujer. Desde estos lugares se puede involucrar a las más jóvenes, las secundarias, e impulsar que participen organizaciones feministas, mientras que las trabajadoras de la salud y la educación, que tienen mucha relación con los barrios donde trabajan, pueden jugar un rol clave en sumar nuevas familias a la organización.

No es casualidad que el feminismo y la diversidad sexual seamos de las principales enemigas de los libertarios, que representan una reacción patriarcal a nuestras luchas, porque cuestionamos la desigualdad de género y las raíces de este sistema capitalista y patriarcal. Desigualdad que Milei quiere negar, porque le sirve a los empresarios para explotarnos y sacar más ganancia, argumentos contra los que tenemos que combatir. Las pibas fuimos las primeras en enfrentar a los llamados “libertarios”: las más chicas empezamos en los colegios, pero también en las universidades y las calles, plantandonos contra sus discursos machistas.

Históricamente en Argentina, las mujeres hemos jugado muchas veces un rol de vanguardia en los momentos de crisis y resistencia, porque somos las más afectadas por los ataques, pero también las primeras en rebelarnos y organizar la resistencia. También somos una contratendencia al individualismo que promueve la derecha, un movimiento que teje fuertes lazos colectivos de confianza en nuestras propias fuerzas: “Si tocan a una nos tocan a todas” y “Me cuidan mis amigas, no la policía”. Una vez más estamos llamadas a jugar ese rol de avanzada junto quienes quieran enfrentar y derrotar el mazazo de Milei.

Una salida colectiva

Como señala Fredy Lizarrague, de cara al paro “un desafío especial es organizar la bronca en aquellas zonas de las grandes ciudades donde tiene mucho peso el trabajo informal y hay poca organización sindical, donde la derecha logró hacer pie pero hay numerosos sectores que son los más castigados por el ajuste”. Como decíamos más arriba algunas encuestas sugieren que la imagen de Milei está cayendo rápido, parece que incluso entre sus votantes. El reclamo de que “al final la casta éramos nosotros” se empieza a escuchar cada vez más.

Sentir el ajuste en carne propia seguro haga que un sector que confió en Milei rompa más temprano que tarde, pero los liberales han logrado instalar sentidos comunes de derecha, a través de las redes, como que “No hay plata”, “El progreso depende del esfuerzo individual”, o “El que quiere, puede”. Desde la izquierda debemos dar una pelea mucho más fuerte que la que venimos dando en este terreno, contra esos sentidos comunes, y para instalar otros, aunque hemos dado primeros pasos, que le han molestado mucho a los liberales. Como Nico Sovietico], con cientos de miles de reproducciones en Tik Tok, este de cuando asumió Milei, que explica cómo las mujeres le van a hacer frente, este de cuando un liberal se enojó porque a su hermano le daban a Marx en una carrera de la UNLP, o este de pibas secundarias que responden varias de las mentiras de los fachos. Esto es importante, y queremos darle mucho más peso, haciendo parte a miles de jóvenes que ven que tenemos que tener más peso en las redes sociales, para que demos esa lucha juntos.

Para los que laburamos en negro, y no tenemos ni sindicato, una forma de empezar a organizarnos fue en los centros culturales que impulsamos desde el PTS y nuestras agrupaciónes. Tener un lugar donde poder hacer nuestro arte, y charlar de todo. Ahí uno se da cuenta que los problemas no son individuales, que las cosas no te pasan a vos solo, y lo colectivo llega. En Buenos Aires, para que esto le llegue a más pibes, armamos una radio, Tiempo Libre. Organizamos batallas de rap, movidas de hip hop, entrevistas con artistas, pero también discutimos como los empresarios y sus gobiernos nos cagan, y que para defender nuestros derechos la salida es colectiva, esa idea hay que hacer llegar. Por eso es importante que se armen las asambleas en cada barrio, para tener un lugar donde discutir entre todos los sectores como hacer que el paro sea masivo, y organizarnos en común, porque tenemos el mismo enemigo.

La batalla por otros sentidos comunes

Para pelear contra los sentidos comunes de derecha, hay que tener los mejores argumentos. Hay que darle bola a esto, hay que formarse, estudiar. Los liberales le dan mucho peso a la llamada “batalla cultural”, nos estudian a nosotros para ver como contestarnos. Tenemos que hacer lo mismo, y mejor. Cuando dicen que “No hay plata” para justificar el ajuste, hay que explicar, como hicimos con la campaña de la Izquierda Diario, que “Si hay plata, la tienen los empresarios”. Y mostrar que mientras nosotros estamos peor, los empresarios ganan como nunca, que cada medida de Milei beneficia a uno en particular, mientras al pueblo lo revientan.

Cuando hablan de que el progreso depende del esfuerzo individual, o usan la frase “el que quiere, puede”, para responsabilizar a cada persona de su situación económica, hay que explicar que la desigualdad es un problema social. Porque los trabajadores sólo somos dueños de nuestra fuerza de trabajo, nuestra única libertad es venderla a cambio de un salario, o morirnos de hambre. Y los salarios solo son una porción de la riqueza que generamos, por eso se popularizó la frase “con el sueldo de un día me compro 2 pizzas, y en el día entrego más de 50”. Y la mayoría de la riqueza que generamos se la apropian los empresarios, que son los dueños de todo, las fábricas, los transportes, las comunicaciones, etc. Por eso se enriquecen mientras nosotros somos cada vez más pobres. Decir que el que quiere puede cambiar su situación social, haciendo como si esta desigualdad estructural no existiera, es para instalar sentidos comunes que le quiten la responsabilidad por la crisis a los capitalistas. Ideas como estas hay muchísimas, sobre la inflación, los planes sociales, la dolarización, todas al servicio de las clases dominantes. Qué son los sentidos comunes que tenemos que combatir.

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Al servicio de pensar este combate y los mejores argumentos contra las ideas de los liberales está la revista juvenil Armas de la Crítica, que ya lleva 4 años y 52 números, pero también la radio Tiempo Libre, la Izquierda Diario, el semanario Ideas de Izquierda, y los libros de Ediciones IPS. Para discutir contra los liberales, pero también para defender las ideas del anticapitalismo y el socialismo.

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Sobre esto vamos a seguir profundizando, pero abrimos una pregunta. ¿Si las luchas contra Milei dan un salto, y entramos los jóvenes con la rebeldía que sabemos tener, nuevos sectores pueden abrazar las ideas de la izquierda? Es algo que está por verse, pero es otra apuesta que queremos hacer.

La re vemos, un verano rebelde

En este momento crucial, el paro emerge como la primera línea de resistencia ante el avance del "plan motosierra" de Milei. Ni decretos, leyes, ajustes, despidos, ni tarifazos pueden doblegarnos. Esto lo debemos hacer sin depositar confianza en la CGT. Los dirigentes sindicales son los mismos que durante el menemismo dejaron pasar las leyes de privatizaciones y flexibilización laboral a cambio de mantener el manejo de las Obras Sociales. Debemos apostar a crear un masivo polo independiente que exprese los sectores combativos y de izquierda.

También creemos que la resistencia no debe ceder al corporativismo, es decir, que cada sector luche solo por lo suyo y ya. El objetivo debe ser tirar el plan de conjunto. Mientras el gobierno y los empresarios especulan con una estrategia desmovilizadora en los meses de verano, debemos desafiar la normalidad y exigir que la crisis la paguen los empresarios, el capital financiero y el FMI, responsables de deudas que resultaron una estafa para financiar la fuga de capitales.

Este no será un verano convencional; la preparación del paro con movilización del 24 de enero demanda nuestra máxima audacia para organizar reuniones, volanteadas, pintadas, jornadas de debate y coordinación. Estos son momentos para unir las fuerzas entre estudiantes, mujeres, la diversidad sexual y jóvenes para defender los derechos del pueblo trabajador y poner fin a la voracidad de los grandes empresarios.


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Brenda Hamilton

Profesora de Historia (UBA). Integrante del Comité Editorial del suplemento Armas de la Crítica.
Profesora de historia (UBA). Miembro del comité editorial del suplemento Armas de la Crítica.

Segundo Asse

Estudiante de Sociologia - UNLP
Estudiante de Sociología UNLP